Sanitarias en su puesto de trabajo.
La atención sanitaria está planteada desde el prisma del hombre. Y es que la salud se fundamenta en la vista masculina, desde la investigación científica hasta la batería de patologías más tratadas en los propios servicios asistenciales. Una situación que contrasta con un paradigma implantado por naturaleza:
las mujeres viven más años. La unión de ambos factores deriva en más años con mala salud y un mayor reporte de problemas de salud física y mental. En concreto, la población femenina de la
Unión Europea señala una
mala cobertura de las distintas patologías de salud sexual y reproductiva o
los males que les afectan de forma exclusiva, como la menopausia y perimenopausia, la endometriosis o las infecciones urinarias.
Esta conclusión llega tras el informe elaborado tras analizar los resultados de
la encuesta sobre salud femenina realizada por la Comisión de Salud Pública del Parlamento Europeo. En total, 1.908 individuos participaron en la consulta, de los que 92 procedían de partes interesadas y 94 eran profesionales que trabajaban en instituciones sanitarias. Pese a que las respuestas venían de todos los países miembro y de distintas clases sociales, las mujeres con educación superior fueron el perfil mayoritario. Asimismo, la mayoría eran originarias de Alemania, Bélgica y Países Bajos.
Mala valoración de la asistencia específica en salud femenina
La información dada por las encuestadas fue clara. Menos del 25 por ciento de las entrevistadas consideran que se trata o informe de manera adecuada sobre
la menopausia y la perimenopausia. Es más, la amplia mayoría considera que esta fase de la vida de la mujer adulta es en la que cuentan con menor acompañamiento por parte del estamento sanitario, junto a la pubertad. A su vez, tampoco consideran que cuenten con información, acceso y prevención suficiente en relación a problemas de salud sexual y reproductiva.
En el
lado positivo, la mayoría de participantes consideró que el cuidado durante el
embarazo es bueno. Y es que más de la mitad considera que el trato en sus distintas fases es el adecuado, incluido el parto y el posparto. Por otro lado, también se obtuvieron valoraciones alentadoras sobre el proceso asistencial en torno al cáncer de mama o el acceso generalizado a hospitales y centros de Atención Primaria.
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El abordaje de la menopausia, la perimenopausia, el sindrome del ovario poliquístico o la incontinencia suspende en la UE
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Los malos resultados vuelven con los problemas relativos únicamente a mujeres. Menos del 25 por ciento considera que el tratamiento, diagnóstico, cuidado e información sobre
la menstruación, el síndrome del ovario poliquístico, la incontinencia o las infecciones urinarias es correcto. A la vez, ni la mitad de entrevistadas consideran que se aborde bien la infertilidad, la osteoporosis o los desórdenes autoinmunes. Tan solo la aproximación al cáncer -tanto de pecho como de ovarios- recibe el aprobado por las europeas.
Por otro lado, se reporta una importante falta de información, formación y, en ocasiones, respecto en relación a la atención a pacientes Lgbtiq+. Además, se revelaron
desigualdades de género en el proceso asistencial, principalmente en los tiempos de espera, el tratamiento diferenciada o la aplicación de procedimientos dolorosos innecesarios.
Necesidad de más formación y comprensión en el trabajo
La opinión de las europeas sobre el abordaje de la salud en el trabajo tampoco es favorecedora. La amplia mayoría ha indicado
"incomprensión" por parte de superiores y compañeros ante problemas de salud femenina, a la vez que perciben un tratamiento desigual respecto a los hombres en temas de salud.
Un bloque de las cuestiones iba destinado a las sanitarias que han participado. Estas han revelado
malas condiciones laborales, las cuales se podrían paliar con un mejor salario, modelos flexibles de tiempo laboral o la conciliación de trabajo y vida personal.
En cuanto a la formación, las encuestadas han reseñado que
no existe prácticamente información sobre derechos y necesidades sanitarias de las mujeres, los efectos diferenciados por sexo de los medicamentos, los químicos nocivos en cosméticos o los requerimientos de la
población Lgtbiq+. Además, han considerado que no se instruye adecuadamente a profesionales y ciudadanía sobre salud sexual y reproductiva.
Desafíos futuros sobre salud femenina
Los resultados de la encuesta dejan deberes a los representantes de la Unión Europea y sus integrantes. Y es que las instituciones tienen que laborar en pro de
la falta de reconocimiento de las necesidades de salud femenina y el refuerzo de la figura de la mujer en la investigación médica -focalizada en el hombre- y el proceso asistencial. Asimismo, se considera imprescindible redoblar esfuerzos en la investigación sobre medicamentos seguros y dosificaciones específicas para mujeres, el acceso a la atención preventiva y específica -incluido el incremento de cribados- o el desarrollo de legislación en salud femenina y control de sustancias químicas en cosméticos.
Desde la organización continental se apunta también a la importancia de idear
una agenda europea específica de salud femenina con enfoque de ciclo vital -pubertad, embarazo y menopausia-, además de incrementar el número de consultas para diseñar políticas eficaces. Una serie de pasos que solo se darán a través de la concienciación y, por supuesto, la financiación.
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