Los pacientes ancianos también reciben sus regalos y cantan villancicos

Navidad en la planta de Geriatría: "La soledad también hace enfermar"
Fernando Gómez-Olano, R3 de Geriatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.


28 dic. 2019 18:00H
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POR MARÍA GARCÍA
Trabajar en una planta con pacientes de Geriatría es un aprendizaje continuo para los residentes de esta especialidad. La del Hospital General Universitario Gregorio Marañón es especialmente representativa. Allí han tratado de convertir "un entorno agresivo" en un lugar lo más parecido a los hogares de quienes están ingresados. Su máxima es que los enfermos pasen en ella el menor tiempo posible y se esfuerzan, aún más, en que eso se cumpla en Navidad. Para los que no les queda otra que quedarse ingresados hay villancicos que alegran esos momentos. Y regalos. Aunque normalmente esperan hasta el día 6 de enero. Los mayores son más de Reyes que de Papal Noel. 


"Se aprende mucho de la vida atendiendo a pacientes mayores"


"Se aprende mucho de la vida. De cuáles son las prioridades. Vemos quién es el que ha llegado feliz al final y por qué. Qué es lo importante y de qué se arrepiente. Nos muestran lo importante que es tu entorno. Aquí nos damos cuenta del paciente que está bien acompañado o bien cuidado por una familia. Normalmente va a tener unos problemas de salud más fáciles de tratar y de cuidar. Por contra, sorprende mucho cómo la soledad hace enfermar", explica Fernando Gómez-Olano, R3 de Geriatría de dicho hospital. 

"Los pacientes que no tienen familia, o la tienen muy desestructurada, ante el mismo problema médico cambia el pronóstico y la vivencia; hay más sufrimiento", añade. Gómez-Olano ha visto a pacientes que ingresan por solos. Cuando comienzan con un proceso de deterioro cognitivo no tienen a nadie que se haga cargo de ellos. Ellos, llegados a un punto, no pueden autocuidarse. Y ahí su salud se pone en peligro.

El hopital fomenta que en los días festivos acudan uno o dos médicos para ver si pueden dar el alta de última hora. Y eso ocurrió en Nochebuena. Tres pacientes se fueron a casa ese mismo día "más felices que unas pascuas". Por el contrario, quienes estaban a punto de salir pero, finalmente, tuvieron que pasar la Navidad allí se pusieron "bastante tristes". 

Regalos y villancicos 


Para estos pacientes que tienen que quedarse, en el área de Geriatría del Gregorio Marañón todos los años celebran los Reyes Magos. Sus majestades acuden al centro a visitar a los pacientes y entregarles un regalo acompañados de una comitiva de pajes y ayudantes.

Marta Ortega frente al Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Padel World).


Además se celebran actuaciones musicales. En el hospital explican que este año ha acudido un coro de habaneras que ha gustado mucho. También han tenido un coral que ha cantado villancicos "y se lo han pasado en grande". Estas actuaciones se acompañan de actividades terapéuticas y musicoterapia, para que los pacientes toquen instrumentos y se muevan. Asimismo, la campeona mundial de pádel, Marta Ortega, ha visitado a los pacientes de Geriatría y les ha regalado flores o plantas para felicitarles la Navidad.

"El primer año que estuve aquí vino una asociación a cantar villancicos y fue divertidísimo. Salieron todos los pacientes al pasillo e incluso los que estaban peor de enfermedad se pusieron a dar malmas. Se emocionaban entre ellos. Los que tenían demencia se acordaban de las canciones... Fue muy emotivo", relata Gómez-Olano. 

"¿Qué puedo hacer por mejorar?"


En el Hospital Universitario Virgen del Rocío, en Sevilla, no hay planta de Geriatría, pero sí muchos pacientes de edad avanzada. Los de Carlos Jiménez de Juan, R4 de Medicina Interna, rondan los 80 años de media. Para ellos también hay coros navideños y villancicos en estas fechas. 

Más allá de eso, el trato diario, explica, no varía mucho. "Pero se intenta siempre que las altas sean un poco más precoces en los pacientes que están más estables. Muchos nos lo solicitan. Un paciente me pidió ayer que si por favor se podía ir a casa a pasar el fin de año. Y en su caso era factible", explica el internista. También intentan, si es posible, dejarles 'la noche libre': los hay que han podido salir para pasar la Nochebuena en casa y volver en Navidad. 
 

Carlos Jiménez de Juan, R4 de Medicina Interna.

Tener o no familia cambia las expectativas. En su experiencia, quienes sí la tienen "sienten esa necesidad de marcharse a casa con los suyos". "El año pasado me pasó lo contrario con un par de pacientes. Eran personas sin hijos. No tenían necesidad de salir y les daba igual estar en el hospital. Muchas veces incluso se sentían más seguros quedándose en el centro. No tenían nada más allá que celebrar, desgraciadamente", se lamenta. 

Por el contarario, los que tienen a hijos o nietos esperando en casa le han llegado a preguntar: "Bueno, doctor, ¿y las Navidades? ¿Yo qué puedo aportar de mí para que la mejoraría sea más pronta y me pueda ir a casa?"

Igual que Gómez-Olano, Jiménez de Juan también aprende, y mucho, de estos pacientes. "Tienen una mentalidad muy diferente a la nuestra. Les dan más importancia a la familia, al estar acompañados, a los reencuentros con los familiares en estos días... Lo valoran más mientras que nosotros igual no lo tenemos tan en cuenta. Nuestra sociedad igual busca más el consumo y salir en estas fechas", reflexiona. 

A quien valoran mucho estos profesionales es a la familia de estos pacientes, "un pilar fundamental" para su recuperación que ellos deben "valorar y cuidar". Y un motivo para que, los pacientes que pueden, lo consigan.


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