Dos profesionales farmacéuticas analizan el cambio que supuso en sus vidas el 'salto' de escenario laboral

Diferencias entre trabajar en oficina de Farmacia y trabajar en industria
Claudia Casas y Ana Moreno.


SE LEE EN 6 minutos
Cuando imaginamos una oficina de farmacia tradicional, nos viene a la mente un luminoso en forma de cruz, anclado a un establecimiento donde trabaja un dependiente, por lo general dependienta; que se encarga de suministrar los medicamentos que los pacientes tanto demandan.

Un perfil que cuadra perfectamente con las dos profesionales que Redacción Médica ha entrevistado con un motivo particular: ambas han dejado atrás un trabajo estable en una oficina de farmacia para dar el salto a la industria del sector. ¿Qué las ha motivado para ello?

Ana Moreno es farmacéutica licenciada. En declaraciones a este medio cuenta que, cuando terminas la carrera es obligatorio hacer mínimo tres meses de prácticas en una farmacia. Ella lo tenía claro: "Yo hice esos tres meses de práctica y mi idea no era quedarme allí".

"Después de cinco años de estudios no quería acabar en una oficina despachando", se sincera. “Al final, la figura del farmacéutico aquí en España no es una figura muy reconocida, aunque también es la salida fácil", reconoce.

Moreno se muestra crítica y señala que "hay mucha demanda de farmacéuticos porque cada vez hay peores condiciones y peores sueldos". Con todo, ella empezó trabajando en una oficina de farmacia en Barcelona con la idea de buscar otra salida. "Era la ciudad que me daba expectativas de completar mi formación con algún máster o posgrado".

Aunque al principio no contemplaba trabajar en la industria - "a mí me hubiera gustado más trabajar en un hospital, a través de oposiciones…"- después de seis años trabajando en una oficina se decidió a dar el salto. "Trabajar de cara al público me gustaba en el plan de que hacías mucho consejo farmacéutico o que podías hacer algún servicio más especial".

"El sueldo para cinco años de carrera es vergonzoso", recalca, "pero también los horarios, tienes que trabajar muchos festivos sin ningún tipo de compensación", se queja la farmacéutica. "Por eso decidí marcharme".

La profesional analiza el momento actual del sector y señala que "la burbuja de la industria farmacéutica ya no vive su momento dorado". "Hace años era más goloso que ahora pero no deja de ser un sector en el que mejoras tu calidad de vida", justifica Moreno.

"Al final tienes mejores horarios, mejores condiciones y mejor sueldo". No obstante, recalca que no se llega a la industria sin una buena preparación. "Probablemente tengas que hacer un máster, ya sea público o privado. Los hay desde los 2.000 euros hasta los 20 y 30.000 que pagas por un privado, que te da la posibilidad de entrar en una bolsa de trabajo con prácticas".

Fue una decisión meditada, pero tras estudiar un máster privado, Ana pudo empezar a trabajar tras barajar ciertos convenios y sobre todo, "hacer mucho currículum", destaca.

"Actualmente estoy contenta", resume. Trabaja en una empresa cuya marca ya conocía de su época de farmacéutica: una empresa de retail que fabrica productos de higiene íntima que se venden en farmacia. "No son fármacos subvencionados por la seguridad social, ni fármacos hospitalarios", explica, "pero tienen una parte bastante científica que es de ginecología que también me atrae".


"No piensas que un farmacéutico pueda hacer algo así"



El caso de Claudia Casas, licenciada farmacéutica y actualmente trabajando en una multinacional, es muy parecido. "Yo estuve trabajando en farmacia durante la carrera, porque al final era una manera de ganarme dinero", empieza relatando a este medio. "En ese caso no como farmacéutica, sino como técnico, porque aún no tenía el título".

"Cuando finalicé la carrera estuve un par de años trabajando como farmacéutica adjunta, en una oficina de farmacia". En este punto, coincide con su compañera de profesión al admitir que "es un trabajo muy estático". "Si te gusta el cambio, es un trabajo que tiene lo que tiene: un sueldo con un convenio y unas tareas, pero no supone ningún reto añadido", señala Casas.

Para esta profesional, la carrera no supuso una motivación para dedicarse a la industria. "En general no te cuentan mucho la salida de industria farmacéutica. Supe de esta opción porque había compañeras que habían hecho el máster conmigo y me hablaron de ello", se sincera.

Claudia estudió un máster de industria farmacéutica, lo que la habilitó para hacer prácticas en una empresa farmacéutica. "Me abrió las puertas donde estoy ahora". "Trabajo para una compañía farmacéutica en el sector de las ventas", revela. Un cambio "muy abrumador, porque pasé de trabajar con pacientes, a tratar directamente con cliente potencial como es el propio médico".

En este sentido, la profesional farmacéutica cuenta que el objetivo prioritario que tiene en su puesto de trabajo es el de vender. "Vendes fármacos que tienen un precio regulado, visitas a médicos que tienen una opinión muy científica, a los cuales tienes que convencer. Ha supuesto todo un reto", destaca.

"Mi experiencia ha sido muy buena", concluye Claudia. "He tenido que adquirir una base científica y una visión de negocio y venta, con todo lo que conlleva". "Tienes que convencer, persuadir e influir a tus clientes".

Reconoce ser una persona a la que le gusta tratar con la gente, conseguir objetivos y ser competitiva. "Esto en el sector farmacéutico, sobre todo en ventas, es el pan de cada día". Tanto Ana como Claudia coinciden también al hablar de dinero: "Por lo general, está mejor pagado que una farmacia de calle, y es mundo más emocionante, aunque también muy duro". "No piensas que es algo que un farmacéutico como tal puede realizar".
REGÍSTRATE GRATIS
PARA SEGUIR LEYENDO
¿Ya eres premium? Inicia sesión
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.