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8 jul. 2020 18:23H
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MADRID, 8 (EUROPA PRESS)

Un grupo de Investigación de la Universidad de Zaragoza ha detectado secuelas físicas del confinamiento en personas de la tercera edad, concretamente un incremento de la fragilidad de las personas mayores que supone un mayor riesgo de lesiones por el riesgo de caídas y una reducción drástica de la autonomía personal.

Así lo demuestra un estudio realizado por el grupo de Investigación Entrenamiento, Actividad Física y Rendimiento Deportivo (ENFYRED) de la Universidad de Zaragoza, junto con el apoyo de clínica Nasser y la dirección de un Trabajo Fin del Máster Universitario en Evaluación y Entrenamiento Físico para la Salud, realizado por Laura Bosque con supervisión de los doctores Carlos Castellar, Francisco Pradas y Elena Castellar.

"La disminución de la actividad y movilidad a lo largo del día, junto con el aumento del tiempo sedentario, tiene importantes consecuencias negativas para la salud", explica el doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte Carlos Castellar, quien señala que este problema es de menor importancia en personas jóvenes y sanas que "podrán recuperar fácilmente su condición física tras la vuelta a la actividad habitual"

Sin embargo, continúa, "conforme avanza la edad, la recuperación de la condición física y de la funcionalidad tras un largo periodo de inactividad en personas mayores va a requerir mucho más tiempo y esfuerzo".

La investigación ha analizado los cambios en la capacidad funcional de más de 40 personas mayores institucionalizadas en una residencia de la tercera edad, tras diez semanas de aislamiento residencial. Para ello, se utilizaron tres pruebas científicamente validadas para personas mayores (Short Physical Performance Battery): un test de equilibrio, otro de velocidad de marcha y un test de levantarse y sentarse de una silla sin ayuda de los brazos.

Todas las pruebas sufrieron un descenso significativo, más acentuado en la prueba del equilibrio y en la de levantamiento de la silla. Los residentes más frágiles, que eran menos activos previamente, han quedado tras este periodo con una importante limitación de su funcionalidad, algunos con criterios de discapacidad.

Por esta razón, recomiendan ahora iniciar programas de actividad física adaptada y supervisada por profesionales para recuperar lo antes posible el nivel perdido, trabajando el campo de la medicina del dolor y deportiva.

"Se trata de rehabilitar la musculatura deficiente, con medidas de alivio que provoquen una correcta vascularización de las zonas tratadas. Esto comienza por desinflamar esas estructuras, realimentar y rejuvenecer los tejidos, limpiando la articulación y reoxigenando los tejidos dañados con técnicas mecánicas" explica el doctor Nasser, especialista en Unidad del Dolor.

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