Dermatólogos del
Hospital Universitario Virgen del Rocío, de Sevilla, tratan a más de 500 pacientes por
dermatitis atópica, una patología que se incluye dentro de las
enfermedades inflamatorias inmunimediadas cutáneas (IMIDc).
El
Servicio de Dermatología del Virgen del Rocío cuenta con una unidad monográfica de dermatitis atópica, en la que los especialistas atienden entre 500 y 600 pacientes al año.
Los estudios confirman un
incremento exponencial en las últimas cinco décadas, más en zonas rurales. Se estima que afecta hasta al 20 por ciento de la población infantil. Afortunadamente la mayoría de los casos son leves y, además, muchos mejoran en la pubertad.
Con todo, en la edad adulta hasta el 4 por ciento de los pacientes la padecen, bien porque persista desde la
edad pediátrica o bien porque debuten en adolescencia o edad adulta. Aproximadamente un 20 por ciento de los casos son moderados y un
10 por ciento graves, lo que supone unos
25.000 casos en la comunidad autónoma andaluza.
La unidad monográfica de dermatitis atópica, cuyo responsable es
José Juan Pereyra, se integra en la unidad de Dermatología que lidera
Julián Conejo-Mir. Los especialistas que la integran trabajan de forma colaborativa con diferentes profesionales, lo que se ha demostrado clave para
manejar con éxito los casos más complejos.
Actualmente la mitad de los más de 500 pacientes que asisten cada año se han benefician de
terapias biológicas y avanzadas. La dermatitis atópica es una de las enfermedades con mayor impacto en la calidad de vida, paradójicamente, más aún que enfermedades con mayor mortalidad como
enfermedades cardiovasculares o
diabetes, debido a la intensa sintomatología que presentan.
Esto se explica por la dimensión de las
lesiones cutáneas, que ya de por si suponen un importante impacto en la
autopercepción y autoestima. Además, se le añade un intenso picor que tiene un importante
impacto en el sueño y, como consecuencia, en la productividad laboral o educativa.
“Una de las frases que más me impactó de los pacientes es que la dermatitis atópica no te mata pero no te deja vivir”
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Además, como IMIDc que es, es frecuente que asocien
asma,
rinitis,
prurigo nodular,
alopecia areata o
vitíligo. Según Pereyra, “Una de las frases que más me impactó de los pacientes es que la dermatitis atópica no te mata pero no te deja vivir”.
En contraste, en los últimos años es muy reconfortante escuchar como los nuevos tratamientos “les ha cambiado la vida”. De hecho, la consulta monográfica de dermatitis atópica ha participado en
ocho ensayos clínicos y ha publicado
15 artículos sobre esta patología en los últimos años, la mayoría en
revistas de alto impacto.
Enfermedades inflamatorias inmunomediadas cutáneas
El servicio de Dermatología del Hospital Universitario Virgen del Rocío tiene una amplia experiencia en el manejo de estas enfermedades, siendo un referente nacional en la investigación en este campo. No en vano, Pereyra es el investigador responsable del
Grupo Investigación CTS-1088 IMIDs: Enfermedades Inmunomediadas.
Este conjunto de enfermedades, aparentemente no relacionadas ya que se manifiestan clínicamente de manera muy diferente, comparten varias características. Se incluyen en este grupo la dermatitis atópica –probablemente la más prevalente en el momento actual-, y otras como la
psoriasis, la
hidradenitis supurativa, la
alopecia areata o el
vitíligo.
En primer lugar, comparten su origen. Los pacientes que tienen una IMIDc tienen una producción desequilibrada de las proteínas encargadas del funcionamiento del
sistema inmune. Este desequilibrio da lugar a una
inflamación crónica.
También es común que a este origen inmunitario se añadan
factores genéticos (con mayor frecuencia de agregación de IMIDc en una misma familia) y
condiciones ambientales. Y no solo eso, sino que también es frecuente la presencia de varias IMIDc en una persona y comorbilidades asociadas (como riesgo cardiovascular).
En general, los pacientes con IMIDc suelen tener peor calidad de vida, con
mayor incidencia de depresión, ansiedad. Afortunadamente desde hace años, disponemos de nuevos tratamientos que consiguen restaurar el desequilibrio, los síntomas y con ello la calidad de vida, en los casos más graves que no se controlan con otro tipo de terapias.
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