La Conferencia Nacional de Decanos de Medicina cuenta con un plan establecido para modernizar el grado de Medicina



14 sept. 2015 10:30H
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José A. Puglisi. Madrid
El futuro médico se está germinando en las aulas. Las facultades se han convertido en el epicentro de los primeros cambios para la consolidación de un nuevo sector sanitario. La tarea no es sencilla y requiere de importantes dosis de tiempo, trabajo, creatividad y entendimiento entre todas las partes. Una pieza fundamental en este proceso es la Conferencia Nacional de Decanos de Medicina, que ha preparado su propia hoja de ruta en la búsqueda del ‘nuevo médico’.

Ricardo Rigual, presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Medicina.

La receta de la transformación requiere de una mayor formación práctica. “En los nuevos planes de estudio –que necesitan una constante revisión– una diferencia importante respecto a los anteriores es la disminución de la docencia teórica y un mayor protagonismo de la práctica clínicay de otras actividades y recursos, como seminarios, laboratorio y simulación clínica”, explica el presidente de la Conferencia, Ricardo Rigual.

En la nueva estructura formativa se está tratando de acercar al estudiante a la profesión y desarrollando nuevas competencias dedicadas a la comunicación e investigación. De ahí, que los decanos pusieran en marcha el “rotatorio final que trata de lograr las competencias de un médico generalista previamente a la formación especializada, en un intento de favorecer el continuo formativo entre la formación de grado y la especializada”, precisa Rigual.

Sin embargo, no ha sido una labor sencilla, por lo que han tenido que apostar por la “dedicación y esfuerzo, acompañada de imaginación. Pues la implementación de los planes de estudios necesita de una mayor implicación de los miembros de las facultades, de la Universidad y de las instituciones educativas y sanitarias”, recuerda el presidente de los decanos.

Manos a la obra

El aumento de la formación práctica alcanzaría su máximo exponente con el proyecto que han venido desarrollando los decanos durante los últimos años: una prueba de Evaluación Clínica Objetiva Estructurada (ECOE) a realizar al final del rotatorio en todas las facultades de Medicina, pero homologada por la Conferencia Nacional de Decanos.

Su implementación total está cada vez más cerca. “Este proyecto de innovación educativa, que también mide habilidades y actitudes, está siendo muy útil y ya prácticamente todas las facultades estamos aplicando una prueba ECOE que cumpla los requerimientos para ser homologada por la Conferencia”, indica Rigual. Los resultados de las pruebas serán utilizados por cada facultad según figure en sus planes de estudio, pero también abre otras oportunidades para los alumnos, como la convalidación de títulos extranjeros o su inclusión en la selección del MIR para complementar la evaluación de competencias hasta ahora no evaluadas.

Aunque aún no está totalmente implementada, el presidente de los decanos apunta que “actualmente el proyecto está cumpliendo con los plazos que nos hemos propuesto y la Conferencia se ha dotado de una estructura de organizativa específica para este objetivo, en el que hay un comité de prueba y un comité ejecutivo”. “Cada facultad está asumiendo el coste de esta prueba y la Conferencia está asumiendo los costes de desplazamientos de los expertos que han estado colaborando en la implementación de las pruebas ECOE”, apunta Rigual.

Si bien el presidente de los decanos no precisa cuál será la fecha de la implementación total de la ECOE, sí apunta que la mayoría de las facultades están alcanzando los requisitos para su homologación. En este sentido, asegura que el proyecto no hubiera sido posible sin el trabajo de Joaquín García-Estañ, expresidente de los decanos; García Seoane, presidente del comité ejecutivo, la Sociedad Española de Educación Médica (Sedem) y el IES Catalán, entre otras instituciones.

Hay margen de mejora en la prueba MIR

Los decanos también observan margen de mejora en la prueba MIR. “Es aconsejable ir modificando la prueba para ir ajustándola a evaluar las competencias de grado, pero las modificaciones tienen que realizarse con una gran dosis de prudencia y manteniendo la objetividad y equidad”. Una de las mejoras que la Conferencia Nacional de Decanos considera prioritaria es el aumento en la valoración del expediente académico.

