La Revista

Muchos médicos repiten el MIR para escoger otra área médica que les guste más

Me arrepiento de haber elegido esta especialidad MIR
Algunos médicos deciden volver a presentarse al MIR porque no les convence la especialidad que eligieron


14 abr. 2018 20:00H
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Los estudiantes “reMIRes” son habituales en las academias de preparación al examen del año para el personal médico. Muchos de ellos deciden repetir el MIR en busca de una segunda especialización que les abra más puertas en un ámbito laboral, en el que no abunda el empleo de calidad. Sin embargo, no todos los médicos que deciden reespecializarse lo hacen para completar su formación y tener más opciones de trabajo: Algunos escapan de la monotonía de su hospital o de la falta de salidas que les ofrece la especialidad que, ilusionados, escogieron el día que pulsaron el botón en el Ministerio de Sanidad. Este 20 de abril, fecha fijada para que los MIR elijan su ansiada plaza, habrá médicos a los que se les presente una segunda oportunidad.
 
Carla, de 32 años, es R2 de Radiodiagnóstico en el Hospital madrileño de Ramón y Cajal. Sin embargo, esta no es la primera vez que realiza una residencia. La médico, como muchos otros profesionales, empezó a plantearse  si Oftalmología, la especialidad que escogió con muchísimas ganas y emoción cuando aprobó su MIR; era realmente el área médica donde sería feliz.
 
“Al final de la residencia empecé a tener muchas dudas con mi especialidad. En mi caso, el principal problema es que no me gustaba el trato con el paciente y, además, me decepcionó un poco la especialidad en algunos sentidos”, recuerda Carla, que en su día estaba convencida de que era la mejor opción: “Sigo pensando que fue una buena decisión en función de lo que yo me había informado sobre la especialidad”, defiende la joven que, a pesar de ello se encontró con situaciones que no esperaba en su residencia.
 
COMPLEMENTARIA

Gilberto Pérez, de 38 años también repitió el MIR para hacerse con una segunda especialidad. No tanto porque no le gustase la primera sino para aumentar un poco sus posibilidades en el mercado laboral y complementar la anterior. Terminó Endocrinología en 2011, en medio de la crisis y las pocas opciones le hicieron acabar ejerciendo en Melilla, donde comenzó a hacer el seguimiento también a niños.

“Después de tres años me planteé un renovarme o morir”, recuerda el médico, que apenas veía a su familia, que se quedó viviendo en Madrid. Tras estos años así, decidió presentarse de nuevo al MIR para especializarse también en Pediatría: “Era una posibilidad de seguir aprendiendo sobre la medicina infantil y meterme de lleno en la Endocrinología Pediátrica. A mí me servía como un complemento a la formación anterior”, relata el médico, encantado con su doble especialidad: “Ha sido la mejor que he podido tomar. Hay que hacerlo joven y sin pensarlo mucho”.
MONOTONÍA
 
“Hay cosas que solo descubres una vez lo estás haciendo, como el trato con el paciente o ciertas cosas del día a día que no es que sean ni buenas ni malas, son inherentes a la especialidad, pero que igual no me gustaban tanto”, explica la joven, a la que la especialidad le resultó un “excesivamente monótona”, recuerda.
 
Cuando terminó su residencia de Oftalmología, Carla continuó como adjunta durante dos años más, pero las dudas no se disipaban. “Como no me gustaba lo que estaba haciendo, todos los días iba muy a disgusto al trabajo”, recuerda la médico, que lo primero en lo que pensaba cada mañana era en dejarlo. Hasta que un día lo hizo y  decidió presentarse de nuevo el examen MIR para comenzar de cero en otra especialidad.
 
“Cuando preparas el segundo examen partes con la ventaja de tener más sentido común y la experiencia profesional, que también ayuda. Pero en mi caso, con mi especialidad, yo también estaba más desconectada de la Medicina en general porque es muy específica. Y fue algo difícil arrancar”, recuerda Carla, a quien le costó volver a coger el hábito de estudiar.
 
La médico sacó una nota muy parecida a la de la primera vez, una puntuación con la podía perfectamente empezar su nueva residencia en Radiodiagnóstico: “Estoy muy contenta con mi decisión. Si no estás a gusto y llevas un tiempo así, hay que hacer lo que sea”, sentencia.
 
