La Revista

El vocal de Medicina Privada por Cuenta Ajena de la OMC repasa su carrera para LA REVISTA de Redacción Médica

José María Nieto, vocal de Medicina Privada por cuenta ajena en la OMC.


13 ago. 2016 20:00H
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El verano ataca de lleno Madrid. El sol arrecia en el asfalto y quema las coronillas. Michelle Obama está de visita en la capital con sus dos hijas: aperitivo de la visita que su marido y presidente de Estados Unidos hará una semana más tarde. Un francotirador escruta los alrededores del número 46 del Paseo de la Castellana. La sede del Parlamento Europeo está tomada por la presencia de la primera dama. En el mismo edificio, representantes de la Organización Médica Colegial (OMC) se reúnen con eurodiputados en el marco de su Tercera Jornada Europea.

Uno de los asistentes es José María Nieto que cita a LA REVISTA de Redacción Médica en el hotel Wellington de la calle Velázquez a las dos de la tarde, poco después de acabar el encuentro. Confiesa que lleva alojándose allí siempre que viene a Madrid desde hace 16 años, cuando fue nombrado vocal de Medicina Privada por Cuenta Ajena de la OMC. El otorrino sevillano espera en el hall del hotel, alumbrado por una gran lámpara de araña y debidamente refrigerado. Durante la entrevista, se refiere continuamente a su familia con la ilusión de quien ya forma parte de una saga.

Nieto, en una imagen de su Primera Comunión.

¿Qué le llevó a especializarse como otorrino?

Mi padre era médico. Me crié en una familia de médicos y cuando terminé la carrera me entusiasmaba la especialidad. Coincidió que tuve la suerte de casarme con la hija del que era jefe de servicio.

¿Le viene de familia entonces?

Mi padre era oculista y yo me acabé haciendo otorrino porque me gustaba la especialidad. 

¿Desde pequeño sabía que quería ser médico?

Siempre. Mi idea siempre fue ser médico. Lo que no tenía tan claro era la especialidad. Me formé primero en Medicina General porque mi padre me llevo por ese camino, por el de formarme bien primero, y después elegí la especialidad que más me gustó.

¿Qué recuerda de los tiempos de estudiante?

Que se vivía muy bien por aquellos tiempos. Era una época distinta a la actual y la enseñanza era de otra forma, más basada en lo clínico. Coincidió que durante la cátedra de otorrinolaringología conocí a mi mujer y me casé allí con ella.

¿Durante la carrera?

No, cuando acabé la especialidad. Cuando hice las oposiciones me casé. En aquella época había que repetir varias oposiciones y yo repetí un sinfín, hasta unas 16, hasta que llegué a la jefatura de servicio.

¿Lo tenía usted muy claro, entonces?

Yo tenía muy claro a donde quería llegar y hasta que no lo conseguí no paré. Saqué plaza en Madrid y no tomé ni posesión porque me trasladé a Sevilla directamente. Allí estuve de jefe de sección y luego me fui a abrir el Hospital de Valme, que es donde estuve de jefe de servicio hasta que me jubilaron. Luego estuve como director del Hospital Infanta Luisa hasta que se vendió. La época más importante fue cuando fui jefe de servicio, porque pudimos abrir el Hospital de Tomillar que comenzó a hacer cirugía ambulatoria, algo que luego se extendió, aunque costó mucho abrirlo.

¿Por qué costó tanto?

Porque los políticos de la época no confiaban en que aquel hospital pudiera ser rentable y, sin embargo, luego se convirtió en uno de los hospitales de más rendimiento.

¿Considera que eso ha mejorado?

Hoy en día la gerencia de los hospitales se está profesionalizando y ven con más nitidez dónde hay que abrir y dónde hay que cambiar la Medicina. Yo me dediqué a llevar la especialidad a la Primaria. Tenía formación de Primaria y me formé con médicos de General, de los antiguos. La base de saber clínica te da muchas tablas para luego dedicarte más a la especialidad y no te polarizas, sino que se ve la Medicina de forma más amplia.

¿Cuándo decidió montar la consulta?

Desde el primer día. Prácticamente cogí la consulta de mi suegro. Empecé a trabajar allí. Yo iba a pasar consulta a mi pueblo, Villanueva de la Serena, que era donde vivían mis padres. Me metía en todos los berenjenales y operaba a pacientes de Extremadura que venían a Sevilla. Esa fue una de las condiciones que puse en el hospital, que me tenían que permitir operar a todos los que vinieran de la zona en la que vivían mis padres.

Junto a su mujer, sus hijos y sus nietos.

¿Su mujer estudió lo mismo que usted?

Mi mujer hizo Medicina, luego Enfermería y después Fisioterapia. En vez de una, tres. Me ha ayudado bárbaramente a llevar todo esto. Luego tuve la suerte de que mis hijos decidieron estudiar Medicina y la misma especialidad que yo.

¿Cree que, igual que su padre a usted, les ha transmitido esa pasión por la Medicina?

Se lo debo de haber transmitido. Es una de las cosas de las que estamos más orgullosos, de que los dos hayan seguido el mismo camino.

¿Cómo es trabajar con sus hijos?

Es con quién mejor trabajo. Trabajan conmigo en la consulta privada. Estuvieron conmigo en el hospital al principio, pero cuándo me jubilaron los dos se quedaron a trabajar en el Hospital de Utrera y Constantina. Trabajan estupendamente y estoy orgulloso de lo bien que lo hacen.

