Redacción Médica entrevista a Leticia Camarillo, del Servicio de Psiquiatría del Adulto del Hospital Gregorio Marañón

"El confinamiento ha bajado el estado de pánico de las mujeres maltratadas"
Leticia Camarillo.


29 abr. 2020 17:00H
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Desde 2005 en el Servicio de Psiquiatría del Adulto del Gregorio Marañón se ofrece atención psiquiátrica y psicológica a las víctimas de violencia de género de Madrid. Actualmente y dentro de la actividad desarrollada por el Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón donde desde hace un año está integrado el referido Servicio de Psiquiatría del Adulto, el Programa Atiende no ha dejado de hacer un seguimiento especifico a las pacientes de dicho programa que como víctimas de violencia de género han afrontado el confinamiento de distintas maneras. La doctora Leticia Camarillo, recientemente premiada en Sanitarias 2020 nos cuenta la experiencia.

¿Cuántas de sus pacientes siguen conviviendo con sus maltratadores?

Antes de empezar a contar la experiencia del programa Atiende quiero dejar explicitado que las víctimas de las que voy a hablar son aquellas que ya no conviven con sus maltratadores. Por tanto, lo vivido en Atiende estos días, nada tiene que ver con la situación de todas las mujeres víctimas de violencia de género que en estos momentos están encerradas en sus casas con ellos, que es una situación muy diferente.

Entonces, ¿cómo se ha adaptado el programa Atiende a la repercusión de la situación actual en las víctimas?

El programa Atiende, es un dispositivo de salud mental de la Comunidad de Madrid que presta atención a mujeres víctimas de violencia de género. En este periodo de confinamiento ha mantenido su actividad con consultas por videollamada o telefónicas, siendo referente para centros de salud mental, centros de atención
primaria y dispositivos de la red de ayuda a las víctimas de la Comunidad de Madrid. Prestando especial atención a los casos de mayor riesgo y a los casos nuevos.

¿Sus pacientes, entonces, han denunciado ya previamente a los maltratadores?

Un elevado porcentaje de las mujeres tiene orden de alejamiento o han interpuesto denuncia. En el 85 por ciento de los casos estas mujeres han cesado la convivencia o roto su relación con sus maltratadores. El 15 por ciento restante son mujeres que están en proceso de separación.

¿Y qué pasa con las que no han denunciado y siguen viviendo con sus parejas violentas?


El programa Atiende de la Comunidad de Madrid atiende la violencia de género


En el 15 por ciento de mujeres que están en proceso de separación la situación es más grave puesto que en algunos casos conviven con sus parejas. En esos casos las intervenciones telefónicas han sido realizadas valorando en cada caso el riesgo de que recibiesen llamadas. En algunos casos hemos contactado a través de familiares que nos habían autorizado a llamar anteriormente o se han puesto en contacto tanto familiares como ellas mismas para poder concertar un horario en el que pudiesen hablar.

Nuestra labor en esta situación es sobre todo proporcionarle y recordarle información sobre teléfonos de emergencia, la continuidad de la labor de la policía y los centros de la red de atención a las víctimas de Violencia de Género durante el estado de alarma y la valoración del riesgo que tengan en ese momento para actuar según los protocolos.

Por tanto, si la mayoría de sus pacientes ya no conviven con el maltratador ¿cómo están viviendo el Estado de Alarma?

Bueno, siguiendo con lo que me preguntaba antes, el 85 por ciento restante son mujeres que ya no conviven con sus maltratadores. Y es curioso, pero en estos casos la gran mayoría están mejor que anteriormente en relación a la sintomatología asociada a la situación de violencia. No obstante, mantienen altos niveles de ansiedad, insomnio y estado de ánimo depresivo. Pero en estos momentos asocian esos síntomas a otros factores, como es la soledad durante el estado de alarma, el miedo al futuro, su situación laboral cuando acabe el confinamiento, la preocupación por seres queridos afectados de Covid-19 y a los que no pueden ver.

¿Me está diciendo que el confinamiento les ha mejorado?

En relación al estado de alerta que las caracteriza, las pesadillas constantes, el estado de pánico casi continuo propios del trastorno de estrés postraumático en el que el elemento traumático se mantiene presente, ha mejorado notablemente.

