Permite controlar el campo eléctrico de una forma altamente precisa y eficiente



21 mar. 2011 17:49H
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Fernado Seijo, del equipo de neurocirugía funcional del HUCA.

Redacción. Oviedo
Especialistas del equipo de neurocirugía funcional del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), dirigidos por Fernando Seijo, han sido los primeros en implantar en España un nuevo sistema de Estimulación Cerebral Profunda (DBS, en sus siglas en inglés) para tratar a pacientes con la enfermedad de parkinson.

El sistema es un innovador dispositivo de neuroestimulación diseñado para enviar impulsos eléctricos a zonas específicas del cerebro según las necesidades del paciente. Las características propias de de esta nueva tecnología podrían significar un importante paso hacia delante en la terapia, ya que proporcionan una forma más avanzada, centrada y adaptable de Estimulación Cerebral Profunda. Gracias a este único sistema de DBS, la electricidad aplicada se podrá focalizar y ajustar a diferentes estructuras cerebrales, pudiendo controlar el campo eléctrico de una forma altamente precisa y eficiente.

Otra de las ventajas es la reducción del coste sanitario, ya que la batería de este nuevo sistema ofrece una estimación de duración superior a los sistemas convencionales disminuyendo las cirugías de recambio a lo largo de la vida del paciente y el número de neuroestimuladores. Esto se añade al hecho que los pacientes con Parkinson pueden ver reducida la medicación requerida para controlar su enfermedad con este tipo de terapia.

La enfermedad de parkinson es un trastorno neurodegenerativo progresivo que afecta a 2 millones de europeos y de 7 a 10 millones de personas en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Fundación de la Enfermedad de Parkinson. La Estimulación Cerebral Profunda trabaja mediante la estimulación eléctrica de las estructuras del cerebro responsables de controlar el movimiento y las funciones musculares, el Núcleo Subtalámico (STN) o el Globo Pálido interno (GPi). Un electrodo con ocho polos minúsculos se implanta quirúrgicamente en el cerebro y es conectado mediante una extensión que va por debajo de la piel a un neuroestimulador implantado en el pecho o en el abdomen del paciente.

Poco tiempo después de la cirugía el paciente vuelve a ver a su médico para empezar con la programación inicial del neuroestimulador; de esta forma, se optimiza el control de los síntomas de la enfermedad para minimizar los efectos secundarios.

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