María Oquendo, presidenta de la Asociación Americana de Psiquiatría

"Las críticas al DSM-V han sido desproporcionadas"
La presidenta de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), María Oquendo.


27 dic. 2016 9:10H
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El manual diagnóstico de enfermedades mentales (DSM) no tardará otros veinte años en actualizarse. La presidenta de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés) considera “desproporcionada” la polémica generada por la última versión del trabajo, editada en 2013. Pero reconoce que, en adelante, la asociación tratará de ser más flexible a la hora de incorporar cambios al manual conforme lo condicione la nueva evidencia científica.

¿Qué retos principales tiene sobre la mesa como presidenta de la Asociación?

Los retos más importantes son, en primer lugar, disminuir el estigma contra las enfermedades psiquiátricas, ya que éste impide que muchísimas personas busquen la atención médica; identificar e implementar estrategias de tratamiento para que un mayor porcentaje de los que padecen trastornos psiquiátricos acceda a la terapia, y seguir luchando para que la cobertura por las aseguradoras para los trastornos psiquiátricos esté a la par con la de otros trastornos médicos (en esto también trabajamos con la legislatura estadounidense).

También nos proponemos buscar que los fondos para la investigación se distribuyan según la discapacidad y mortalidad causada por los trastornos médicos, incluyendo los psiquiátricos; aumentar el número de psiquiatras que se entrenan cada año (Estados Unidos posee un promedio de psiquiatras por 100.000 habitantes por debajo del de los países de la OCDE [Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico]).

¿Qué relación mantiene con otras como la europea?

He hecho hincapié en la importancia de mantener relaciones muy estrechas con las otras asociaciones, incluyendo en especial la Europea (EPA), la Latinoamericana (APAL) y la mundial (WPA). Desde hace muchos años, personalmente tengo muy buenas conexiones con varias asociaciones: la española (SEP y SEPB), colombiana (APBC), brasileña (ABP) y muchas otras.  Me parece que, en este mundo cada día más globalizado, tenemos que unirnos para lograr más beneficios para nuestros pacientes.

El médico español Rafael Yuste dirige el Proyecto Brain en Nueva York. Él se ha referido al plan como la clave para resolver la patología tanto psiquiátrica como neurológica. Un mapa detallado de las conexiones del cerebro, ¿cómo ayudaría a la Psiquiatría?

Estoy en pleno acuerdo con él.  Mientras más entendamos el funcionamiento del cerebro y las bases neurobiológicas de las patologías psiquiátricas, mejor podremos desarrollar tratamientos mejores y más precisos.  Eventualmente, la meta es prevenir el desarrollo de los trastornos psiquiátricos y sin conocer las bases moleculares de la función y la disfunción, no lo lograremos. 

¿En qué se diferencia un trastorno cognitivo que ve el neurólogo (por ejemplo, los pródromos del alzhéimer) de una alteración del comportamiento que compete al psiquiatra?

En realidad, es una casualidad histórica el que sea el neurólogo el que vea a los que tienen demencias. Las demencias sí están vinculadas no sólo con pérdida de la memoria, sino también con cambios en el comportamiento.  De igual manera, la depresión, la esquizofrenia y muchos otros trastornos psiquiátricos tienen efectos cognitivos negativos.

¿Ha mejorado la cultura occidental en reducir el estigma de las enfermedades mentales?

Nos queda muchísimo por hacer.

¿Se comprenden mejor o peor estas patologías en otras culturas?

Creo que en muchas culturas es difícil entender y, por ende, aceptar a los que padecen trastornos psiquiátricos. 

¿Cuántos psiquiatras por habitante recomienda la Asociación para un país dado?

Estamos planeando desarrollar una estimación al respecto para Estados Unidos. No creo que nadie lo sepa con certeza y, por supuesto, el número variará dependiendo del sistema de sanidad del país.

¿Cree del todo equivocadas las críticas al DSM-V, incluso por parte de colegas que trabajaron en la edición anterior del manual?

Reconociendo que ningún manual de este tipo puede ser perfecto, dadas las limitaciones en el conocimiento de la Psiquiatría, creo que las críticas han estado bastante fuera de proporción al problema.

Entre la penúltima edición del manual y esta última pasaron casi 20 años (1994-2013). ¿Aventura otras dos décadas para la siguiente?

El plan es tener un proceso más flexible que permita ir haciendo cambios según los datos lo apoyen.

Desde su punto de vista, ¿existe, de forma inevitable, sobrediagnóstico de algunos trastornos mentales, y, en ese caso, de cuáles y cómo debería evitarse?

A mi parecer, es todo lo contrario. Solo hay que mirar las tasas de suicidio para ver que es así.  La idea de que los médicos se empeñan en diagnosticar patologías que no existen me parece muy paradójica. Son los pacientes quienes vienen pidiendo remedio a su sufrimiento.  Sin embargo, sí es cierto que hay riesgo de que el diagnostico no sea el correcto. 

Otra observación crítica de algunos médicos repara en la desaparición de síndromes psiquiátricos a lo largo de la Historia (un ejemplo: la histeria de Charcot). ¿A qué se debe este fenómeno?

Según se va desarrollando la fenomenología, cambian las formas de caracterizar a los pacientes.  También sabemos que, en algunas manifestaciones de los trastornos psiquiátricos, influye mucho la cultura. ¿Quién nos iba a decir, en 1980, que habría personas con adicción a internet en el siglo 21?
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