SIN SALIDAS
 
Bea empezó su primera residencia en un hospital de la Comunidad Valenciana. Había decidido hacer Medicina Intensiva porque era la especialidad que siempre le había motivado, desde la carrera. “La residencia no me ha defraudado en absoluto en cuanto a realización personal y profesional, es completísima y a mí me gusta mucho”, explica la médico, que lamenta las escasas posibilidades que se encontró en la especialidad elegida: “Tiene salidas, pero requiere movilidad que, por circunstancias personales, yo no puedo permitirme. Todo intensivista, cuando acaba, quiere trabajar en una UCI, pero generalmente se acaba en Urgencias o en ambulancias. Hay gente a la que sí le gusta, pero a mí, concretamente, no me gustan las Urgencias”, lamenta la especialista que, cansada de las condiciones que lleva asumiendo durante años, decidió presentarse al MIR de nuevo para conseguir una nueva especialidad: “Al principio me planteaba aguantar a ver si mejoraba la cosa. Pero me dije que no, que voy a intentarlo y si no sale bien, siempre tengo esta especialidad para seguir trabajando aunque sea de forma precaria”, expone Bea, de 35 años.
 
Otro de los motivos que empujaron a Bea a tomar esta decisión fue la “intensidad de las guardias, su número, y que sea de forma continuada”, así como el esfuerzo que realizaban algunos de sus compañeros, que ya habían superado los 50: “Eso me hizo replantearme un poco qué quería hacer. Es una especialidad con una exigencia muy alta. Yo porque soy joven, pero quizá dentro de un tiempo… También el tema de la conciliación era algo que me preocupaba”.
 
DIFÍCIL DECISIÓN
 
Sin embargo, no era algo baladí. “Ha sido una decisión muy meditada porque cuesta, después de cinco años de tanto trabajar y pasarlo mal, que el futuro pase por repetir un MIR. Pero pienso en que es una apuesta por una mejor calidad de vida en cuanto a opciones laborales en un futuro, y eso es lo que más me ha animado”, confiesa Bea, que tuvo que empezar otra vez de cero: “Es pasar de ser un adjunto, en el pico de la pirámide, a pasar de nuevo a la base: a repetir el MIR, a ser R1. Ahora estoy esperando a elegir la plaza, porque me he presentado a esta última convocatoria”.
 
Afortunadamente, y gracias al indudable esfuerzo de esta especialista, en esta ocasión sacó aún mejor nota que la primera vez que se presentó al examen: “Me gustaría hacer Cardiología si puede ser, porque es una parte de la Medicina Intensiva que me encanta y manejo bien”, explica la intensivista, que recalca la “precariedad y el coste personal que implica una especialidad como la UCI”.
 

"Es pasar de ser un adjunto, en el pico de la pirámide, a pasar de nuevo a la base: a repetir el MIR, a ser R1"


A Julia, que entró como residente en el año 2012 en el Hospital 12 de Octubre, le pasó algo similar: “Yo escogí Psiquiatría como especialidad porque me gustaba. Había hecho las prácticas en la carrera y me llamaba la atención que era una especialidad muy clínica, muy versátil, con parte de consulta y de hospitalización. Creía que podía trabajar en distintos sitios diferentes”, recuerda la especialista, que aunque comenzó “muy contenta”, poco a poco vio que no era lo suyo: “Las partes en la que había rotado me gustaban mucho pero luego las otras áreas con más salidas, como la consulta, no era lo que más me gustaba”,
 
A ella también le resultó "monótona" la especialidad elegida, por lo que se empezó a plantear cambiar su área de trabajo a mediados de la residencia. “Lo fui meditando y me di algo de tiempo para ver si otras rotaciones me gustaban más. A los pocos meses antes de terminar, decidí acabarla para no dejarla a medias y me volví a preparar el MIR”, rememora la médico, para quien la situación tampoco era insostenible: “Si me hubiera disgustado muchísimo lo hubiera dejado antes, pero no era mi caso. Sabía que no quería dedicarme a eso pero no lo pasaba mal”.
 
La doctora sí que recuerda la sorpresa que causaba su decisión de cambiar de especialidad y de volver a preparar un examen tan complejo. “Como tenía ganas de hacerlo, tampoco me supuso mucho. Era una decisión meditada, no una obligación”, recalca la doble especialista, que se decantó por Medicina Intensiva porque “es una rama médica muy general, muy clínica, tiene la parte de procedimientos y también una parte muy dinámica”, detalla.
 
 Julia, no puede estar más contenta con su decisión: “Es volver a empezar, pero también resulta rejuvenecedor”.
 
 
 
 

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