El gerente de la Ribera considera que la no renovación está basada en "prejuicios" y no en datos objetivos

Javier Palau: "La gente de La Ribera no sabe qué va a pasar con su trabajo"
Javier Palau, gerente del Hospital de La Ribera.


23 oct. 2016 20:00H
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POR @CRISTINAALCALAL
Javier Palau, hematólogo con una amplia experiencia asistencial y de gestión, es, desde febrero de este año, el gerente del área de salud de La Ribera, hospital de la red pública de la Comunidad Valenciana operado por Ribera Salud. Hasta ese momento, venía ocupando la dirección médica del Hospital La Fe de Valencia. Desde su experiencia en los dos modelos de gestión, Palau se erige en defensor de la colaboración público-privada y confía en que la Generalitat cambie de opinión respecto a la no renovación del contrato del Hospital de La Ribera.

Tras más de 15 años gestionando el Hospital de Alzira, la Generalitat no quiere renovar el contrato con Ribera Salud. ¿Es una decisión únicamente ideológica?

Creo que es mejor hablar de prejuicios. Cuando se hace el Pacto del Botánico hay un momento en el que dicen: “la salud tiene que ser pública, revertiremos las concesiones”. Yo creo que se toma una decisión sin sentarse a ver cómo están funcionando esas concesiones.

¿Pero tienen datos objetivos para tomar esa decisión?

Hay datos objetivos; pero no para la reversión, sino sino precisamente para todo lo contrario. Muchísimos. Tenemos datos de actividad, de lista de espera... son datos públicos que están ahí y que vienen a decir que La Ribera es una concesión que está funcionando francamente bien, con muchos indicadores que están claramente por encima de la media de los de la Consejería.

Javier Palau: "La no renovación del contrato es un tema de prejuicios".

¿Cómo ha reaccionado la plantilla al enterarse de esta noticia?

Es algo que se viene diciendo desde el inicio del nuevo gobierno y la plantilla ya tenía una incertidumbre que se confirma hace pocas semanas cuando el propio presidente Puig en sede parlamentaria dice que no se va a renovar el contrato.

Más allá de que se van a mantener los empleos, nadie ha dicho nada. Los trabajadores no saben muy bien qué va a pasar con ellos; si serán funcionarios, que eso yo creo que está absolutamente descartado; si se creará una empresa pública, si pasarán a ser contrato laboral, o si se respetarán las condiciones del convenio colectivo; algo que nos da la sensación de que no va a ser posible porque hay unas condiciones muy específicas en Alzira, respecto a productividad variable, por ejemplo. La gente no sabe que va a pasar con su puesto de trabajo.

Este convenio es uno de los puntos que más controversia está generando entre las consejerías de Sanidad y Economía. La primera dice que se pueden asumir los trabajadores, pero la de Economía tiene ciertas dudas. ¿Qué opinión le merece?

Lo que es un hecho contrastado es que, después de muchos meses, se firma un convenio colectivo de manera unánime por todos los sindicatos que tienen representación en el Hospital de la Ribera. Esto es un hito muy importante porque no es habitual que las condiciones que se negocian con los trabajadores sean valoradas tan positivamente por todos los sindicatos.

Este convenio es válido hasta finales del año 2018, pero la concesión acaba en marzo de 2018. Da la sensación de que no tienen claro que va a pasar con los trabajadores cuando llegue marzo de 2018, y por lo tanto, no están dispuestos a que se prolonguen las condiciones hasta diciembre. La consejería no quiere registrar el convenio.

Pero, ¿tiene la Generalitat capacidad de asumir hasta 1.800 trabajadores en su red pública?

Pues no lo sabemos. Desde luego, el hospital de Alzira y el departamento de Alzira tendrán que seguir funcionando después de una hipotética suspensión y tendrá que hacerlo con trabajadores. Esto es así. Pero asumirlos como estatutarios es muy complejo, porque habría que hacer una oposición. Una oferta pública de empleo amplia, a la cual se tendrían que presentar, pues no sólo los trabajadores de Alzira si no cualquier otro trabajador.

No sé en qué situaciones estará pensando la consejería, si está pensando en contratos laborales o está pensando en otro tipo, o si mantendrá las condiciones laborales que tienen hasta ahora los trabajadores o si las van a perder...

Por otra parte, otra de las cosas que temen los profesionales es que no se mantenga la cartera de servicios. Alguien puede decir “si yo soy cirujano cardiaco y no puedo hacer cirugía cardiaca, me voy”. Eso es fuga de cerebros.

¿Qué coste tendrá para Ribera Salud la reversión de Alzira?

Ribera Salud tiene un contrato por el cual tiene un pago a cambio de hacerse cargo de la salud de la zona. Si finaliza, pues bueno, ha cesado y ya está. Lo que es seguro es que tendrá un coste para la sanidad pública en general. No olvidemos que todos los cálculos que se hacen respecto a los pagos capitativos que tiene la empresa para hacerse cargo de la salud de la comarca siempre son valorados realmente por debajo de la cápita que se estima para otros departamentos de gestión directa. Estamos hablando de en torno a unos 150 euros menos, según datos de la propia consejería. Multiplicado por 250.000 personas que hay en la comarca, estamos hablando de cerca de 40 millones.

Esperemos que la consejería haya hecho este tipo de cálculos y sea capaz de ofrecer la misma cartera de servicios, con los mismos niveles de calidad, con la misma exigibilidad, la lista espera que mantenemos, el alto grado de eficiencia que se tiene en el departamento con, no sabemos, qué presupuesto.

Javier Palau.

Javier Palau.

¿Y cómo afectará a los pacientes que su hospital pase de ser especialista a ser simplemente comarcal?

