No obstante, el síndrome de fragilidad se puede revertir a través de hábitos de vida saludable

Los ancianos con mayor consumo de azúcar tienen más riesgo de fragilidad
El estudio ha examinado la asociación entre los azúcares añadidos en alimentos procesados y el desarrollo de fragilidad en personas mayores.


9 jul. 2018 11:50H
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Los ancianos con un mayor consumo de azúcares añadidos en su dieta tienen más riesgo de ser frágiles, según un estudio científico publicado en la revista The American Journal of Clinical Nutrition, en el que ha colaborado el investigador de la Fundación Agencia Aragonesa para la Investigación y Desarrollo (Araid) del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón, Martín Laclaustra.

Se trata del análisis de un estudio sobre 1.973 adultos mayores españoles, realizado en el Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Ciberesp e Imdea Alimentación, ha informado el Departamento de Innovación, Investigación y Universidad del Gobierno de Aragón.


Alimentos procesados, azúcares añadidos y fragilidad


La parte final de este trabajo ha desarrollado una de sus líneas de investigación en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza. El estudio ha examinado la asociación entre el consumo de azúcares añadidos en alimentos procesados y el desarrollo de fragilidad en personas mayores.

El síndrome de fragilidad asociado a la edad es una condición que resulta de la pérdida de reserva funcional y que tiene entre sus fundamentos fisiopatológicos la insuficiente masa muscular. La persona que padece esta fragilidad puede sufrir más caídas, más discapacidad, hospitalizaciones o ingresos en residencias, así como muerte prematura.


Hábitos de vida saludable



Estudios previos han asociado los azúcares añadidos con la obesidad, diabetes y enfermedad cardiovascular


Laclaustra ha destacado que este síndrome de fragilidad es "potencialmente evitable y puede ser reversible mediante hábitos de vida saludable, como realizar actividad física, llevar a cabo una alimentación adecuada o reducir la polifarmacia".

Durante el seguimiento de este estudio, los participantes han sido considerados como frágiles cuando han presentado al menos tres de los siguientes criterios: cansancio, baja actividad física, lentitud al caminar, pérdida de peso no intencional y debilidad muscular.


Bebidas azucaradas y obesidad


Estudios previos habían asociado el consumo dietético de bebidas azucaradas y de azúcares añadidos con mayor probabilidad de sufrir obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Asimismo, se sabía que la dieta influía en el desarrollo del síndrome de fragilidad, pero se desconocía el papel específico que desarrollaban los azúcares añadidos en la aparición de este síndrome.

Las encuestas dietéticas realizadas entre 2008 y 2010 permitieron conocer el consumo de azúcares añadidos a los alimentos, incluyendo entre otros las bebidas azucaradas. Gracias a este estudio, se ha comprobado que posteriormente, en 2012 y 2013, quienes más consumían tenían más probabilidad de desarrollar el síndrome de fragilidad.


Síndrome de fragilidad y azúcares añadidos


Los resultados han mostrado que los participantes que consumían más de 36 gramos al día de azúcares añadidos desarrollaban el síndrome de fragilidad con una frecuencia dos veces mayor a la de aquellos que consumían menos de 15 gramos al día de dichos azúcares.

Los componentes del síndrome de fragilidad más relacionados con el consumo de azúcares añadidos son la baja actividad física y la pérdida de peso no intencional. Esta asociación se ha observado al estudiar los azúcares añadidos por la manipulación o procesado de los alimentos, pero no al estudiar los azúcares simples presentes de forma natural en los alimentos.
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