Por su naturaleza tiene una vertiente de obligación deontológica para el facultativo



30 nov. 2014 13:49H
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Ricardo Martínez Platel. Madrid
La historia clínica puede convertirse en la tabla de salvación de un facultativo en un proceso judicial. El documento se ha erigido en la mejor garantía para demostrar que se ha actuado conforme a la lex artis, por lo que su tratamiento se ha convertido en pieza clave ante cualquier situación adversa con los pacientes.

Aunque su ausencia no es en sí misma condenatoria, una mala elaboración puede resultar determinante para demostrar que la actuación médica no ha sido idónea. Por esta razón, la historia clínica es un guión que demuestra la actuación llevada a cabo por los profesionales y puede ayudar a disminuir los errores.

El acto médico se convierte en una cadena de responsabilidad, que obliga a saber qué ha hecho el predecesor y como prueba procesal justifica el buen hacer, además de la la importancia de los protocolos y de otros documentos estandarizados.

También es un documento que por su naturaleza tiene una vertiente de obligación deontológica para el facultativo, como refleja el Código de la OMC de 2011 y atesora una relevancia a nivel jurídico. Así, como apuntan los expertos es un instrumento que "puede convertirse en el mejor o en el peor aliado del médico en un proceso judicial".

En este sentido, se trata de un elemento integrador de la atención al paciente, cuya redacción concreta y coherente va en beneficio de todos.
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