La portavoz del PSN en el Parlamento navarro rechaza las peonadas como solución al repunte de la lista de espera

Chivite: "A la sanidad navarra le falta personal, gestión y tecnologías"
María Chivite.


7 jun. 2016 12:50H
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La portavoz sanitaria del PSN en el Parlamento navarro, María Chivite (Pamplona, 1978), tiene una dilatada trayectoria parlamentaria. Tras ejercer la portavocía del PSOE en el senado durante un año, en 2015 volvió a la cámara autonómica, donde se fraguó como política, para defender las políticas sanitarias socialistas frente al Gobierno de coalición liderado por Uxue Barkos. Chivite valora el carácter dialogante del consejero de Sanidad, Fernando Domínguez, pero echa de menos un impulso más decidido que renueve la sanidad navarra.

La nueva Ley Foral de Salud es una de las iniciativas más ambiciosas de la legislatura y está siendo impulsada desde el Parlamento, con el apoyo de la mayor parte de los grupos. ¿Qué valoración hace el Grupo Socialista de esta norma?

Esa iniciativa la impulsamos nosotros, ya que la actual Ley Foral de Salud tiene 25 años y es necesario actualizarla. El contexto en el que se aprobó nada tiene que ver con el actual. Nosotros lo llevábamos en el programa electoral y hemos conseguido que el Gobierno se ponga a trabajar en ello.

¿Qué valoración hacen de los diez meses que lleva el consejero Fernando Domínguez al frente de la Sanidad navarra?

Algunas cosas sí han cambiado en este tiempo. Por lo menos en las formas; el consejero tiene mejores formas que las consejeras de UPN. Pero más allá de eso, nada nuevo bajo el Sol. Seguimos con los mismos recortes en materia de personal, siguen siendo muy cicateros con las sustituciones y se ha incrementado el gasto en derivaciones a la sanidad privada. Los presupuestos siguen siendo prácticamente los mismos que los años previos. Hay planes, sí. Y son buenos planes, pero el papel lo sujeta todo y hay que ver cómo se implementan.

Hablando de derivaciones a la privada, ha habido bastante polémica con el fin del convenio entre el Gobierno foral y la Clínica Universitaria Navarra. ¿Qué opinión tiene el PSN de cómo se ha gestionado este asunto?

Es un convenio que afectaba solo a los trabajadores, no era para todos los beneficiarios del Servicio navarro de Salud. Creemos que el fin de este convenio es un avance, ya que pensamos que la equidad tiene que ser uno de los principios básicos de todo sistema sanitario; todos los usuarios tienen que ser atendidos por igual. No obstante, pensamos que la gestión del fin del convenio no ha sido buena: los trabajadores de la CUN se enteraron por los medios de comunicación, el día de antes de Navidad, del fin del convenio. También dijeron que iban a crear un grupo para gestionar el traslado de las historias clínicas de la CUN a la pública y no se ha llevado a cabo.

¿Cuáles han sido las principales iniciativas del PSN en materia sanitaria?

Hay todavía importantes retos en nuestra sanidad que pasan por atender a la cronicidad y por gestionar todo el espacio sociosanitario. Va más allá de tener simplemente un plan de crónicos, porque en Navarra tenemos la mayor esperanza de vida de toda Europa. Tenemos que incorporar la innovación, tanto terapéutica como tecnológica. Tememos un problema tremendo en Navarra de obsolescencia tecnológica. Esto es por los años que ha habido de desinversión. Hay que recuperar la inversión en tecnología, ya que mejora la gestión, mejora el tratamiento de los pacientes y nos hace mucho más eficaces.

Por otro lado, hemos presentado iniciativas en materia de gobernanza en salud, que abarca todo lo relativo la participación de los profesionales en las decisiones, y, sobre todo, a la profesionalización de los altos cargos.
En cuanto a gestión, nos hemos quedado descapitalizados. No tenemos pactos de gestión entre los distintos servicios y tampoco coordinación entre primaria y especializada. Hay mucho por mejorar.

¿Tiene que ver esta falta de gestión con el repunte de las listas de espera que se está denunciando desde distintos sectores?

Tiene que ver con tres factores que ya he mencionado: falta de personal, falta de gestión y falta de tecnología. Hemos tenido en algunos centros ecógrafos en reparación durante tres meses. Claro, la lista de espera se descontrola. Hace poco, en Tudela, uno de los anestesistas se jubiló, mientras que otra anestesista estaba de baja. Como no se sustituían, los quirófanos estaban a la mitad de su funcionamiento.

Desde algunos ámbitos se ha pedido la vuelta a las peonadas para solventar este problema.

Nosotros hemos aprendido de la experiencia. En un momento dado, no cuestionábamos las peonadas, pero yo ahora las cuestiono de arriba a abajo. Produjeron efectos perversos. Había menos actividad programada por la mañana, porque se desplazaba a la tarde, donde se pagaban horas extra. Se metió mucho dinero para las peonadas y se mejoró algo la lista de espera, pero mucho menos de lo que se esperaba. Por lo que apostamos nosotros es por la contratación de personal y por el establecimiento de turnos, no por las horas extras.

Otra de las peticiones que el Grupo Socialista ha llevado al parlamento es que Navarra elabore un decreto foral de prescripción enfermera. ¿Qué esperan conseguir con esta iniciativa?

La Ley de prescripción que publicó el PP, justo después de las elecciones, ha enfrentado a los profesionales. Ha puesto en cuestión la labor de la enfermería y ha generado inseguridad jurídica entre estos profesionales. Un decreto foral daría seguridad formal a estos profesionales, por el bien de la sanidad navarra.

Pero, ¿qué margen hay para llevar a cabo este Decreto Foral? ¿No se puede encontrar Navarra con un recurso por parte del estado que lo tumbe?

No se puede llevar al Constitucional un Decreto Foral. Además, la norma estatal da un margen no muy amplio para que cada cada comunidad autónoma pueda organizar mejor las competencias de cada uno de los colectivos afectados, médicos y profesionales de la enfermería. Este pequeño margen debe quedar regulado para aportar seguridad jurídica.

El Gobierno foral aprobó ya una orden para clarificar estas situaciones.

No creo ni que se le pueda llamar orden. Lo que hay ahora es un escrito del consejero, con una serie de instrucciones, y que no tiene ningún valor jurídico. No aporta ninguna seguridad a la enfermería.

Iría entonces en la línea de la norma que prepara Cataluña.

Sí. Esa es la línea a seguir. Yo creo que sería bien acogido por todos los sectores.
 
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