Para tener una Fórmula 1 de gran calidad, hacen falta grandes equipos que cuenten con espléndidos pilotos y que la competición se desarrolle en magníficas instalaciones. Los pilotos son decisivos a la hora de coordinar el trabajo de sus equipos y de los suministradores de los componentes de los automóviles.

Si nos centramos en los neumáticos, cierto es que los pilotos son sus usuarios finales y que su opinión es importante para mejorar sus prestaciones; ahora bien, quienes entienden mejor sobre su fabricación son los especialistas en los materiales que los componen y en el comportamiento de los neumáticos en las distintas condiciones en que se celebra la competición.

Paralelismo hay con nuestro sistema sanitario, uno de los mejores del mundo, sino el mejor: tenemos grandes equipos liderados por espléndidos médicos, que desarrollan su trabajo en magníficos centros sanitarios. Traigo a colación esta breve comparación entre la Fórmula 1 y nuestro Sistema Nacional de Salud a raíz de la próxima constitución de la Comisión Nacional de la especialidad de Genética Clínica.

Los médicos son los usuarios finales del trabajo de los especialistas, en este caso, de Genética Clínica, y por tanto, necesitan los mejores genetistas a su servicio, que en definitiva es el servicio a los usuarios del Sistema Nacional de Salud.

Por otra parte, debido a su formación académica universitaria en la materia, los biólogos son los profesionales mejor y más formados en la misma; este hecho explica porque los biólogos conformamos el colectivo profesional ampliamente mayoritario en este campo sanitario, representando entre un 70 a 75 % del total de genetistas clínicos.

Estamos convencidos de que la Administración responsable de la constitución de la Comisión Nacional de la especialidad de Genética Clínica ponderará la realidad profesional del sector a la hora de constituirla, salvando en todo caso el carácter interprofesional de la Genética Clínica, o sea, teniendo en cuenta que en dicha comisión también debe haber representación de médicos, farmacéuticos y químicos.

El problema de ponderar la citada representación en su justa medida, se agrava por el insuficiente alcance del Real Decreto 640/2014, de 25 de julio, por el que se regula el Registro Estatal de profesionales sanitarios. Califico de “insuficiente” su alcance, ya que su artículo 4 excluye del registro los profesionales que desarrollan su actividad en la Sanidad, entre ellos los genetistas clínicos, ya que muchos de ellos incumplen los requisitos de la LOPS, aunque sí cumplían los requisitos de la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad.

Cuando una realidad, en este caso los profesionales que trabajan en Genética Clínica, es cualificada de “sanitaria” en el marco de una ley, la de 1986, y deja de serlo en el marco de otra ley, la de 2003, es que algo no acaba de funcionar bien.
Las leyes están para regular y ordenar la realidad, no para ocultarla, enmascararla o enturbiarla.

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