La OCDE llama a integrar la atención a la depresión en los planes nacionales para abordar enfermedades no transmisibles

Mathias Cormann, secretario general de la OCDE, que apunta al autocuidado como clave para proteger la salud mental y la eficiencia del SNS
El secretario general de la OCDE, Mathias Cormann.


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Las enfermedades no transmisibles como el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y respiratorias se encuentran entre las principales causas de discapacidad y muerte de los países más desarrollados del mundo. En un reciente informe de la OCDE se llama la atención de que esas patologías “suelen coexistir con la depresión”, una circunstancia que no sólo puede agravar la salud de quienes las padecen, sino también aumentar los costes sanitarios derivados de su asistencia. Frente a ello, el organismo pone sobre la mesa la potenciación del autocuidado del paciente como clave para mejorar la salud mental y física, y para aumentar la eficiencia de los sistemas sanitarios. Para ello, recomienda incluir la atención a la salud mental en las políticas de abordaje de las enfermedades no transmisibles.

Según el informe de la OCDE, titulado Explorando la relación entre las enfermedades no transmisibles y la depresión, las personas que sufren este tipo de patologías tienen entre un 15 y un 27 por ciento más de riesgo que el resto de ciudadanos de sufrir depresión. Esa circunstancia se da con mayor frecuencia entre las mujeres y las personas con dificultades económicas. En el caso de las primeras potencias mundiales, se observa una tendencia al alza de la esperanza de vida, o lo que es lo mismo, un envejecimiento progresivo de la población, que, por tanto, está expuesta a padecer más enfermedades crónicas y, en definitiva, a sufrir más problemas de salud mental.

Es, de acuerdo al informe, la pescadilla que se muerde la cola: “Una mala salud mental puede empeorar la salud física, acelerar el curso de las enfermedades no transmisibles y aumentar considerablemente los costes de los tratamientos. Vivir con una enfermedad no transmisible y comorbilidad con depresión empeora la salud más que cualquier combinación de enfermedad no transmisible sin depresión”.

Impacto de la salud mental en el gasto sanitario


El primer recurso para frenar ese tipo de patologías físicas es el ya sabido: llevar un estilo de vida más saludable que implica, por ejemplo, dejar de fumar, aumentar la actividad física y seguir una dieta equilibrada, además de ser fiel a los tratamientos prescritos por los especialistas. Sin embargo, esas medidas “pueden resultar difíciles en contextos de angustia psicológica”, según la OCDE. Es algo que tiene un impacto directo en el gasto sanitario asociado a las enfermedades no transmisibles. En el estudio se pone el ejemplo de Francia, donde “la depresión mayor en personas con al menos una enfermedad no transmisible aumentó el gasto sanitario de más de 1.000 euros a más de 4.000 euros de media, dependiendo de la edad y el sexo”.

Por ello, el organismo considera que los sistemas sanitarios nacionales han de integrar la salud mental en los planes de acción sobre enfermedades no transmisibles “como un elemento central para mejorar la salud física de la población, el bienestar y la productividad”. “Aunque muchas de las acciones descritas anteriormente -como el entrenamiento en autocuidado, dejar de fumar y la actividad física- pueden aportar beneficios relevantes para la salud mental de las personas con enfermedades no transmisibles, también es crucial considerar de forma global los enfoques utilizados para identificar y tratar la depresión en este grupo, dada su mayor vulnerabilidad”, reza el informe.

Enfoque multidisciplinar y más coordinación sociosanitaria


En ese sentido, se subraya la necesidad de contar con “un enfoque multidisciplinar y holístico”, desde una mayor coordinación sociosanitaria, que permita abordar las terapias frente a estas patologías y la salud mental teniendo en cuenta “todos los ámbitos del funcionamiento, incluidos los aspectos biológicos, cognitivos, emocionales y sociales”. “Mejorar el autocuidado de las enfermedades no transmisibles, capacitando a las personas para manejar su salud mediante el desarrollo de nuevos comportamientos y la gestión del impacto emocional de sus enfermedades, es una vía clave para reducir las hospitalizaciones y mejorar la salud física, y también se ha demostrado que reduce los síntomas depresivos”, se destaca en la investigación.
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