¿O sea, que el confinamiento que tanto agobia a la mayoría de las personas, a las víctimas de violencia de genero les alivia al contrario de lo que se ha pregonado desde otras instancias?

No quiero decir eso para todas las víctimas, me refiero a nuestras pacientes. Entre ellas, las mujeres que no tenían orden de alejamiento o que había cesado ya, se encuentran protegidas en esta nueva situación, se sienten más liberadas, con menos miedo, menos hiperalertas. Es como si esta situación les hubiese otorgado una orden de alejamiento que no deja de ser una medida de protección. De hecho, la mayoría de las pacientes lo que refieren que esperan tras sus denuncias es que les otorguen una orden de alejamiento, de todo, lo que buscan al leer las sentencias es esa medida, su alivio está directamente asociado a que se dicte dicha orden.

Hablando de sentencias y de juzgados, ¿es cierto que los procesos judiciales revictimizan a las mujeres maltratadas por sus parejas?

Dado que los procesos judiciales son largos, muy largos, la presencia de estos hombres en su vida sigue vigente, siguen teniendo sin resolver su separación ni su situación. Siguen siendo legalmente sus mujeres durante un tiempo, aunque ya no vivan con ellos, siguen teniendo propiedades y cuentas en común, siguen además siendo la obsesión de ellos en muchos casos. Es decir, incluso en los casos que existe orden de alejamiento, saben que ellos siguen pensando en ellas pues están ambos preparándose para un juicio en el que están enfrentados y en esos casos ellas están acostumbradas a tenerles miedo, aun cuando ya no vivan con ellos su recuerdo es el de ellos enfadados. Me explico: los juicios enfadan y molestan en cualquier caso y más cuando eres acusado.


Las mujeres se encuentran protegidas en esta nueva situación de confinamiento


Las víctimas no pueden olvidar el pánico a la venganza, la falta de compasión y la persecución hasta descargar la ira. Y la sienten constantemente, y los sienten al acecho casi todos los días de su vida, no tienen la certeza de que ellos una vez finalizada la orden de alejamiento, o incluso con ella vigente, no vengan a por ellas para vengarse por haberles denunciado, por haberles abandonado y por haber osado a ser independientes de ellos. Por eso, este estado de confinamiento les aporta seguridad, en este momento es más difícil que les ocurra algo. Y esto hace que estén mejor, más tranquilas, con menos síntomas, y se sientan mucho más libres.

Escuchándola a usted, da la sensación de que si no fuera por el confinamiento actual, muchas de estas víctimas seguirían sufriendo una especie de acoso interminable por sus ex parejas.
 
No deja de ser triste que cuando ya no están oficialmente atadas a ellos, cuando hace incluso años que no conviven con ellos, estén más tranquilas en una situación de confinamiento, que no deja de ser una situación de pérdida de libertad. En esta situación, ellas no tienen que salir a trabajar, ni a llevar o recoger a sus hijos del colegio, no tiene un horario fijo para ir a su puesto de trabajo, ni para estar en las paradas de autobús. Están tranquilas porque están encerradas en sus casas. En esta situación ellos tampoco tienen tanta libertad para moverse, no pueden pasear sin motivo sin llamar la atención de las fuerzas de seguridad, no pueden salir de casa excepto para lo imprescindible.

Están más tranquilas porque ahora no les ven paseando “casualmente” por las inmediaciones al salir de su trabajo, porque no ven el coche de sus ex aparcados frente a sus portales con ellos dentro mirándolas. Están más tranquilas porque no les ven paseando por delante de sus casas ni en sus calles.

¿Su conclusión es que el confinamiento por la crisis del Covid-19 ha resultado ser un factor protector?

Para algunas de ellas sí. Aunque por todo esto están más tranquilas y debería alegrarme, sin embargo, me hace reflexionar sobre la falta de libertad auténtica que tienen estas mujeres que una vez separadas de sus parejas, de los que incluso han podido tener durante uno o dos años órdenes de alejamiento, siguen sintiéndose vigiladas, cuestionadas, recriminadas, en definitiva, controladas. Controladas por hombres que no olvidan, que no perdonan haber sido abandonados por aquellas que ellos creían que estarían ahí siempre porque es su obligación, porque es “su mujer”, porque son suyas, porque a ellos no les deja nadie.

