Una de las recomendaciones de un informe del Ministerio de Sanidad al que ha tenido acceso Redacción Médica

El DPC debe medirse por rendimiento clínico real y no por exámenes
Alfonso Alonso, ministro de Sanidad.


1 may. 2016 17:50H
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La seguridad del paciente ante todo. El Ministerio de Sanidad, en línea con lo indicado en el artículo 22 de la directiva de cualificaciones profesionales de la Unión Europea, ha apostado por mejorar el bienestar del paciente y la calidad de la asistencia sanitaria por medio del desarrollo profesional continuo. Aunque los estudios y encuestas realizadas no han determinado con precisión el impacto de estas medidas, España está liderando la investigación de esta metodología para medir los beneficios que aportan, según un informe del ministerio al que ha tenido acceso Redacción Médica.

No se trata de una labor sencilla. Los expertos indican que la medición de la eficacia del desarrollo profesional continuo es compleja por las múltiples y diversas variables, por lo que se dificulta encontrar una relación directa entre aprendizajes adquiridos y resultados alcanzados. Sin embargo, las revisiones científicas de actividades de aprendizaje y su impacto en los resultados del propio aprendizaje muestran que se requiere un número mínimo de observaciones para una evaluación fiable teniendo en cuenta las variables contextuales.

España forma parte de las investigaciones pioneras en este ámbito. Por ejemplo, a través del ‘Proyecto Zero’, un proyecto que se creó en respuesta a un ensayo multicéntrico que muestra que alrededor de 1,22 episodios por paciente ingresados en la unidad de cuidados intensivos (UCI) y se encuentran asociados a errores de medicación y/o a problemas con las vías respiratorias y va dirigido a tres áreas: “bacteremia cero”, “neumonía cero” y “resistencia cero”.

En el proyecto se puso en marcha un módulo de formación en línea, para el uso del sistema, acompañado de vídeos explicativos de las recomendaciones clínicas, así como de las directrices de seguridad del paciente. Los resultados fueron muy positivos, ya que se registró una tendencia decreciente de los indicadores de infección en el experimento en donde participaron 50.000 profesionales, tanto médicos como enfermeras.

Otros países europeos, como Holanda, Reino Unido, Irlanda, Suecia y Francia también han incorporado sistemas de desarrollo profesional continuo para medir su impacto, a la vez que ayudan a estimular la seguridad del paciente y calidad de la asistencia sanitaria. La tendencia solo es la punta del iceberg, ya que aún queda mucho margen de mejora y de investigación.

Los principios básicos del desarrollo profesional

El correcto uso del desarrollo profesional continuo también requiere de un cambio de ‘chip’. En este sentido, hay que partir de que el aprendizaje surge de la práctica per sé y no hay otra metodología más eficiente, por lo que "la medición del impacto deberá centrarse en el rendimiento clínico real y no en la actitud o en la demostración de las habilidades". 

Un punto crucial es que las lecciones extraídas  de los nuevos esquemas de revalidación, que "vinculan un número mínimo de horas de desarrollo profesional continuo conseguido con apoyo de los compañeros, los comentarios relacionados con la práctica y el necesario proceso de reflexión, es básico para conseguir la determinación de los países para establecer estos sistemas y de recertificación".

La clave del proceso, no obstante, radica en la colaboración y visión compartida de la organización. Es necesario contar con la participación de todos los actores-reguladores, empleadores, proveedores dentro del desarrollo profesional continuo y los profesionales del sector. Si a todo esto se suman aspectos  de conducta profesional y ética, la calidad del sistema y seguridad del paciente se afianzará con total fuerza.
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