Un grupo de expertos redacta un manual para evitar el contagio accidental de VIH en el ámbito laboral y cuantifica en un 0,3 por ciento las posibilidades de contraerlo después de una exposición percutánea



4 jun. 2015 14:01H
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David García. Madrid
Una veintena de expertos españoles en VIH ha elaborado un “documento de consenso” sobre recomendaciones a personal sanitario en caso de contacto de riesgo con una fuente de infección por VIH y hepatitis, o lo que se conoce como “exposición ocupacional o laboral”, es decir, aquella que ocurre con ocasión o a consecuencia de la realización de un trabajo y puede suponer un riesgo de infección para el trabajador, en este caso los sanitarios.

El documento cuantifica el riesgo de contagio al que están expuestos los sanitarios y concluye que en caso de contacto accidental, han de iniciar la llamada profilaxis post-exposición (PPE) en un plazo de 72 horas. Se trata del primer consenso de recomendaciones sobre esta medida secundaria para prevenir la transmisión del VIH en el entorno laboral (personal sanitario fundamentalmente). Además, en su elaboración han participado hasta once sociedades científicas españolas.

El estudio detalla que el mayor riesgo de trasmisión al que se exponen los profesionales es por exposición percutánea a sangre, y cuantifica el riesgo de seroconversión es del 0,3 por ciento. O lo que es lo mismo, solo tres de cada mil accidentes terminan en trasmisión. En el caso de la exposición de mucosas, el documento cuantifica el riesgo en el 0,09 por ciento.

Casos “excepcionales”

Fernando Lozano, especialista en Medicina Interna de la Unidad Clínica de Enfermedades Infecciosas y Microbiología del Hospital Universitario de Valme, en Sevilla, es el coordinador del documento y detalla a Redacción Médica que no existe un registro general de trasmisiones en el entorno laboral, y precisa al respecto que “aunque por los datos generales de nuevos diagnósticos de infección por el VIH, se sabe que en el caso de que se haya producido alguna durante los últimos años, son excepcionales”.

Fernando Lozano, especialista en Medicina Interna de la Unidad Clínica de Enfermedades Infecciosas y Microbiología del Hospital Universitario de Valme, en Sevilla, y coordinador del documento.

“La profilaxis es muy eficaz previniendo las infecciones, de ahí la importancia de efectuarla adecuadamente”, dice Lozano, que explica también que “en cuanto al número de profilaxis post-exposición efectuadas por accidentes biológicos en el ámbito laboral no se conoce ninguna cifra concreta pues no existe un registro centralizado, sino que cada centro tiene el de sus casos particulares”.

Aunque este tipo de accidentes no son frecuentes, Lozano cree que todavía se pueden poner aún más medidas para proteger a los sanitarios ante posibles casos y deja en manos de éstos parte de la responsabilidad. “Lo que es susceptible de mejora para prevenir este tipo de accidentes laborales es la realización cuidadosa de las medidas de prevención universal por parte de todos los trabajadores sanitarios” y reivindica la importancia del documento recién publicado. “Es muy importante el conocimiento y la difusión de este documento y de los protocolos locales de actuación para que todos los profesionales sepan qué es lo que hay que hacer cuando se produce un accidente y se actúe lo antes posible”, indica Fernando Lozano.

Las ocho recomendaciones a los sanitarios

El documento analiza en profundidad todos los casos posibles de accidente en el ámbito laboral con riesgo de trasmisión así como el modo de proceder tras él, aunque hace también una serie de recomendaciones generales a los profesionales sanitarios. Ocho son esos consejos:

En primer lugar, las personas que sufren una exposición accidental deben ser evaluadas lo antes posible para valorar si está indicada la PPE. Tras la exposición accidental, las heridas y la piel expuesta deben ser lavadas con agua y jabón. Por otra parte, tras un pinchazo accidental, nunca debe exprimirse la zona del pinchazo.

En segundo lugar, cuando se produce una exposición al VIH, con independencia de si se realiza o no PPE, todos los procedimientos e intervenciones deben estar claramente recogidos.

En tercer lugar, se necesita conocer la situación serológica frente al VIH del paciente fuente. Los resultados se han de conocer preferiblemente en las primeras 2 horas. En el caso de que el paciente fuente tenga infección por el VIH conocida, es fundamental conocer la carga viral, el régimen de TAR (si lo recibe), así como la historia farmacológica y los motivos de cambio de tratamiento (resistencias, intolerancia o toxicidad) del paciente. Si no se puede conocer la situación serológica del paciente fuente, se considerará como de alto riesgo.

En cuarto lugar, el grupo de expertos recomienda iniciar la PPE lo antes posible tras la exposición al VIH, preferiblemente en las primeras 24 horas y siempre dentro de las primeras 72 horas.

En quinto lugar, se recomienda realizar PPE en las exposiciones con riesgo apreciable y valorar individualmente la necesidad de PPE en las exposiciones con riesgo bajo o mínimo.

En sexto lugar, se recomienda, en general, iniciar PPE si la fuente es VIH + con carga viral detectable o desconocida, o si es VIH desconocido con factores de riesgo. Si la fuente es VIH + con carga viral indetectable o si es VIH desconocido sin factores de riesgo, se puede considerar no realizar PPE dado que el riesgo de transmisión es muy bajo. En las exposiciones percutáneas a sangre con riesgo alto y muy alto también recomiendan realizar PPE.

Por último, recomiendan interrumpir el tratamiento PPE si se confirma que la fuente de trasmisión es VIH negativa.


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