Reconoce que la mayor



11 ene. 2012 16:07H
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Ricardo López / Óscar López Alba / Imagen: Diego S. Villasante / Adrián Conde
Con la experiencia que dan cuatro años como consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid (1999-2003), José Ignacio Echániz, médico y político, asumía en julio pasado el difícil reto de dirigir la Sanidad y los Asuntos Sociales en Castilla-La Mancha, donde se ha encontrado con un grave problema de liquidez en las cuentas del departamento, herencia del Ejecutivo anterior, tal y como él mismo denuncia. Aunque el escollo económico es grande, mira hacia el horizonte con ganas de hacer transformación, como la idea pionera en nuestro país de establecer áreas sociosanitarias que acompañen al paciente durante todo su paso por el sistema.

José Ignacio Echániz en la sede del Grupo Sanitaria 2000.

¿Cómo ha visto el nombramiento de Ana Mato como ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad?

Sorpresa en la medida en que la mayor parte de los augurios podían hacer presagiar que iba a ser Ana Pastor, que sin duda hubiera sido una gran responsable del departamento. Pero no sorpresa porque el perfil de Ana Mato no sea el adecuado. Yo tengo la suerte de conocer a Ana Mato desde hace casi 30 años, cuando llegó al Gobierno de José María Aznar en Castilla y León, y he seguido su trayectoria de una forma muy personal, desde la amistad, y creo que tiene una trayectoria política impecable en todos los órdenes y siempre ha estado muy cerca del sector sociosanitario, del que ha sido impulsora durante muchos años en el seno del Partido Popular. Es un área que conoce bien, no es una novata en esta materia.

Ha habido cambio de Gobierno tras las elecciones de noviembre, muchos cambios en mayo también después de los comicios autonómicos, y el Consejo Interterritorial va a ser de clara mayoría del Partido Popular, ¿cómo ve esta circunstancia?

El hecho de que haya una sintonía programática para abordar la gestión de la sanidad en todas las comunidades autónomas, con una buena coordinación con el ámbito nacional, yo creo que va a ser muy positivo. El hecho de que al frente del Ministerio haya una persona de la capacidad de coordinación y diálogo como es Ana Mato es también otro elemento muy satisfactorio. Mantener esa homogeneidad va a ser un factor importante para ir más deprisa en los cambios que debemos abordar.

¿Cuáles son esos temas que debe abordar el Interterritorial con más urgencia?

Hay muchos temas encima de la mesa. Desgraciadamente son muchas las cuestiones que han estado ralentizadas, si no paradas durante los últimos ocho años, y que hay que retomar de urgencia. En los últimos años se han producido muchos cambios en la sanidad, pero hay algunos temas que me he vuelto a encontrar en la misma situación al volver a una responsabilidad como consejero. Posiblemente el más significativo es el de la financiación. Tenemos un gasto sanitario muy importante y hay una grave caída de los ingresos que conforman la asistencia sanitaria y social, como el IRPF o el IVA. Es indispensable que en el tiempo que comienza seamos capaces de establecer un nuevo sistema de financiación para las comunidades autónomas, que permita coordinar a los territorios de una forma más eficaz y que también diseñemos un modelo de consenso que sea estable y que haga al SNS sostenible.

¿Qué le parece la designación de Mato como ministra?

¿Es partidario del copago?

¿Cómo se puede encontrar el equilibrio entre el déficit de financiación y el mal momento económico que atravesamos?

En España desde hace más de 20 años se viene diciendo que hay que aumentar el peso de la sanidad en el Producto Interior Bruto (PIB) nacional, y de hecho se ha ido haciendo. Ese peso se va a aumentar de forma virtual en los próximos años debido a la crisis económica. Hay discursos muy delicados, como el del expresidente del Gobierno, Felipe González, que pide más dinero para la sanidad. Lo siguiente que debe poner sobre la mesa es de dónde se saca ese dinero y de dónde se quita, porque endeudarnos no podemos hacerlo. Discursos así son irresponsables, porque no va a haber más dinero. Lo que hay que hacer es gastar mejor lo que tenemos.

