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31 jul. 2020 16:30H
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MADRID, 31 (EUROPA PRESS)

Los regímenes continuos de glucocorticoides son mejores para controlar la actividad de la artritis reumatoide. Sin embargo, la interrupción también demostró ser exitosa en la mayoría de los casos, y podría utilizarse para prevenir los efectos secundarios a largo plazo asociados al tratamiento con glucocorticoides, según los resultados de un ensayo de la Charité - Universitätsmedizin Berlin (Alemania) que se ha publicado en la revista científica 'The Lancet'.

Los glucocorticoides, como la cortisona, son muy eficaces para controlar las enfermedades inflamatorias. Sin embargo, su uso a largo plazo se asocia a efectos secundarios graves, como trastornos cardiovasculares, osteoporosis e infecciones. Estos fármacos también suprimen las glándulas suprarrenales, con lo que reducen la capacidad del cuerpo para producir su propia cortisona. Esto puede provocar fatiga, náuseas y baja presión sanguínea, e incluso puede poner en peligro la vida.

Un período apropiado de reducción gradual de la dosis, conocido como disminución, es esencial para permitir que el cuerpo se adapte a un suministro reducido de esta sustancia y prevenir el síndrome de abstinencia. La disminución de los glucocorticoides sin provocar una recurrencia de la inflamación es un desafío común al que se enfrentan muchas especialidades médicas.

"No habíamos tenido acceso anteriormente a los datos de ensayos aleatorios doble ciego controlados por placebo que comparaban un régimen de disminución de la dosis de prednisona, el glucocorticoide más comúnmente usado, con el uso continuado de prednisona en dosis bajas. En el ensayo, nuestro análisis comparativo se centró en la artritis reumatoide, una enfermedad comúnmente tratada con glucocorticoides", explica el primer autor del artículo, Gerd-Rüdiger Burmester.

Todos los pacientes reclutados habían estado recibiendo glucocorticoides durante un mínimo de seis meses, lo que significa que la inflamación relacionada con la enfermedad estaba bien controlada. Los pacientes del grupo de control continuaron recibiendo prednisona en una dosis similar durante seis meses, mientras que los pacientes en el régimen de reducción de dosis tuvieron su tratamiento reducido a cero en el transcurso de cuatro meses. Ambos grupos recibieron el anticuerpo receptor de la anti-interleucina-6, tocilizumab, como terapia complementaria.

El tratamiento previno con éxito los brotes de la enfermedad en el 77 por ciento de los pacientes que siguieron el régimen de prednisona. El mismo resultado se logró en el 65 por ciento de los pacientes en el régimen de disminución de dosis. Afortunadamente, ninguno de los dos grupos tuvo que enfrentarse a cambios clínicamente relevantes en sus parámetros de laboratorio, a inflamaciones relacionadas con la enfermedad o a otros problemas graves.

"El hecho de que la disminución de los glucocorticoides se asociara con una tasa de éxito del tratamiento del 65 por ciento es de enorme importancia para la toma de decisiones compartida con los pacientes. Ahora será posible decidir, caso por caso, si el tratamiento con glucocorticoides debe continuar o si se debe intentar la reducción", señala Burmester.

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