El modelo de familia tradicional, que alarga la jornada familiar tras la laboral, tiene ‘la culpa’



21 ene. 2014 12:02H
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Redacción. Madrid
Un estudio realizado en los 27 países miembros de la Unión Europea ha detectado que en los países continentales y del sur de Europa, la combinación de largas jornadas laborales y cargas familiares tiene un efecto negativo sobre la salud de las mujeres y de los hombres. En cambio, en los países nórdicos y del este de Europa, con mejores servicios públicos para externalizar el cuidado de hijos y personas dependientes, no existe esta relación. En los países anglosajones, la conjunción de empleo y cargas familiares empeora más la salud de los hombres, encargados primordialmente de la obtención de los ingresos familiares, que la de las mujeres.

Lucía Artazcoz, coordinadora del estudio europeo.

Este estudio, enmarcado dentro del proyecto europeo Sophie (evaluación del impacto de las políticas estructurales en las desigualdades en salud) financiado por el Séptimo Programa Marco de la UE, ha sido coordinado por Lucía Artazcoz, investigadora de la Agència de Salut Pública de Barcelona y del CIBER de Epidemiología y Salud Pública (Ciberesp), dependiente del Instituto de Salud Carlos III. "La asociación de las largas jornadas de trabajo y las cargas familiares con el empeoramiento de la salud de hombres y mujeres depende del modelo de política familiar que se siga. Se produce en países con el modelo de familia tradicional pero no en los que promueven un modelo de pareja con ambas personas empleadas y buenos servicios públicos que permitan externalizar el cuidado de los hijos y de las personas dependientes", explica Artazcoz.

El impacto de la crisis en la mujer española

El estudio analiza datos de personas con empleo y que viven en pareja, y divide los 27 países de la Unión Europea en cinco tipologías en función de sus modelos de política familiar: continentales (Austria, Bélgica, Alemania, Francia, Holanda y Luxemburgo), anglosajones (Reino Unido e Irlanda), Europa del este (República Checa, Estonia, Hungría, Lituania, Letonia, Polonia, Rumanía, Bulgaria, Eslovenia y Eslovaquia), sur de Europa (Chipre, Grecia, España, Italia, Malta y Portugal) y países nórdicos (Dinamarca, Finlancia y Suecia). Los resultados de este estudio en los países con modelos de familia tradicional del sur de Europa, entre ellos España, apuntan a que ante las dificultades económicas de las familias derivadas de la crisis, mujeres que eran amas de casa salen al mercado laboral en situación de vulnerabilidad económica y ocupan puestos de trabajo precarios con malas condiciones. También en el sur de Europa se observa una peor salud en parejas que han tenido que retornar a a convivir con sus padres, probablemente por dificultades para mantener su propio hogar.

En los países anglosajones, la combinación de las exigencias familiares y laborales tiene un mayor impacto en la salud de los hombres. Estos países se caracterizan por modelos de familia con un marcado papel del hombre como sustentador económico principal del hogar, un mercado laboral en el que los sindicatos tienen muy poco poder y en los que la capacidad de negociación de las condiciones de trabajo por parte de los trabajadores es muy limitada. "Además -explica Artazcoz-, una casi nula provisión del estado de subvenciones a las familias para el cuidado de los hijos o para el desarrollo de recursos públicos como guarderías o centros para las personas dependientes, cosa que se deja en manos del mercado".

Finalmente, en los países nórdicos y del este de Europa no están asociadas las largas horas de trabajo y las cargas familiares con un empeoramiento de la salud ni de los hombres ni de las mujeres porque cuentan con servicios públicos de calidad.
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