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15 jul. 2020 12:12H
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MADRID, 15 (EUROPA PRESS)

Los neuropediatras han avisado sobre la importancia de conocer cómo es el desarrollo motor del niño sano en las primeras etapas de la vida para detectar a tiempo patologías neuromusculares graves como, por ejemplo, la atrofia muscular espinal (AME).

"Respecto al ritmo madurativo del niño en los primeros 24 meses de vida hay que tener en cuenta que los hitos del desarrollo pueden tener cierta variación sin que se consideren patológicos. Así, por ejemplo, el desarrollo de la marcha puede oscilar entre los 11 y los 18 meses de vida. No obstante, aunque su retraso en sí no sea patológico, puede ser considerado un signo de alarma que nos alerte de posibles patologías", ha explicado la coordinadora del Área Pediátrica de la Unidad de Enfermedades Neuromusculares del Hospital Universitari i Politècnic La Fe de Valencia, Inmaculada Pitarch.

Para identificar cuáles son los indicadores de desarrollo normales en niños hasta 24 meses es importante destacar la figura de los pediatras de Atención Primaria, que cuentan con escalas reconocidas por las sociedades de Pediatría de Atención Primaria (AEPap y SEPEAP) que permiten a padres y madres conocer de manera "sencilla" estos indicadores de desarrollo motor.

En el primer año de vida, se puede hablar de un desarrollo normal del niño si observamos, de manera progresiva, que el bebé mantiene la cabeza erguida cuando está en brazos, fija la mirada y la mueve siguiendo movimientos de un objeto o una persona, coge y agita objetos cercanos, se mantiene sentado sin apoyo, se lleva alimentos y objetos a la boca, gatea, da sus primeros pasos con ayuda o colabora en juegos de imitación, entre otras cuestiones.

Por otro lado, entre los 12 y los 24 meses de edad es fundamental para un correcto desarrollo motor que el niño se ponga de pie y de pasos sin apoyo, reconozca partes de su cuerpo, comience a comer con cuchara, corra, suba y baje escaleras o sea capaz de chutar una pelota.

"Si los padres detectan algún signo de alarma que exprese la desviación de un patrón normal del desarrollo, el pediatra de Atención Primaria hará un seguimiento evolutivo más exhaustivo del niño, pues estos signos son una alerta para descartar trastornos neurológicos y para remitir al neuropediatra", ha apuntado Pitarch.

En cuanto a los signos de alarma durante los dos primeros años de vida, la experta ha informado de que se basan en no sujetar la cabeza hacia los cuatro meses ni mantenerse sentado después de los nueve meses, ausencia de desplazamiento autónomo pasados los diez meses, no coger objetos a partir de los cinco meses, no sonreír a personas conocidas ni interesarse por lo que le rodea y no llorar nunca ni protestar ante la ausencia de personas muy cercanas y familiares.

Del mismo modo, si los padres observan en el segundo año de vida que su bebé no camina de manera autónoma a los 18 meses, que no señala las principales partes del cuerpo ni se acerca ni muestra interés por jugar con otros niños, no imita acciones ni sonidos conocidos ni responde a su nombre pueden intuir que existe algún problema en el crecimiento normal de su hijo.

"En estas circunstancias, cuando los padres detectan que su bebé no está evolucionando a nivel motor según lo esperado, es clave que consulten cuanto antes con un especialista en Neurología Pediátrica, para que puedan descartar posibles enfermedades neuromusculares. El pronóstico de muchas de estas enfermedades depende del diagnóstico precoz, puesto que existen múltiples tratamientos terapéuticos modificadores de la enfermedad", ha manifestado la neuropediatra.

Por último, la especialista ha destacado que, además de la parte motora, que se limita a los dos primeros años de vida, debe considerarse también en un normal desarrollo del niño pequeño otras áreas como la personal/social, el área del lenguaje o el área sensorial (visión y audición).

La compañía farmacéutica Avexis, perteneciente al grupo Novartis, se suma a la labor iniciada por neuropediatras, pediatras y pacientes con AME para apoyar a este colectivo y avanzar así en la consecución de un diagnóstico temprano que puede permitir un mejor pronóstico de muchas de estas enfermedades neuromusculares.

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