El nuevo documento, que estará listo antes de que finalice la legislatura, aportará seguridad jurídica a las partes y descenderá el número de litigios



30 nov. 2014 15:50H
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Ricardo Martínez Platel / Imagen: Miguel Fernández de Vega y Cristina Cebrián.
El baremo de daños específico, que verá la luz antes de que finalice la legislatura, es una necesidad para determinar cuál debe ser la restitución del daño derivado de un acto sanitario concreto. Se va a convertir en una medida que garantizará la seguridad jurídica y establecerá criterios de igualdad basados en aspectos técnicos y científicos, a partir de unas escalas pensadas  para cada patología, que recogerán una puntuación en función de la gravedad y las secuelas.

César Borobia, profesor del Departamento de Toxicología y Legislación Sanitaria de la Universidad Complutense; Julio Sánchez Fierro, vicepresidente del Consejo Asesor de Sanidad; Carlos Macaya, presidente de Facme; y Ricardo Martínez Platel, redactor de Redacción Médica.


César Borobia, profesor del Departamento de Toxicología y Legislación Sanitaria de la Universidad Complutense: En este momento nos encontramos en una buena fase, con perspectivas para que este nuevo baremo de daños sanitarios vea la luz. Hace años que se está intentado que se publique, como consecuencia de una necesidad social. El hecho de que exista una determinada seguridad jurídica para los pacientes que han sufrido secuelas derivadas del acto médico ayuda a evitar una situación de desamparo y de una cierta incertidumbre a la hora de poder conocer con precisión la indemnización derivada. En este momento, con voluntad política en poco tiempo puede quedar bastante acotado.

Julio Sánchez Fierro, vicepresidente del Consejo Asesor de Sanidad: El daño sanitario es un hecho excepcional en la práctica clínica. La calidad asistencial es la regla general, pero también hay supuestos en los cuales se producen daños que precisan una indemnización y compensar a los que los hayan sufrido. Poder conocer y cuantificar cuál sería el montante indemnizatorio es importante para evitar que los pacientes se vean inmersos en un proceso de reclamaciones y litigiosidad. También tiene relevancia desde la perspectiva de los profesionales sanitarios y de los médicos en particular. El estar bajo el riesgo de indemnizaciones desmesuradas les coloca en una situación que favorece la medicina defensiva.

Carlos Macaya, presidente de Facme: Quería dar las gracias a Julio Sánchez Fierro por invitar a Facme a participar en este baremo. Se trata de una aportación importante a la hora de cuantificar los daños producidos por las intervenciones, tanto diagnósticas como terapéuticas de los profesionales sanitarios. Las sociedades científicas cuyas especialidades están involucradas en las reclamaciones, como Cirugía General, Ginecología, Urología u  Oftalmología,  y por eso han participado a la hora de identificar o añadir en el catálogo daños más actuales. En ese sentido, va a satisfacer la incertidumbre que tienen los agente, tanto pacientes como profesionales, que siempre tienen la duda de cuál va a ser el montante que se le solicita. El baremo, como instrumento jurídico, va a clarificar y definir de forma directa la cantidad de la indemnización.


Inseguridad jurídica

Julio Sánchez Fierro: Con el baremo de daños sanitarios lo que se hace es reducir el riesgo de inseguridad jurídica que existía. Jueces y tribunales utilizaban por analogía el baremo de accidentes de tráfico para identificar las secuelas y se establecía un régimen de puntos que tenía en cuenta la gravedad del problema y la edad de la persona afectada, pero había supuestos que no se contemplaban en este contexto. 457 secuelas son las que están identificadas en el baremo de accidentes de tráfico y los supuestos no contemplados, pero que están en la práctica clínica son 111, referidos a especialidades que se ven inmersas con mayor frecuencia en supuestos de reclamación. Son siete especialidades las que representan no menos del 70 por ciento de las reclamaciones. Por tanto, no es un baremo alternativo al que ya había, sino complementario, con la ventaja de que la experiencia que tienen los tribunales de justicia con el de accidentes de tráfico favorece su aplicación. Esa es la idea y por ahí va la propuesta que hemos hecho.

César Borobia: El nuevo baremo presenta modificaciones en la consideración del dolor dentro de la secuela, con las excepciones que aparecen en el baremo. El resto son ajustes del baremo que existe de tráfico.

Julio Sánchez Fierro: El caso de los neonatos es un ejemplo característico, que no se contemplaba. Sin embargo, es un asunto con una relevancia social y sanitaria que ha sido objeto de una especial consideración.

Carlos Macaya: Es preciso que los profesionales no confundan el baremo como una alternativa al consentimiento informado, pero tampoco como el fin de la responsabilidad civil y penal. Es algo completamente aparte. Se trata de un instrumento que facilita la mediación para evitar el largo proceso en los tribunales y que dependa, como tantas veces, de la decisión de cada juez.  Así, el profesional se va a sentir más seguro en sus actuaciones.

Julio Sánchez Fierro: Es una herramienta que se da al juez y a los tribunales para que en la decisión que tomen no tengan que oscilar entre el cero y el infinito, como una referencia segura. Hemos seguido un modelo muy similar al que tiene Portugal, que posee un carácter orientativo, pero que en la práctica judicial se convierte en lo habitual. Eso es lo que viene sucediendo con los casos de accidentes de tráfico. La consideración de pruebas o circunstancias podrá lugar o no al correspondiente recurso. No tiene un carácter directamente vinculante, pero sí el valor de una referencia que es habitual utilizar. Es una ventaja también para los órganos judiciales.