El Estado del Bienestar no es solo sanidad, es también educación, dependencia, pensiones, prestaciones para el desempleo, etc. Y si queremos garantizarlo, en el futuro debemos crear empleo. El empleo es la clave de todo, la respuesta a todo. Con empleo hay más gente que tributa, y por lo tanto entra más dinero en la financiación. Sin empleo no hay Estado de Bienestar. Con cinco millones de parados se han desplomado los ingresos con los que los consejeros de Sanidad y la ministra hacen sus cuentas, y sus pagos, y proveen los servicios. El empleo va a ser una prioridad del Gobierno de Mariano Rajoy, que ya trabaja en una profunda reforma laboral. También comprometen la financiación la caída de la natalidad y el envejecimiento poblacional.

Hemos visto estos días en Portugal que han apostado por aumentar el copago en ciertos servicios sanitarios y en Cataluña lo han hecho con la receta farmacéutica. ¿Cree que la situación es tan grave como para recurrir a esta fórmula?

Todos los sistemas de financiación tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Lo que sí que puedo asegurar es que si en España en algún momento se pone en marcha una iniciativa como el copago, no partiría de los responsables sanitarios, sino de los económicos, como un mal menor ante la incapacidad de financiar un sistema sanitario bueno como el que tenemos.

Yo he tenido que tomar decisiones delicadas en los últimos meses en materia sanitaria en Castilla-La Mancha en capítulos como inversiones o recursos humanos, ante una situación kafkiana desde el punto de vista económico. Nos hemos encontrado un déficit brutal, con el presupuesto gastado casi por completo a mitad del ejercicio. Como es evidente, frente a esta situación, yo he tenido encima de la mesa diversas alternativas, y una de ellas ha sido el copago, como la ha tenido Cataluña y al final la ha implementado. Yo he apostado por otras alternativas antes que introducir un ‘repago’. Hemos buscado antes la eficiencia, reordenando guardias, revisando las llamadas ‘peonadas’, el funcionamiento de los hospitales, la organización interna, también los compromisos de infraestructuras, introduciendo elementos de colaboración público-privada para poder culminar los proyectos.

He tenido sobre la mesa la posibilidad de reducir drásticamente el sueldo de los profesionales, casi un 50 por ciento; introducir el copago; la posibilidad de cerrar hospitales y frenar nuevas infraestructuras. Las he debatido con mi equipo y al final hemos apostado por la eficiencia.

¿Cuál es el balance que hace de estos primeros 6 meses?

¿Cómo ha vivido la situación con las farmacias?

La oposición dice que el PP está esperando a las elecciones en Andalucía para instaurar el copago…

Yo llevo oyendo este discurso al PSOE desde que el mundo es mundo. Yo fui consejero hace ya de más de 10 años y en el Parlamento de la Comunidad de Madrid ya me acusaban de ser un privatizador y que iba a poner en marcha el copago. En cualquier caso, como he dicho antes, hay otras medidas antes del copago, pero si llega el momento de tomar esta decisión debe ser por consenso nacional, no por una comunidad. Hay que mantener la cohesión y la coherencia del Sistema Nacional de Salud.

La tasa por receta de Cataluña tampoco le convence entonces…

Me parece una medida de ingreso, con la que van a conseguir recaudar una porción del presupuesto de farmacia importante, pero creo que hay otras medidas de eficacia anteriores. Sinceramente, no sé si Cataluña ha explorado todas las posibilidades anteriores. Yo en Castilla-La Mancha sí que lo voy a hacer, voy a reducir el gasto farmacéutico de una manera importante en este ejercicio de 2012. En Castilla-La Mancha había muchos márgenes de ineficiencia, y estamos trabajando en ellos. No sé si en Cataluña también los habrá.

¿Qué medidas son a las que se refiere?

Hay medicamentos de muy alto precio que vamos a intentar dispensar a través de hospitales, hay elementos de la receta electrónica que pueden permitir márgenes de mejora y vamos a intentar que la prescripción por parte de los facultativos sea más ajustada a las necesidades, a través de una remodelación del sistema en su conjunto. Vamos a intentar que los profesionales de la Atención Primaria puedan dedicarle más tiempo al paciente, y que se piense también en otros procedimientos terapéuticos que no necesiten el uso farmacológico. Hay que limitar el gasto a lo razonable. En España, durante muchas décadas, el gasto farmacéutico crecía anualmente por encima del 10 por ciento. Hay que ser eficientes, porque manejamos el dinero de los ciudadanos, no debemos olvidarlo.

