Han desarrollado nanosondas capaces de localizar y adherirse a células cancerígenas que quedan listas para destruirse

Ingenieros biólogos crean tecnología para la detección precoz del cáncer
Las nanosondas se introducen en los medicamentos para localizar las células cancerígenas.


12 dic. 2016 14:30H
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Los investigadores del laboratorio de Nanoingeniería Biológica de la Universidad Nacional de Investigación Nuclear MEPhI de Moscú han desarrollado unas nanosondas que tras introducirse en el cuerpo, son capaces de localizar y adherirse a determinadas células cancerígenas, de tal manera que éstas quedan identificadas y listas para ser destruidas. 

"Se trata de crear un fármaco radiactivo que podamos llevar hasta el tumor mediante una nanopartícula sensible, capaz de fijarse a la parte del organismo que queramos", explica Irina Zavestóvskaya, directora del instituto de Ingeniería Física y Biomedicina, integrado en la estructura de la MEPhI. 

De esta forma se conseguiría detectar la aparición de las primeras células cancerosas en el organismo humano cuando la enfermedad está aún lejos de causar daños irreversibles.

La idea es introducir en el medicamento "un núcleo radiactivo que vive tan sólo unas pocas horas, que acecha al tumor, lo irradia durante un tiempo y luego se convierte en inocuo para el paciente", añade Zavestóvskaya, doctora en ciencias físico-matemáticas. 

Plazo de dos o tres años

Los científicos de la universidad moscovita trabajan en esta revolucionaria radioterapia que busca la máxima eficacia en la lucha contra el cáncer con el mínimo perjuicio para la salud de los pacientes tratados. Se espera que el sistema diagnóstico con nanosondas llegue a los centros médicos en un plazo de entre dos y tres años, cuando concluyan todos los ensayos clínicos. 

Estas investigaciones se inscriben en el ámbito de la teranóstica, un campo de la medicina que fusiona diagnóstico y tratamiento, y en el que los conocimientos en física nuclear, campo en el que se ha especializado la MEPhI, encuentran numerosas aplicaciones. 

Las tecnologías teranósticas que desarrolla el instituto, explica Mijaíl Strijánov, pretenden "hacer un seguimiento a nivel celular del efecto de los fármacos, la dinámica de las enfermedades y los beneficios de los tratamientos. Creo que esta unión sinérgica entre la ingeniería física y la medicina tiene perspectivas formidables", sentencia el rector de la universidad, en la que estudian en la actualidad alrededor de 8.000 estudiantes y entre cuyas paredes han trabajado seis premios Nobel de Física. 
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