Descenso de la litigiosidad

Julio Sánchez Fierro: Reclamaciones puede seguir habiendo, pero la determinación del daño causado hace que la reclamación se cuantifique. Esto ayuda a que si el debate está en serie judicial, el procedimiento será más breve y más rápido. Además, si es cuantificable el daño a través de este baremo, las partes pueden llegar a acuerdos extrajudiciales, por lo que los sistemas de mediación y de arbitraje pueden funcionar y evitarse las complicaciones de los juzgados. La mediación se ha incentivado en los últimos tiempos y es más fácil que tenga éxito si  hay unos elementos que permitan cuantificar.

César Borobia: Ante una situación en la que el resultado es no deseable y existe una condena a un profesional, se plantea la cuestión de que la persona que reclama por un suceso que no tenía la obligación de haber soportado se pregunta cuánto reclama. Y el médico está también en una situación similar, no sabe lo que le van a reclamar. En las mismas se encuentra la compañía de seguros, por lo que la prima va a ser indefinida. Con este baremo se facilita cuánto se puede reclamar y va a facilitar a las compañías aseguradoras hacer unas previsiones. Es un paso grande que delimita y limita la indemnización. Si se sabe la cantidad que se puede reclamar y a la que uno puede ser reclamado, el acuerdo llega antes, puesto que la discusión va a estar dentro de un abanico más acotado.

César Borobia, Julio Sánchez Fierro, Ricardo Martínez Platel y Carlos Macaya.


El papel de las sociedades científicas

Carlos Macaya: Las sociedades científicas lo que han hecho ha sido identificar los daños actuales que con más frecuencia se producen, introduciendo incluso la terminología de los daños para que todos hablemos en el mismo lenguaje. El baremo es ampliable y modificable se podrán añadir nuevas áreas de conocimiento. Hay circunstancias que no se han valorado todavía porque el número de reclamaciones es todavía pequeño, pero que podrán tener una progresión. Si esto disminuye el número de reclamaciones, la cuantía de las indemnizaciones y bajan las primas, se abarata el gasto sanitario y ayuda  a la sostenibilidad del sistema. La mala práctica de los profesionales en Estados Unidos representa un 20 por ciento de este campo.

César Borobia: La participación de Facme en el baremo ha sido importante, por la tranquilidad y seguridad que transmite el saber que lo que se está diseñando tiene un respaldo de garantías.

Carlos Macaya: Cuando a los profesionales se les habla de baremo se pensaban que era el de cobro de los profesionales. Ahora tiene que incorporar en su cultura médica lo que es un baremo de daños permanentes que se producen en el paciente. En algunas especialidades está como muy asumido porque es frecuente. Sin embargo, en otras es una completa sorpresa y el médico se está sensibilizando cada vez más.

Pasos a seguir

Julio Sánchez Fierro: La primera consideración es la seguridad jurídica respecto del modelo que se plantea. La base está en la doctrina del Tribunal Constitucional. El paso siguiente sería que dado que estamos ante un aspecto que afecta a la calidad asistencial sería conveniente introducir una disposición adicional nueva en la Ley de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud, en la cual se recogiera la existencia de este baremo y se facultara al Gobierno para el desarrollo reglamentario a partir de criterios que estarían establecidos en la propia disposición adicional.

El itinerario que nosotros planteamos en nuestra propuesta es que se analice convenientemente en el Ministerio de Sanidad, donde la recepción del documento ha sido muy buena y después se trasladará a Justicia, puesto que es un instrumento que se va a utilizar en sede judicial. Más tarde, se aprobaría de un proyecto de ley modificando en un solo artículo de la norma citada de 2003, y a partir de ahí estaría disponible. Esperamos que esté en marcha antes del final de la legislatura.

César Borobia: Había que encajar el hecho de que no parecía conveniente que existieran dos baremos en paralelo, que hablando prácticamente de lo mismo, establecieran situaciones distintas. Eso parecía que no era coherente. Los avatares políticos tampoco ayudaron.

Conclusiones

Carlos Macaya: Los profesionales reciben con gran alegría este baremo para determinar la indemnización de las intervenciones. Desde Facme vamos a difundir y divulgar el documento. Desde las sociedades va a ir a todos los profesionales. Vamos a estimular al resto de las especialidades a que identifiquen cuales son los daños más frecuentes en su campo y podamos así complementar el catalogo de secuelas.

Julio Sánchez Fierro: Es tiempo de contribuir a una cultura constructiva en este terreno. Especialmente entre los juristas, que son actores de primer orden. Es bueno que los profesionales del mundo del derecho conozcan estas posibilidades, al igual que los pacientes. Hasta que no esté en el BOE, como toda propuesta, está abierta a cualquier mejora y, de antemano, agradecidos a aquellas que se puedan hacer.

César Borobia: Mi conclusión es un deseo, que no es otro que en esta legislatura se pueda elevar a rango de ley, como corresponde. Estoy convencido que su aplicación va a dar lugar a que los pacientes estén en mejor situación, al igual que los profesionales sanitarios que vayan a ser condenados. Ambas partes tendrán mayor seguridad jurídica y más tranquilidad.
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