Centrémonos ahora en la situación que se ha encontrado en Castilla-La Mancha. ¿Qué balance hace de estos seis primeros meses al frente de la Consejería de Sanidad y Asuntos Sociales?

Nadie podrá imaginarse jamás lo que hemos pasado en los últimos seis meses en Castilla-La Mancha. Hemos tenido que hacer grandes esfuerzos ante una situación catastrófica. En definitiva, yo he intentado hacer lo que han hecho las familias españolas. Muchas se han encontrado en mitad de la crisis con una incapacidad de acometer los pagos de su hipoteca, han tenido que ajustar sus gastos, optimizar las compras familiares, etc. La situación que heredamos era realmente grave. En junio estábamos en un déficit del 4,9 por ciento virtual, pero realmente era superior al 6 por ciento. Eso significaba que la previsión a cierre del ejercicio iba a ser del 12 por ciento. En un año en que la Unión Europea exige a España que las comunidades autónomas no superen el 1,3 por ciento. Con una deuda heredada de más de 8.000 millones de euros. Si la comunidad tiene un presupuesto en torno a los 7.000 millones significa que había más de un ejercicio completo de deuda acumulada, y como mi Consejería supone un 55 por ciento del presupuesto total, pues solo hace falta calcular para ver que 5.000 millones de deuda son del área sanitaria y social. Hay cifras que hablan por sí solas de lo que nos encontramos, como por ejemplo que nos enfrentamos al pago de intereses de un millón de euros al día.

Toda esta situación ha creado un clima de desconfianza de las cajas financieras respecto a Castilla-La Mancha. Nos hemos encontrado con una situación brutal de impagos por valor de decenas y decenas de millones, y negociar los créditos así con las entidades es muy difícil. Cuando llegué me encontré en el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, el Sescam, 152.000 facturas sin pagar a miles de proveedores. Casi una habitación entera. Facturas sin pagar a laboratorios farmacéuticos durante más de dos años, es decir, un periodo de pagos superior a los 700 días. A las farmacias ya se las había dejado de pagar hacía unos meses. Se debía también a empresas de ambulancias, residencias de ancianos, servicios que se prestan en hospitales como el de catering, centro de menores tutelados, de inmigrantes, a organizaciones de discapacidad, etc. Una deuda monstruosa y todo el mundo llamando a la puerta del nuevo Gobierno pidiéndole saber qué pasaba con lo que se le adeudaba.

¿Por qué ha apostado por la gestión mixta hospitalaria?

¿Diferencias entre su etapa en Madrid y esta de ahora?

La primera llamada que recibí yo como consejero, nada más sentarme en el sillón de mi despacho a principio de julio, fue la de los farmacéuticos, que me dijeron que llevaban desde el mes de mayo sin cobrar. Lo peor de todo es que en los seis primeros meses del año se había gastado el 86 por ciento del presupuesto y para el resto solo quedaba el 14 por ciento, con lo que había que atender la deuda, los intereses de la deuda y todos los pagos pendientes.

¿Cómo han tratado de combatir esta situación?

Lo más importante es que en agosto ya pusimos en marcha un Plan de Garantía de los Servicios Sanitarios y Sociales Básicos y hemos conseguido comenzar a encauzar la situación. Hemos ahorrado 220 millones de euros solamente en este semestre y hemos conseguido cerrar el ejercicio en lugar de con un 12 por ciento de déficit, con un 9 por ciento de déficit, es decir, tres puntos menos que las previsiones.

Eso es algo muy importante, ya que nos va a permitir decirle a las entidades financieras que Castilla-La Mancha, que ha sido valorada por culpa de esa gestión irresponsable como bono basura, no es basura.

¿Se han sentido en la lupa usted y sus compañeros de Gobierno regional por ser María Dolores de Cospedal, una de las líderes del PP, la presidenta?

Ha sido un factor importante a la hora de sentir la presión de medios de comunicación, y también desde otras comunidades, incluso del PP, que veían a la secretaria general de su partido como punta de lanza en la toma de decisiones de medidas de ajuste. María Dolores de Cospedal es una persona competente, seria, responsable, que ha sido capaz de escuchar a sus consejeros y adoptar las medidas de forma conjunta. Lo está haciendo y lo va a hacer muy bien.