“La opinión de la Conferencia es que el 10 por ciento del total es escaso, pues un mayor peso del expediente con las garantías oportunas (ponderación respecto a nota media de la facultad de procedencia) reforzaría la formación recibida en la etapa de grado y evitaría que el estudiante estuviera más preocupado por la preparación del MIR que por su propia formación médica”, puntualiza Rigual. No obstante, el presidente invita a que se haga un análisis sobre esta medida por parte de todos aquellos grupos involucrados.

Aunque un aumento en el porcentaje del expediente académico disminuiría la presión sobre algunos estudiantes de Medicina, los decanos no están a favor de otras medidas con la misma finalidad, como la petición de la Conferencia Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) de contar con un temario previo a la evaluación MIR. “En nuestra opinión se deben evaluar todas las competencias del título de grado, no solamente algunas que se consideren fundamentales o específicas para el examen MIR”, asegura Rigual.

Entre las razones que impulsan a la Conferencia de Decanos a declinar esta iniciativa están que: “es difícil delimitar los temas, pensemos en la integración de conocimientos, y la profundidad de los contenidos del programa que se consideran fundamentales y que deben ser evaluados. Tampoco es fácil su formulación y que las preguntas se restrinjan exclusivamente al temario concreto propuesto”.

Sin embargo, Rigual apunta que “el mayor inconveniente es que el examen MIR condiciona la formación de grado (el peso de la prueba supone el 90% del total) y por tanto los estudiantes dirigirían prácticamente todos sus esfuerzos a este temario para obtener un buen resultados en el examen MIR y se olvidarían a otras competencias que no serían evaluadas”. En este sentido, insiste en que “lo que no se evalúa se devalúa”.

No todos son desacuerdos. El CEEM también ha solicitado que se valore la viabilidad de la inscripción en la convocatoria con el cierre de actas de las convocatorias extraordinarias de septiembre y diciembre en las distintas facultades, una iniciativa que para los decanos “parece razonable porque permitiría que los alumnos que terminan sus estudios en convocatoria extraordinaria se puedan presentar”.

Por el contrario, los decanos apuntan que “un asunto a considerar es la conveniencia de la fecha de la prueba”. Según explican, no es “conveniente que el alumno termine su carrera tras el rotatorio y luego esté un año ‘encerrado’, preparándose exclusivamente para responder a las preguntas MIR pero sin incrementar su formación”.

Una evaluación con mayor profundidad

Los decanos quieren una prueba MIR más completa, debido a que actualmente “solo se evalúa conocimientos teóricos aunque se incluya casos clínicos”. En otras palabras, abogan por que se evalúen “otros aspectos de las competencias del grado en Medicina en el área de las habilidades y actitudes”. “Evaluar estos aspectos tiene su justificación en que reforzaría la adquisición de estas competencias y los resultados de la prueba serían más adecuados”, apunta el presidente de la Conferencia.

Otra propuestas es el cambio en la escala de evaluación de los expedientes, pasando del actual de cero a cuatro, a uno de cero a 10, así como su ponderación respecto a nota media de la facultad de procedencia. La petición, que ha sido presentada formalmente por la Conferencia Nacional de Decanos de Medicina, “cuenta con el apoyo de otras asociaciones del Foro de la Profesión Médica”, según indica Rigual.

Las recomendaciones para mejorar la formación de los futuros médicos se extienden según la creatividad y capacidad de reinvención lo permitan. Sin embargo, todas tienen un foco en común, la transformación de los próximos profesionales es una realidad que está tomando cuerpo cada día en las aulas, laboratorios y prácticas clínicas. Los médicos del futuro ya están aquí, sólo hay que terminar de facilitarles los conocimientos básicos para satisfacer las necesidades de la sociedad española.

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