Bueno, la consejería ha dicho que sí va a mantener las especialidades. Pero, si no las mantuviera, es evidente que los pacientes dejarían de poder acudir a su hospital, que está muy cerca, y desplazarse Valencia. Además, este departamento ha trabajado mucho en la integración entre primaria y especializada. Estamos valorando a los pacientes desde el punto de vista de la salud poblacional y es algo que fuera de este departamento prácticamente no se hace. Es un camino que nos gustaría mantener, porque creemos que es muy bueno para la población.

La Ribera es el primer hospital al que se le acaba la concesión, pero Sanidad ha anunciado que no será el último.

Yo puedo hablar por otros hospitales que gestiona el grupo, como Torrevieja o Vinalopó. Los compañeros de allí obviamente, ven el tema más lejano, pero también con inquietud, porque entienden que si se produce esta situación con Alzira, es que lo siguiente será, si hay coherencia política, que se continúe por ellos.

Las concesiones en la Comunidad Valenciana empezaron principalmenteen la época del gobierno del PP y se están echando atrás con un gobierno de izquierdas ¿Está la sanidad privada en peligro con tendencias ideológicas más a la izquierda?

Yo creo que no. La sanidad privada, en líneas generales, tiene ya un peso muy importante en este país. Estamos hablando de cifras de por encima de 20 por ciento. La propia Consejería de Sanidad acaba de sacar hace unos días un concierto para la hemodiálisis. Sigue habiendo hospitales concertados puramente privados, como pueden ser el Instituto Valenciano de Oncología (IVO). Sin olvidar el modelo Muface, que es parecido a una concesión como la nuestra, pero por el criterio de ser funcionario y no por uno geográfico.

Es decir, se mantiene la colaboración público-privada en muchos ámbitos, pero parece que lo que chirría es la gestión privada de un departamento público, que es una cosa habitual en el resto de Europa, en países con una sanidad muy avanzada. No creo que sea un tema puramente de que los nuevos gobiernos vayan contra de la sanidad privada, sino un tema muy concreto con las concesiones en este ámbito.

¿Pero se está politizando la sanidad en la Comunidad Valenciana?

Bueno, a mí no me gustaría entrar en términos políticos, porque no soy político. Yo soy médico y creo que a mí me toca hablar de cosas mucho más técnicas, de datos cómo de listas de espera, de si a la gente la operamos más o menos deprisa... En el ámbito de la sanidad, hay muchas decisiones que se toman que deberían de ser puramente técnicas, es decir, ¿cómo estamos tratando al paciente? ¿los estamos curando lo suficiente?¿los tenemos controlados? ¿nos ingresan mucho? Y esto, yo creo que no tiene colores.

Usted viene de un hospital público, como es La Fe, en Valencia. ¿Es muy diferente gestionar un hospital público de uno como Ribera que tiene modelo mixto? ¿Es más difícil?

Es radicalmente diferente. La gestión en un hospital público de gestión directa está anclada en el pasado. Hay muy poca flexibilidad. Es una maquinaria muy pesada que nace con unas ideas muy garantistas pero que hace que todo sea muy lento.

Dentro de la gestión privada tienes una muy alta responsabilidad porque tienes que cumplir unas premisas y unos presupuestos, tienes que cumplir con una serie de criterios de calidad. También ocurre esto en la parte pública, pero tienes unas herramientas para hacerlo con más agilidad. Tienes la capacidad de decir "¡vamos a abrir más quirófanos, vamos a contratar a alguien". Poner esa marcha rápida en el ámbito de gestión directa cuesta mucho porque hay una inercia muy importante. Creo que esto es una de las verdaderas asignaturas pendientes.

Me comenta que a nivel interno, por así decirlo, la gestión es muy diferente, pero ¿y las relaciones con la Administración?

Las relaciones con la Administración deberían ser absolutamente fluidas, porque no deja de ser la Administración la que contrata a una empresa para que gestione un área de salud con unas condiciones y puede ver como se está gestionando y dispone de indicadores y mecanismos para controlar.

Puede ocurrir, como puede estar ocurriendo en estos momentos, que la Administración considere que las concesiones tienen que ser revertidas y, por lo tanto, hay un tira y afloja y una diversidad de pareceres importante. Nosotros consideramos que estamos muy alineados con la Administración y que estamos aportando mucho en el ámbito de la salud de nuestra población y que, por lo tanto, deberíamos seguir trabajando en esta línea. Y la Administración actual piensa que no.

¿Está la administración torpedeando la gestión del grupo?

Bueno, torpedeando... cuando hace anuncios como “vamos a suspender el contrato dentro de año y medio”, “vamos a revertir si podemos antes de que acabe la legislatura”, mucho no ayuda, porque los trabajadores se inquietan. Pero, bueno, tenemos que ser absolutamente respetuosos con las decisiones que tome la Administración porque son los representantes de todos los ciudadanos y lo que tenemos que hacer es tratar de hacerles ver que hacemos las cosas lo suficientemente bien como para que sigan confiando en nosotros.

¿Guarda la esperanza de que la Generalitat de marcha atrás en su decisión?

Sí. No sé si dar marcha atrás o replantearse al menos la situación. Yo creo que tenemos un tiempo por delante suficiente como para que, con los datos que tenemos encima de la mesa, la administración se dé cuenta de que se está gestionando de una manera distinta a como quizá cree.

Durante muchos años ha estado ganando un partido y ahora han entrado otros, y hay reticencias, obviamente. Pueden pensar que lo que hacían los anteriores inquilinos de la consejería era algo extraño, algo que no tenía suficiente transparencia. Pero la transparencia que quieran la podemos poner encima de la mesa. La consejería tiene todos nuestros datos, a través de las auditorías. No tenemos gran cosa que esconder y estamos convencidos de que las cosas se están haciendo muy bien.

Javier Palau.

Javier Palau.


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