En el caso concreto del pago a las oficinas de farmacias, en algunos momentos ha dado la sensación de que era un problema que se había generado con la llegada del Gobierno de De Cospedal. ¿Cree que lo ha percibido así la opinión pública?

No es lo mismo generado que explotado. Es un problema que explota con la llegada del PP, pero que no lo genera el PP. Como he dicho, la primera llamada que recibo como consejero es la de la presidenta del Consejo Regional de Farmacéuticos pidiéndome auxilio porque ya no les habían pagado mayo. El anterior Gobierno había ido cada ejercicio gastando al principio del año una parte del presupuesto en tapar las deudas del año anterior. En 2011 pagaron gran parte de las deudas asumidas durante 2010. Y con el poco dinero que quedaba iban tirando. Eso venía sucediendo desde 2007. Era una bola que iba pasando de año a año y que provocó que en mayo de 2011 hubieran consumido casi todo el presupuesto.

Con esta situación que nos encontramos había dos formas de operar. Seguir haciendo lo que hacía el PSOE, es decir, no pagar nada y con el presupuesto de 2012 pagar las deudas de 2011, y continuar inflando la bola de nieve, o parar. Lo hicimos con el mandato de los ciudadanos, que dieron al PP una mayoría absoluta parlamentaria, y así comenzamos una nueva época, generando confianza en los mercados y empezando a hacer un modelo económico que permite pagar las deudas sin tener que restar dinero a 2012. Lo que pretendo con la deuda heredada es ir haciendo la digestión durante los próximos dos o tres años.

Además, el problema es que a los proveedores les habían dicho, “cuando pasen las elecciones te pago”, y cuando pasaron las elecciones vinieron a cobrar, era otro Gobierno y nos quedamos asustados, porque no era solamente el déficit contabilizado, sino que mucha gente no había pasado aún las facturas, las tenía en su poder para presentarlas al día siguiente de la toma de posesión.

Por todo esto no hemos podido pagar la factura pendiente con las farmacias, y quiero aprovechar la ocasión que me brinda Redacción Médica para agradecer a los farmacéuticos de Castilla-La Mancha la responsabilidad con la que han asumido el coste durante todo este tiempo. Quiero poner en valor ante todos los ciudadanos de Castilla-La Mancha que los farmacéuticos han estado financiando con recursos propios personales y endeudándose de forma unilateral para poder pagar un servicio que la Administración no le podía pagar porque no tenía fondos. Yo no podía pagar, pero sí que podía ser sincero. Hasta el 31 de diciembre no voy a poder hacer frente, porque no tengo dinero. Haremos un plan para que las facturas del segundo semestre de 2011 las vayamos pagando de una forma inteligente. Si todo funciona bien espero que en inicios de 2012 estemos pagando de una forma normalizada, y que en el menor tiempo posible, dos años, dos años y medio, hayamos pagado toda la deuda. Todo va a depender de cómo funcione la economía. Si en Castilla-La Mancha se crea empleo, ese dinero fresco servirá para hacer los pagos. Si la situación económica no mejora, habrá más dificultades.

El consejero José Ignacio Echániz, respondiendo las preguntas de Ricardo López, director general del Grupo Sanitaria 2000, y Óscar López Alba, redactor jefe de Redacción Médica.

¿Teme una huelga de las oficinas de farmacia como la que ha habido en la Comunidad Valenciana?

Ya tuvimos un conato de cierre en agosto. Un 60 o un 70 por ciento de las farmacias cerraron entonces como consecuencia de esta situación. Ya llevaban tres meses sin cobrar. Yo lo que intenté explicarles es que podían cerrar un día, una semana o un mes, pero que eso no iba a facilitar la resolución del problema, que no era de voluntad política, ni de prioridad de gastos. Les enseñé las cuentas para que vieran que la situación era real, y les pedí ayuda para que el ciudadano no se quedara sin sus medicamentos por culpa de una política anterior muy irresponsable en cuanto a gastos. Creo que ellos lo entendieron y gracias a eso hemos pasado seis meses ayudándonos en lo posible. Además, conseguimos un acuerdo con entidades financieras y con varios colegios para adelantar alguna de esas facturas. Cada farmacéutico ha ido adaptando su negocio a las circunstancias. Espero darles una muy buena noticia en febrero para pagarles la factura completa de enero. Si eso es así, habremos conseguido entre todos solucionar un gravísimo problema social y sanitario en nuestra región de una forma inteligente, eficaz y discreta. Ese día la sociedad de Castilla-La Mancha tendrá una deuda moral con ellos.

