El Consejo de Bioética del Servicio Gallego de Salud exige 'esclusas' para evitar la autorrecomendación

Quieren prohibir al médico tratar al mismo paciente en la pública y privada
El presidente del Consejo de Bioética de Galicia, José Antonio Seoane Rodríguez.


10 nov. 2016 9:10H
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POR @CRISTIDEPEDRO
Si un médico que trabaja en la sanidad pública decide abrir una consulta privada, tiene que tener prohibida la derivación de esos pacientes a su consulta particular para hacerse determinadas pruebas o agilizar su atención con la excusa de que así evita listas de espera.

Así lo recoge la guía elaborada por el Consejo de Bioética del Servicio Gallego de Salud - órgano colegiado de carácter permanente, consultivo, interdisciplinar e independiente - para actuar en caso de conflicto de intereses.

De hecho, según este documento "las autorrecomendaciones son inadmisibles”. Por ello, proponen que se prohíba a un facultativo atender al mismo enfermo en la pública y la privada. En el mismo documento, los expertos en bioética lanzan otras recomendaciones para evitar conflictos de intereses, entre ellas los incentivos a los médicos, la inducción a la prescripción y la autoconcertación.

Autoconcertación

Otro asunto sobre el que reflexiona el texto del Comité Bioético es el relacionado con la gestión en el control de listas de espera y más concretamente con la autoconcertación, coloquialmente conocidas como `'peonadas'. Sobre esta realización de la actividad fuera de la jornada ordinaria,  la guía explica que “podría darse la paradoja de que esta medida no incentive la eficiencia, si es propuesta a aquellos servicios que  no cumplen los criterios establecidos”. Y por ello recomiendan al propio Sergas establecer “esclusas” de tal manera, que no hubiera posibilidad de que un mismo paciente puediera ser subsidiario de atención en ambas esferas.

Incentivos a médicos

Los incentivos al profesional para mejorar los objetivos institucionales es un tema “éticamente controvertido por su potencial para conflictos de intereses”. Hay que evitar, recomiendan, la perversión de los mismos, “de aquellos que pretendan premiar el ahorro sin acompañarlo de una mejor práctica profesional y de un beneficio para el paciente”. Y añaden que aunque los del tipo económico son los más comunes, existen otros en especie, como la dotación de material, la asistencia a actividades formativas o ciertos reconocimientos públicos.

Presión de pacientes

El órgano asesor advierte de la "presión desproporcionada" ejercida por algunas asociaciones de pacientes para que se prescriban "tratamientos extremadamente caros", aunque "no suficientemente probados”. Aunque el Consejo admite que los intereses de estos grupos pueden ser legítimos,  insta a estas asociaciones de pacientes a reconocer si mantienen algún conflicto de intereses con farmacéuticas. Y para ejemplificar este caso, los afectados por fibromialgia, trastorno "muy frecuente pero sin una vía de atención consensuada".

Aspiraciones profesionales

En ocasiones el conflicto de intereses no está motivado por el posible beneficio económico del médico sino por sus aspiraciones profesionales. Por ejemplo, “puede haber facultativos que den un trato preferente a personas con enfermedades raras o interesantes susceptibles de ser presentadas en congresos o ser publicadas, o bien se seleccionen a algunos enfermos solo para perfeccionar técnicas quirúrgicas  o para introducirlas en la cartera de servicio. Otra posibilidad es la atracción de pacientes para que un servicio se convierta en referencia en una determinada patología. Por último, señala como una práctica, la “asistencia preferencial y la facilitación de pruebas complementarias a allegados o conocidos que posteriormente deberán el favor realizado”.

Para todos estos casos, el Consejo de Bioética recomienda tomar conciencia y admitir el conflicto de intereses, para posteriormente declararlo. Otras medidas serían la recusación, en la que se traslada la decisión que tiene que tomar el profesional a otra persona, y el abandono de los intereses privados.


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