La Revista

Un residente de Psiquiatría advierte que se tiende a “psiquiatralizar” la vida cotidiana y los disgustos.

“Lo mejor de las guardias en Psiquiatría es que se acaban”
"Es muy diferente estar triste que estar deprimido", denuncia el psiquiatra.


3 feb. 2018 20:00H
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POR ESTHER ORTEGA
“Tenía claro que quería estudiar Psiquiatría desde quinto de carrera, cuando tuve la asignatura. A dos meses de tener que elegir la especialidad dudé también entre Oncología y Medicina Interna, pero tenía la corazonada”, recuerda un R3 al que ya solo le quedan 16 meses de residencia.

A tan solo días del examen MIR 2018, este especialista -que aprobó a la primera- recuerda esos momentos previos con “muchos nervios y mucha ilusión”: “Cuando llevas tanto tiempo  estudiando ya tienes ganas de dar el salto a la carrera profesional”. Y tiene un consejo para los aspirantes: “Yo les recomendaría que vayan poco  a poco. Con las academias ahora es muy sencillo. Si vas cumpliendo con las directrices que te dan y vas día a día llegando a los objetivos, va rodado”.

Para él tampoco fue muy complicado elegir el Hospital donde quería empezar su andadura profesional: “Un psiquiatra de la carrera me había hablado muy bien del Hospital Universitario Cruces (Bilbao), y en la comunidad autónoma hay mucho trabajo en esta especialidad -explica el residente-.  Fui  a visitarlo en las jornadas de puertas abiertas y me gustó. Hacen una apuesta muy importante por la investigación, además de la calidad asistencial. Suman la parte clínica y la investigación”, explica el R3, agradecido con el cálido recibimiento que le dieron sus compañeros.

A volar

Pasar de horas y horas sin más compañía que los apuntes a involucrarse en la vida en un hospital, requiere su tiempo de adaptación. “Los primeros días, e incluso meses, se juntaban la ilusión y los nervios. Fue intenso, te dejan volar y te enfrentas a situaciones complicadas con pacientes”, recuerda el  residente de Cruces, para quien significó mucho poder trabajar codo con codo con sus nuevos compañeros: “Te integras por primera vez en un equipo y te tienes que ir dando cuenta de todo. Por un lado, tienes una idea preconcebida de lo que es la especialidad y es muy diferente en la vida real. Por otro, te adaptas rápido”.

Y es que una cosa son los libros y otra el trato con el paciente. Por eso el primer mes, no hacía guardias solo: “Las hacíamos en Medicina General, siempre con otro residente que nos llevaba “de mochila” para que pudiéramos aprender. En la sexta es cuando te ves solo ante el peligro”. Todo fue bien, aunque para el especialista, las guardias son lo más duro de un servicio: “En general se pasan malos ratos. Hay una frase muy representativa que es: ‘Lo mejor de las guardias es que se acaban’”.

Pasión por la Psiquiatría

Sólo hace falta hablar diez minutos con este psiquiatra para darse cuenta de la pasión que profesa a su

"Hay un movimiento anti, que cuestiona la necesidad de tratamiento farmacológico en enfermedades como la esquizofrenia"


profesión. “En la Psiquiatría, la historia clínica es nuestra herramienta para realizar los diagnósticos. Lo mejor de la especialidad es ese trato con los pacientes”, explica el especialista, quien disfruta de esa cercanía.

Sin embargo, sí que hay cosas que le molestan y cree que se deberían cambiar: “Lo que menos me gusta es que se tiende a “psiquiatralizar” la vida cotidiana y los disgustos. Por ejemplo, es muy común  la frase de “estoy deprimido”, y es muy diferente estar triste con estar deprimido”.

También reivindica el poco control que existe sobre los supuestos tratamientos que pueden empeorar el estado de los pacientes: “Somos la única especialidad médica que tenemos un movimiento anti, que cuestiona la necesidad de tratamiento farmacológico en enfermedades tan graves como la esquizofrenia”.

Formación continua

Este residente es consciente de la necesidad continua de formación, ya que la medicina es una ciencia en constante actualización: “Ahora estoy estudiando un Máster de Psicoterapia Analítica Grupal. También sigo asistiendo a Congresos que me interesan. Siempre  hay que estar renovándose”.

El tiempo pasa deprisa, y al especialista ya le quedan menos de dos años para terminar su residencia en el Hospital Universitario Cruces: “Cuando acabe me gustaría encontrar un trabajo estable en la rama de psiquiatría con la mayor celeridad posible. Si pudiera, en algo relacionado con la psicosis y los primeros episodios psicóticos”, especifica el médico, conocedor de las escasas plazas del sistema: “Me gustaría trabajar en la red pública pero al principio es difícil y hay que complementarlo con la privada”.

Mucho por mejorar

Uno de los problemas que más preocupa a los sanitarios y que parece ir en aumento son las agresiones que sufren por parte de pacientes y familiares. “En mi caso, siendo psiquiatra, el tema de las agresiones es muy particular. En Urgencias los pacientes a veces llegan con poca o nula conciencia de la enfermedad y los episodios tensos son comunes”, explica el R3.


Todavía hay "coletazos de una sociedad machista" en la Sanidad, pero este R3 confía en cierta "mejora".


Pese a que hace poco estas agresiones pasaron a ser consideradas atentados contra la autoridad, se producen demasiadas situaciones en las que se pierde el respeto por el profesional sanitario: “No sé cómo sería antes, pero ahora es habitual que haya momentos detensión que, creo, vienen mucho de cómo está la sociedad, en la que queremos todo de forma inmediata”.

Otro de los puntos débiles que afectan a la Sanidad son los “coletazos de una sociedad machista”, admite el residente, quien confía en cierta mejora: “Se están dando los primeros pasos para conseguir la igualdad real y cada vez más mujeres ocupan cargos de responsabilidad. Poco a poco se va mejorando, aunque no tan deprisa como se debiera”.
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