Dejando las farmacias a un lado, ¿puede ser otra fuente de polémica el anuncio hecho por María Dolores de Cospedal de buscar la complicidad del sector privado para poder llevar a cabo las infraestructuras proyectadas y gestionar centros ya existentes?

Será motivo de confrontación política si la izquierda quiere hacer de esto casus belli, de una forma irresponsable y poco coherente, porque la izquierda ha puesto en marcha en este país muchos de los modelos de colaboración público-privada que conocemos. Además, este modelo no lo inventa el PP, sino Tony Blair, que hasta donde yo recuerdo era el líder de los laboristas del Reino Unido, lo que es lo mismo que decir de los socialistas.

Es un modelo que funciona en muchos sectores de la vida española. Las ambulancias tienen un sistema de colaboración público-privada en Castilla-La Mancha. Lo mismo la comida de los hospitales, la limpieza de esos centros también. También contratamos empresas para reducir las listas de espera. Y eso es algo que ya hacía el Gobierno castellano-manchego antes. Echarse las manos a la cabeza porque se va a dar un paso colateral en el modelo me parece incoherente.

En Cataluña, desde hace muchísimos años, un buen porcentaje de su parque hospitalario sigue este modelo, y ha gobernado allí el PSC, y también lo vemos en Madrid o Valencia que está dando buenos resultados. Es una decisión política que vamos a llevar a cabo para obtener ventajas en eficiencia, recursos adicionales y que la complementariedad beneficie a los ciudadanos.

Ahora, la pregunta que se hacen los ciudadanos, “¿a mí me van a cobrar por ir al médico o al hospital?”, pues no, va a seguir entrando en su hospital sin pagar un euro, con los mismos profesionales, que van a seguir teniendo el mismo modelo de carrera profesional, que van a seguir siendo estatutarios, pagados por la Administración, pero que serán centros con elementos de gestión privada, más eficiente. No hay que tener miedo, sino al contrario, las cosas van a mejorar.

Vamos a utilizar diversos sistemas. El PPP -DPC en castellano- (Private Public Partnership) para algunos de ellos, y los PFI (Private Finance Initiative) para otros tipos de hospitales. Al menos serán siete u ocho los hospitales con estos modelos, como se ha hecho en otras comunidades autónomas. Lo vamos a hacer a través de un concurso público, abierto. Ya hay empresas que ya se han interesado.

¿Se pueden decir ya nombres de esas empresas?

Prefiero en este momento preliminar no decir nombres, pero son grandes empresas y algunos fondos internacionales del área sanitaria. Antes de hacer el anuncio nosotros ya pulsamos el interés que podía existir.

¿La Consejería tiene preferencia por alguno de estos compañeros de camino?

No. Nosotros como es de rigor plantearemos un concurso público. En España sabemos que muchos de los grupos nacionales están soportados por capital internacional. Por lo tanto, en un mundo globalizado quién es el accionista es menos importante si hay un proyecto nacional, de integración. Nosotros en Castilla-La Mancha tenemos grandes grupos trabajando, como el Grupo Recoletas, por ejemplo. Han colaborado leal y eficazmente con los gobiernos socialistas. Capio es otro buen ejemplo, con varios centros en la región.

En definitiva, no hay que rasgarse las vestiduras. Nosotros vamos a monitorizar la satisfacción de los ciudadanos y le puedo garantizar que en dos o tres años los niveles de satisfacción van a ser superiores a los actuales. Y al fin y al cabo lo que define a la sanidad pública no es quién la presta, como no define a una carretera pública quién la construye, sino quién financia el servicio, y eso va a seguir siendo público, universal y gratuito.

¿Los hospitales proyectados también seguirán este modelo?