En la lucha contra la Violencia de Género, es crucial el funcionamiento de la Justicia. ¿cree que en la extraordinaria situación que vivimos habrá más dificultades en este campo si cabe?

Claro, esta situación de alarma, tiene como todas aquellas reguladas por normas y leyes, puntos ciegos, situaciones que quedan a disposición de la interpretación que hagan los juristas sobre la leyes que la regulan. Y eso, entre otras dificultades, de las que no voy a hablar aquí, como son las “interpretaciones” que hacen quienes toman la decisión final, esto es, los jueces que tienen la gran dificultad del tiempo. Sí, el tiempo que se tarda en que los casos sean revisados o llevados a juicios para que pueda haber una sentencia o resolución judicial que resuelva las dudas razonables pero sobre todo las “no razonables”.

¿Pero exactamente qué problemas concretos de tipo judicial tienen ahora las víctimas en esta situación Covid-19?


La ausencia del control de sus maltratadores mejora su ánimo pero a costa de su propia libertad


En este sentido, centrándonos exclusivamente en las dificultades judiciales que se presentan en la situación de confinamiento para las mujeres que no conviven con sus maltratadores, se focalizan en la custodia de los hijos y los regímenes de visitas. ¿qué pasa con las visitas en esta situación? No voy a hacer todas las preguntas que se hacen y que escucho en las consultas telefónicas, pero si hay orden de alejamiento y las visitas son en un Punto de Encuentro que no están funcionando ahora mismo, ¿cómo se hace la entrega?, ¿están incurriendo en un delito si no entregan a los niños?, pero si los entregan ¿incurren en un delito al saltarse la orden de alejamiento que tengan vigente?.

Estas son solo algunas de las dudas que las tiene angustiadas. Porque cualquier paso en falso, cualquier error va a ser motivo de al menos dos escenarios. El primero, los constantes e insistentes mails en los que no hay una amenaza explícita y por lo tanto no son denunciables, pero son una constante recriminación, amenaza de denuncia, amenaza de quitarle a sus hijos judicialmente, etc.. Amedrentando, y coaccionando como hacían cuando vivían con ellas. Y el segundo, denunciándolas judicialmente. Estos, son juicios que tendrán pendientes posteriormente, con los tiempos que todos conocemos en la justicia, con el estrés que conlleva, los gastos que conllevan -no todas las causas, sobre todo las civiles, cuentan con defensa gratuita-, la tensión y la incertidumbre que acarrean los juicios, para todos nosotros, sean de lo que sean.

Bueno, es indudable que las víctimas de violencia de género padecen en cualquiera que sea la situación de la sociedad ¿no cree?

Aun así, las pacientes de Atiende en estos días están mejor, y para acabar es con lo que me tengo que quedar, con que ellas están disfrutando en estos días de una tranquilidad que o bien desconocían o hace tiempo habían olvidado. El mejor de los testimonios me lo dio ayer una paciente que está acudiendo a un hospital a diario para seguir un tratamiento contra el cáncer, con quimio y radioterapia, que a pesar de los efectos secundarios y de su enfermedad me decía “estoy mejor que nunca”, “me siento mejor que nunca”.

Para ella poder salir (acompañada de su hermano que la traslada al hospital), y ver la calle vacía, sin tener que estar pendiente de escanear las caras de la gente que habitualmente ve por la calle para asegurarse de que no es su exmarido, saber que hay policías constantemente dando vueltas por las calles y que en caso de que le ocurra algo vendrían rápidamente en su ayuda, le hace sentir una libertad que hace tiempo no era capaz de sentir.

Finalmente ¿una conclusión?

Me alegro de que las mujeres a las que acompaño en su experiencia se sientan mejor, me alegra escuchar su voz más relajada. Pero, no nos debemos olvidar que lo que hay detrás de este mejor estado de ánimo: la ausencia del control de sus maltratadores a costa de su propia libertad.
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