Diccionario de enfermedades

Arteritis de la temporal

Causas, síntomas y tratamiento de la arteritis de la temporal
La arteritis de la temporal es un tipo de vasculitis debida a la inflamación de arterias de tamaño mediano y grande que, característicamente, afecta a la arteria temporal (una arteria que transcurre por la zona de la sien) y a otros vasos sanguíneos de la cabeza, aunque puede también afectar a otras arterias del cuerpo. Aproximadamente la mitad de los pacientes con arteritis de la temporal tienen, o desarrollan con el tiempo, una enfermedad denominada polimialgia reumática.

La arteritis de la temporal es una enfermedad que afecta a personas de edad avanzada, apareciendo casi todos los casos en mayores de 50 años.

¿Cuáles son las causas de la arteritis de la temporal?


Las causas de la arteritis de la temporal son desconocidas.

Síntomas de la arteritis de la temporal


Las alteraciones más características de la arteritis de la temporal son:
  • Fiebre.
  • Dolor de cabeza, generalmente en la zona de la sien, pero puede extenderse al resto de la cabeza.
  • Hormigueos o mayor sensibilidad en la zona de la sien.
  • Dificultad y cansancio al masticar o al mover la lengua.
  • Malestar general, pérdida de apetito, cansancio, sudoración y pérdida de peso.
  • Dolores musculares, sobre todo en los hombros y en la cintura o los muslos, junto a pérdida de fuerza, que sugieren su asociación con una polimialgia reumática.

¿Cuáles son las complicaciones de la arteritis de la temporal?


La arteritis de la temporal puede complicarse con:
  • Pérdida de visión e incluso ceguera por un ojo como consecuencia de una neuropatía óptica isquémica, es decir, por falta de riego del nervio que llega al ojo.
  • Afectación de la arteria subclavia, la cual puede producir dolor y dificultad para mover un brazo.
  • El desarrollo de un aneurisma de la arteria aorta a nivel torácico.
  • La aparición de un ictus por afectación de las arterias del interior del cerebro.


¿Cómo se diagnostica la arteritis de la temporal?


Los datos clínicos, y los hallazgos en el análisis de sangre de una velocidad de la sangre (VSG) elevada y de anemia, sugieren el diagnóstico de arteritis de la temporal. De igual manera existen datos sugestivos de arteritis de la temporal al hacer una ecografía de dicha arteria. La confirmación se realiza con una biopsia de la arteria temporal a nivel de la sien con anestesia local. En ocasiones se realizan radiografías con contraste de las arterias para observar si existen estrechamientos o dilataciones de alguna de ellas.

¿Es hereditaria la arteritis de la temporal?


Se ha podido observar una mayor frecuencia de arteritis de la temporal entre personas de una misma familia, sin que exista sin embargo un patrón hereditario determinado.

¿Es contagiosa la arteritis de la temporal?


La arteritis de la temporal no es una enfermedad contagiosa.

¿Cuál es el pronóstico de la arteritis de la temporal?


La  arteritis de la temporal suele responder adecuadamente al tratamiento, aunque puede recurrir cuando se bajan las dosis de la medicación o al suspenderla. Las complicaciones más graves son las relacionadas con la pérdida de visión y con el desarrollo de un aneurisma de la arteria aorta.

Tratamiento de la arteritis de la temporal


El tratamiento de la  arteritis de la temporal consiste en la administración de corticoides durante un mínimo de 2 años.  Hay que bajar la dosis muy despacio porque los síntomas pueden reaparecer si se bajan deprisa. Si no existe contraindicación se debe añadir tratamiento con aspirina para reducir el riesgo de problemas de visión aunque su eficacia no ha sido evaluada en ensayos clínicos.

Dadas las frecuentes complicaciones del tratamiento con corticoides, en estos pacientes se debe valorar:
  • La protección del estómago con omeprazol o medicamentos similares.
  • Un buen aporte de calcio y vitamina D para evitar la osteoporosis, siendo frecuentemente necesaria la administración de otros medicamentos que ayudan a su prevención.
  • En caso de complicaciones graves con los corticoides, la utilización de otros tratamientos alternativos con inmunosupresores.
Aunque esta información ha sido redactada por un especialista médico, su edición ha sido llevada a cabo por periodistas, por lo que es un contenido meramente orientativo y sin valor de indicación terapéutica ni diagnóstica. Recomendamos al lector/a que cualquier duda relacionada con la salud la consulte directamente con el profesional del ámbito sanitario correspondiente.