Nosotros hemos tenido que priorizar gastos, y se comprenderá que entre poner un ladrillo y pagar una pensión complementaria a un ciudadano de 80 años hayamos elegido lo segundo. No podemos poner un solo ladrillo con fondos propios. La única forma de hacerlo y no paralizar por muchos años las obras es un sistema de colaboración público-privada.

¿Ha consultado la experiencia de compañeros de Interterritorial como los consejeros de Madrid y la Comunidad Valenciana?

Está claro que siempre consultas para no incurrir en errores ya superados por otros. Pero además yo ya he tenido experiencia con la implantación de este modelo durante mi etapa como consejero en la Comunidad de Madrid, por ejemplo en la Fundación Jiménez Díaz, donde hicimos la transferencia y un plan de saneamiento, lo que ha servido en los últimos años para que sea uno de los hospitales más relevantes y más eficaces, integrado en el sistema público sin ningún tipo de problema, ni para el paciente ni para el profesional.

Para concluir esta respuesta, he de decir que esta colaboración no es un fin, sino una herramienta para preservar la asistencia sanitaria, que tiene comprometida seriamente su sostenibilidad en estos momentos.

¿Se plantea la Consejería otro tipo de mecanismos para aumentar eficiencia, como incentivos por productividad o aumentar los turnos?

Hemos adoptado medidas, hasta 41, en los capítulos I, II y III. Hay que decir que el complemento de productividad de 2011 no se ha pagado porque no había fondos. No pagó nada el PSOE, y nosotros tampoco lo hemos podido hacer al no encontrar liquidez. Lo estamos pagando en este último mes, y también está previsto en el presupuesto de 2012. Hay elementos de la carrera profesional que vamos a tener que ralentizar por la falta de fondos, pero también de forma provisional. Ahora es un momento de extraordinaria gravedad, y si no hacemos las cosas bien la autonomía puede quebrar financieramente, pero si avanzamos en el buen sentido este tipo de esfuerzos que hemos pedido se revertirán. El Gobierno también ha hecho esfuerzos. No hemos tenido pagas extra en este ejercicio y lo hemos hecho para ejemplarizar respecto a que todos debemos poner de nuestra parte.

Nos gustaría que nos dibujase la situación de los Recursos Humanos en su comunidad. ¿Hay déficit en algunas especialidades? ¿Hay zonas más difíciles de cubrir?

Como en el resto de las comunidades autónomas, cubrir ciertas especialidades no es fácil. Castilla-La Mancha una comunidad con gran dispersión geográfica, y he de decir que me he encontrado un nivel de cualificación profesional muy alto, que me ha dejado muy satisfecho. Un perfil investigador y docente también muy alto. Hay elementos atrayentes que son indiscutibles. Lo hemos visto en la propia región, donde muchos profesionales se han ido tiempo atrás a hospitales de modelo público-privado de la Comunidad de Madrid. Es importante que mantengamos el nivel profesional alto que tenemos, y por eso son necesarias políticas de recursos humanos inteligentes, responsables y atractivas de cara al futuro. No es el mejor momento para establecerlas de tipo económico, pero estoy seguro que con un modelo sanitario estable, que sea sostenible, que sea ejemplar, donde el profesional sea punta de lanza de las transformaciones, que se cuente con ellos, será algo diferenciador que eleve la satisfacción de los profesionales.

Desde Madrid se hacían críticas hace tiempo a Castilla-La Mancha sobre la asistencia prestada a ciudadanos de esta región. En un momento en el que hemos vivido polémicas de este tipo entre La Rioja y País Vasco, ¿cómo ve esta cuestión?

La visión global que da haber sido consejero en otra comunidad autónoma es importante. Precisamente yo he sido consejero en Madrid, y jamás me ha parecido criticable esa situación. España se merece, por la Constitución, por la Ley General de Sanidad y por la de Cohesión, una sanidad integral. Una cosa es que la prestación de servicios la hagan las comunidades autónomas, y otra que olvidemos que pertenecemos a un mismo país. Ha faltado liderazgo en el Ministerio de Sanidad para impedir roces como los producidos. Esto no hubiera ocurrido si al frente del Ministerio hubiera habido una persona con un mayor sentido del Estado. Creo que estos problemas no se van a volver a producir.

