La investigación ha sido publicada en la revista Nature.                                            
                                        
                                        
                                            Una 
investigación publicada en la 
revista científica Nature ha demostrado que una
 barrera viscosa que llega a recubrir los 
vasos sanguíneos del cerebro es la clave que permite proteger el órgano de los efectos nocivos del 
envejecimiento, según un estudio en ratones. Esta barrera llega a deteriorarse con el tiempo, provocando que las moléculas dañinas ingresen al tejido cerebral y provoquen respuestas inflamatorias. 
Este descubrimiento ha permitido identificar un grupo de moléculas poco conocidas llamadas mucinas que recubren el interior de los vasos sanguíneos de todo el cuerpo y le dan al moco su textura resbaladiza. 
Carolyn Bertozzi, química ganadora del 
Premio Nobel de la Universidad de Stanford en California y autora principal del estudio, asegura que las mucinas desempeñan muchas funciones interesantes en el cuerpo. Hasta hace poco, no teníamos las herramientas para estudiarlos. Eran invisibles".
Este tipo de proteínas están decoradas con 
carbohidratos que forman enlaces entre sí, llegando a crear una 
sustancia gelatinosa llena de agua. Toda esta amalgama llega a ser crucial para generar la conocida barrera hematoencefálica, un sistema que restringe el movimiento de algunas 
moléculas de la sangre al cerebro.
 
Hasta ahora la ciencia prácticamente desconocía que función realizaban las mucinas en todos estos cambios, hasta que una investigación se centró en una 
capa rica en mucinas llamada glicocálix, que recubre los vasos sanguíneos. Los investigadores observaron lo que le sucede a la glicocálix en el cerebro a medida que los ratones envejecen, y Bertozzi señala que las mucinas de los vasos sanguíneos jóvenes “eran 
espesas, jugosas y regordetas, mientras que en los ratones viejos eran delgados, cojos y desiguales”.
	La diferencia de las mucinas en ratones viejos y jóvenes
El equipo descubrió que las mucinas de una clase en particular eran menos abundantes en los 
ratones viejos que en los jóvenes. Los científicos también demostraron que una disminución en la actividad de las
 enzimas necesarias para producir estas mucinas hizo que la
 barrera hematoencefálica se volviera más permeable.
La siguiente gran pregunta que se hacen los investigadores es hasta qué punto las mucinas son clave para la 
barrera hematoencefálica, hasta el punto incluso de ser capaz de evitar que ciertas moléculas traspasen las paredes de los vasos sanguíneos. Bertozzi llega a considerar que las proteínas también podrían tener un papel más complejo, uno que podría revelar formas de contrabandear medicamentos a través de la barrera hematoencefálica.                                        
 
                                        
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