La Revista

Carla Muñoz fue como voluntaria a Lamu y tuvo que usar una técnica que había aprendido para crear una CPAP rudimentaria

La enfermera que utilizó botellas de agua para salvar a neonatos en Kenia
Fotografía de Carla Muñoz.


31 jul. 2022 14:10H
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POR ANA P. ECHAVARRÍA
Cuando la enfermera Carla Muñoz fue de voluntaria con la Fundación Pablo Horstmann (FPH) al hospital Lamu (Kenia) sabía que en la recientemente abierta área de Neonatología solo había una CPAP, lo que no sabía es que los niños ingresados duplicarían las camas disponibles y que tendría que tirar de ingenio y de unas botellas de agua para sacarles adelante.

Muñoz es enfermera en la UCI de Neonatos del Hospital Universitatario La Paz y decidió pasar dos meses ayudando junto con esta ONG a formar a los médicos de Lamu en las bases de la Neonatología ya que, aunque habían abierto para dar servicio a los más pequeños, sus tasas de mortalidad eran muy altas. 

"Allí las mujeres en general dan a luz en casa a menos de que vean que las cosas van muy mal. Al principio el servicio tenía muy poca carga asistencial porque no se entendía su importancia ya que, a causa de la pobreza extrema, hay mucha más tolerancia a la mortalidad infantil", explicaba esta sanitaria a Redacción Médica.

27 semanas, 800 gramos y salvada por una CPAP hecha con botellas


El problema surgió cuando, poco a poco, fue aumentando el número de niños ingresados mientras que la CPAP que tenían no paraba de estropearse y no daban abasto. Llegó entonces una niña, Ángel, que había nacido con solo 27 semanas y 800 gramos. En ese momento Muñoz aplicó una técnica que le habían enseñado como último recurso para salvarla.

Se trataba de crear una rudimentaria CPAP con un recipiente, agua, un flujo de oxígenos y unas tubuladuras. Con botellas que compraron y a las que les hicieron un agujero ellas mismas construyeron tres sistemas para sustituir a la máquina real y conectar a los niños que lo necesitasen. Ángel estuvo más tiempo con este invento que con una verdadera CPAP y, aun así, salió adelante pese a que incluso las propias sanitarias dudaban de que sobreviviese, ya que ningún niño de menos de 30 semanas lo había conseguido. Al ver que la pequeña se mantenía estable, la joven enfermera explicó a la madre cómo debía cuidarla.


CPAP hecha con botellas de agua

"La madre estaba muy predispuesta y entendía bastante bien inglés, por lo que pensé en aprovecharlo porque, al ser una gran prematura, necesitaba unos cuidados que, o me ayudaba ella, o era imposible", detallaba la enfermera, que explicó a la madre cómo debía hacerle el nido, cómo tenía que disponerla de lado, cuáles eran las condiciones idóneas para la niña y también a vigilar el monitos y la CPAP.

"Afortunadamente la niña no tuvo ningún empeoramiento, ninguna infección ni nada", se alegraba la joven que, gracias a compartir esta historia extrema, ha conseguido que la Fundación comprase dos CPAP más para el servicio.

Enfermeras en Kenia: "Sin medios sanitarios no hay conocimiento que valga"


Su mayor choque cultural trabajando en Kenia como sanitaria fue "más que la falta de recursos, la actitud". "La cultura allí es muy diferente, tienen una escala de prioridades y una concepción de la profesionalidad distintas a las nuestras", reflexionaba Muñoz, que señalaba la importancia de "cambiar el chip" para trabajar allí.

El objetivo de la Fundación Pablo Horstmann en el hospital de Lamu es dar a los sanitarios una formación suficiente sobre Neonatología para que funcionen por si mismos. "Tienen que tratar a sus niños con sus medios", resume la enfermera, que reconoce que "sin medios, no hay conocimiento que valga".

Reconoce que hubo momentos muy difíciles y decisiones que no habría tenido que tomar en España pero que pensaba: "Cada niño que logremos salvar es un niño que se ha salvado". Asimismo, resalta el renombre que ha alcanzado el área de Neonatología del hospital de Lamu gracias al boca a boca y al que han llegado incluso niños desde Somalia.

Todo ello es gracias al trabajo el equipo, dentro del que destaca a su compañera, la pediatra Laura Sanz, y concluye con una reflexión: "Los niños son verdaderos luchadores. Gran parte del trabajo la hacen ellos solos, son ellos quienes tiran para adelante con lo poco con lo que les podemos sostener nosotros: un suero, una CPAP y la leche materna de sus madres".
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