Las críticas por la “mala calidad” de las imágenes empleadas en el examen han sido constantes por los candidatos a una plaza de médico interno residente



4 feb. 2016 9:30H
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José A. Puglisi. Madrid
El MIR está en un proceso de transformación. El Ministerio de Sanidad ha aprovechado la última convocatoria para modernizar la prueba en aspectos estratégicos, digitalizando los procesos e, incluso, modificando la propia forma de responder a las preguntas, con la eliminación de uno de los distractores. No obstante, aún hay asignaturas pendientes para satisfacer las demandas de los aspirantes a una plaza a la residencia, como mejorar la calidad de las imágenes utilizadas en el examen para evaluar conocimientos sobre la Traumatología o Dermatología.

Aspirante a la prueba MIR.

En la anterior convocatoria, los candidatos denunciaron en las redes sociales que la baja calidad de las imágenes implementadas en la prueba dificultaba la resolución de las preguntas, dando paso a confusiones o dudas. Según los comentarios registrados, hubo un gran desconcierto ante preguntas donde se evaluaban competencias y conocimientos sobre Traumatología, así como en la lectura de electroencefalogramas y de espirometría.

El material gráfico, sin embargo, no ha sido el único inconveniente. Los aspirantes no dejaron pasar que se evaluaran “temas atípicos”, especialmente vinculados con hechos de actualidad, como fueron el virus del ébola o el uso del medicamento contra la hepatitis C sofosbuvir. Este aspecto, quizá de más difícil solución, pone sobre la mesa el debate sobre la necesidad de implementar un temario MIR, iniciativa que cuenta con el apoyo del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), pero que va en contra de la postura establecida desde el Ministerio de Sanidad y la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina.

Al margen de las posibles mejoras, la prueba del MIR servirá para medir el impacto de dos aspectos determinados: el efecto que tendrá la eliminación de un distractor, además de valorar los beneficios que aporte la lectura óptica de los exámenes, iniciativa que ha sido implementada para agilizar el proceso y reducir el número de posibles errores en la evaluación de cada aspirante, para lo que se cuenta con una máquina lectora de marcas ópticas y un software específico que será diseñado para la ocasión.

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