Para ir concluyendo, le pedimos un ejercicio de memoria, ¿qué diferencias ha encontrado en la sanidad de su primera etapa como consejero en Madrid, y en esta en Castilla-La Mancha?

Ha cambiado la sanidad, y también las responsabilidades, porque ahora gestiono el equivalente a dos consejerías muy dispares, aunque con elementos comunes. Gestionar las dos supone el doble de problemas. Esta consejería actual es más compleja que la que dirigí en Madrid, y también la situación económica actual es más complicada. Yo en Madrid heredé una sanidad digamos residual de la Diputación de Madrid, y durante esa etapa desarrollamos las transferencias sanitarias, en la medida que quedaban pendientes 10 comunidades por hacerlo. De esas 10, Madrid suponía por volumen la mitad, y la otra mitad eran las 9 restantes. Madrid jugó un papel relevante. Yo convencí al entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato, de que era bueno completar las transferencias, que no tenía sentido que unas la tuvieran transferidas y otras no. Creo que acertamos en el momento de bonanza económica y de creación de empleo. El resto de los consejeros de las comunidades autónomas colaboraron a culminar ese proceso, en el que Madrid fue generosa con las demás, porque un poquito para Madrid suponía mucho para comunidades más pequeñas como La Rioja o Cantabria, y hubo una entente cordial, a pesar de que había consejeros de diferentes políticos.

En Madrid en mi época de consejero hicimos cosas importantes, como desarrollar el parque hospitalario. Pusimos en marcha la Maternidad de O’Donell, cincuenta centros de salud al año, las agencias de salud, la Ley de Ordenación Sanitaria de la Comunidad de Madrid, pusimos en marcha el Summa y el 112, creamos el Sermas, y el Imsalud para que la transición fuera lenta y encajaran las piezas de las transferencias. Hicimos una gestión que creo que fue impecable.

En Castilla-La Mancha ahora me encuentro con una situación económica adversa, con impagos que generan frustración en un consejero que ve que no puede abonar lo que se debe porque no hay liquidez. Y además está la dimensión geográfica de la región. Lo más lejos que iba en Madrid era a Manzanares por el norte y a Aranjuez por el sur. Hoy cuando me voy a Albacete y tengo que volver a Toledo, pues es más complicado. Por eso tengo que aprovechar para trabajar en el tren o en el coche. Otro asunto por ejemplo es la libre elección. Yo soy un gran defensor, pero no es lo mismo en Madrid, donde los grandes hospitales se concentran en un núcleo urbano preferentemente, que en Castilla-La Mancha, donde va a ser más difícil ponerla en marcha, aunque es nuestro objetivo.

Recientemente anunció algo novedoso en nuestro país, aunar de forma real Sanidad y Asuntos Sociales en áreas sociosanitarias.

Una de las cosas que ha formado parte del discurso sanitario de nuestro país en los últimos años era cómo dar contenido a la prestación sociosanitaria en una sociedad compleja. Hemos ido dando respuestas en esa dirección, por ejemplo con la creación de la Ley de Dependencia, de la que yo fui uno de los portavoces en el Congreso de los Diputados. También fui uno de los impulsores del voto afirmativo del Partido Popular. Esos contenidos se han ido desarrollando en los últimos años, pero a mí me parecía que había que dar un paso más, y he querido hacer de la necesidad virtud y en la medida que la presidenta María Dolores de Cospedal me ha asignado Sanidad y Asuntos Sociales me parecía una oportunidad coordinar esas dos consejerías, establecer una continuidad asistencial entre ambas, configurando áreas únicas. Donde antes había un gerente de Primaria y otro de Especializada, hicimos una única área, con una única cabeza que coordina equipos, para tener una visión general. También están los gerentes del área social, al frente de residencias, centros asistenciales, etc. Al final diseñamos un prototipo, que estamos testando, y nuestra idea es ir extendiéndolo para que en un tiempo razonable tengamos al frente de esas áreas a una persona que sea capaz de tener una visión de gestión global, para acompañar al paciente en todas las fases de su paso por el sistema sociosanitario. Espero que esta idea también pueda ir calando en el resto de las comunidades autónomas.

 

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