El enfermero, más que reaccionar ante la hostilidad, debe mantener su moral



13 jun. 2013 11:51H
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Javier Barbado. Madrid
Nada más lejos de la burocracia y de la mera gestión de los recursos económicos que el verdadero trabajo del directivo de Enfermería. Tal es la máxima que debe guiar la labor enfermera, en realidad, y no solo la del gestor o supervisor, y esa premisa, en tiempos de crisis económica y de recortes en la sanidad pública, emerge con más claridad y fuerza que en periodos anteriores y ofrece la oportunidad de ser realzada y establecida de forma permanente, según se deduce de la conferencia magistral pronunciada por el profesor de Filosofía del Derecho y miembro del Comité de Bioética de España y de la Comunidad Valenciana, Vicente Bellver, en la inauguración de las 24ª Jornadas Nacionales de Enfermeras Gestoras-Supervisión de Enfermería organizada en Alicante por ANDE, la Asociación Nacional de Directivos de Enfermería.

Vicente Bellver Capella es profesor de Filosofía del Derecho.

Pero el pensador también advierte del fantasma despertado con la recesión económica y su repercusión en la profesión enfermera, susceptible por su propia naturaleza de servicio desinteresado de soportar las mayores dosis de sufrimiento: “He advertido, en la charla, de la aparición de un cierto tránsito de la desesperación a la desesperanza, y esta última constituye lo más pernicioso que puede sucederle a la profesión, por lo que urge recuperar la ilusión y la confianza en los demás y en el futuro”, explica a Redacción Médica.

Bellver insiste, además, en vacunar a las nuevas generaciones de enfermeros “del clima de desánimo instalado” en los ambientes laborales y “sumergir para ello a quienes acaban el Grado de Enfermería en una cultura de ilusión y de profesionalidad”.

Ahora bien, el periodista se pregunta qué debe hacer el enfermero para recuperar la esperanza, por un lado, y prevenir la caída, por otro. Pero si se atiende a su discurso, se repara en que, en suma, no se trata tanto de que reaccione haciendo algo como de que preserve lo que nunca debió perder: la dignidad. Ésa es la vertiente sagrada para el profesional de la Enfermería y aun para el directivo y el supervisor, que al fin y al cabo es quien antes debe dar la cara por la institución y soportar la mayor carga de presión asistencial: “Sin dejar de secundar las directrices de cariz político a que está sometido todo directivo, el profesional no debe actuar sin pasar antes sus decisiones por el tamiz de su conciencia y de su sentido del oficio”, sentencia el filósofo.

Formación del directivo y liderazgo

Por otra parte, el foro de ANDE incluye este jueves una serie de ponencias que ahondan en la profesionalización de la función directiva desde el punto de vista formativo; en la naturaleza multidisciplinar de la gestión en la actividad de estos profesionales; de su capacidad de liderazgo y de cómo adaptar esta cualidad a los nuevos tiempos. Intervienen, entre otros, Epifanio Fernández Collado, máster en Dirección de Instituciones Sanitarias y consultor en Educación y Gestión Sanitaria; María Paz Mompart García, docente del Programa Modular en Gestión de Servicios de Enfermería de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED); Juana Mateos Rodilla, directora de Enfermería de Procesos y Calidad de la Gerencia Adjunta de Planificación y Calidad del Servicio Madrileño de Salud (Sermas); y Enrique Getán Isabela, ingeniero especializado en Gestión, Máster Universitario e Prevención de Riesgos Laborales y director del Instituto Valenciano de Salud y Prevención.

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