¿Nunca ha habido ninguna rencilla?

Todo lo contrario. Yo les digo que, al igual que yo lo que sé es lo que aprendí de mi padre más lo que yo estudié, ellos saben lo que yo les he enseñado más lo que ellos han aprendido y saben más que yo.

El vocal de Medicina Privada por cuenta ajena de la OMC, haciendo sus pinitos en la cocina.

¿No tienen diferencias de criterio?

Sí. Discutimos muchas cosas y sacamos las conclusiones adecuadas como si fuera un equipo.

¿Cómo es ese proceso de trabajo? ¿Nunca se mezcla lo personal?

Es estupendo. Discutimos entre los tres y llegamos a las conclusiones que haya que llegar, o sea que siempre tenemos un acuerdo final. Ellos se formaron muy bien y nos vienen de antiguo ya que toda la familia somos médicos. No tenemos peleas, gracias a Dios, ni divergencias.

¿Está satisfecho con lo que ha conseguido?

Con el trabajo que hago sí estoy satisfecho; con los resultados de este trabajo no puedo estar satisfecho nunca. Es un campo en el que el médico está francamente mal, porque está mal remunerado. Aunque trabaja con mucha profesionalidad está muy mal valorado. La consideración que las compañías tienen del médico privado es cada vez peor. La compañía no te tiene la consideración que debería tener al resto de profesionales.

¿Los problemas que dice que había hace 16 años siguen igual?

Sigue igual. Se ha avanzado muy poco. Hay parcelas que se quedan anticuadas. Con las compañías de seguros seguimos trabajando, pero el médico es el último eslabón de una cadena y las consultas privadas están cada vez peor. Los costes son cada vez mayores, las trabas burocráticas son mayores y la responsabilidad es mayor. Sin embargo, las relaciones con las aseguradoras siguen igual. No me gustaría hablar de dinero, porque en Medicina no se debe hacer, pero el médico cada vez es más profesional y trabaja mejo. Los hospitales están absorbiendo las consultas de las consultas privadas. Es lo triste del tema.

¿Considera que está mejor tratado el médico de la sanidad pública que el de la privada?

No. Creo que está tratado igual. El de la privada quizá está más considerado por el paciente, porque viene a elegir al médico. El paciente que viene a nuestra consulta lo hace en busca del profesional. Cuando estás en la pública, tratas al paciente igual y la profesionalidad es la misma en el médico, pero en la pública el médico pertenece al cupo o viene a ti. No existe la libertad de elección que debería existir.

¿Considera que entonces existen más incentivos en la privada?

Hay incentivos muy significativos y el más importante es el de la competencia. En la privada no puedes dejarte ir, tienes que estar al día a la fuerza. Sí o sí. En la pública hay incentivos y lo que pasa es que están en unas normas que deberían contrastarse, como sí sucede en la privada. A mí una de las cosas que me llevó a cambiar de hospital fue pensar que dejaba de ser médico estatutario. No me importaba porque lo que buscas es la profesionalidad y que se reconozca. Siempre hay que estar buscando mejorar y si mañana puedes hacer las cosas mejor, pues tienes que hacerlas mejor, siempre teniendo el paciente en el centro. Por eso digo que se tiene que incentivar la calidad asistencial de alguna forma.

EN CORTO
Libro de cabecera
'Matar a nuestros dioses', de José María Mardones.

Película favorita
'Mamma mía', de Phyllida Lloyd.

Canción favorita
Una de las romanzas de Los de Aragón (Zarzuela).

Una ciudad para vivir
Yo vivo muy bien en Sevilla.

Una ciudad para viajar.
Roma

Un objeto imprescindible.
Las herramientas de trabajo.

Una persona que le haya marcado.
Mi padre y mi mujer.

Un personaje histórico.
El Cid Campeador.

Un lema vital.
Haz el bien y no mires a quien.

Equipo de fútbol
A la fuerza del Villanobense, porque un hijo es del Sevilla y otro del Betis.

Qué le hace feliz
Estar con mi familia.
¿Tiene nietos?

Sí, tres nietos y una nieta. Dos mellizos de 8 años, otro de 7 y la niña que ha hecho 1 año.

¿Le gustaría que siguieran la tradición?

Yo encantado.

¿Cree que ser médico es más fácil o más difícil ahora que antes?

Yo creo que es igual. Cada época tiene sus dificultades. En nuestra época las oposiciones eran muy complicadas y, a lo mejor, salían cinco plazas para todas España. Si querías algo era a base de opositar. Tenías que arrancar desde el principio. Tenías que estudiar la carrera. La primera oposición que yo hice fue para el premio excepcional de la carrera.

Ahora el problema son las salidas que tiene para buscar un trabajo. Tienen que irse a hospitales privados o salir fuera. No encuentran trabajo y abrir una consulta hoy en día es francamente difícil porque hay muchas trabas burocráticas. Además, una vez abierta, no encuentras trabajo. Tienes que irte a un hospital y ahí viven de las aseguradoras y ya te encuentras a un intermediario más que te va a cobrar.

¿Puede señalarme un momento complicado de su trayectoria?

Quizá alguna oposición en la que te hacen la cama, pero son avatares de la vida que se olvidan y no pasa nada.

¿Momentos buenos?
Como médico tienes constantemente, porque cada vez que logras curar a un enfermo es una satisfacción. Momentos mejores: cuando mis hijos acabaron la carrera y cogieron la especialidad.
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