Uno de los trabajos más interesantes y constructivos que se ha promovido desde la Comisión Permanente del Consejo Asesor del Ministerio de Sanidad, sin duda es el que dirige el Profesor Castrobeiras, sobre Atención integral y continuada de los procesos asistenciales y que se presentara para su aprobación por el Consejo Asesor esta semana. En él, se ha realizado un importante esfuerzo por tratar de ordenar y priorizar los distintos recursos puestos a disposición del paciente en tres de los procesos más prevalentes de nuestros días: las enfermedades oncológicas, las enfermedades cardiológicas y las neurológicas.

En este trabajo se podrían resumir, empiezan y acaban, todos los proyectos en los que desde hace casi tres años hemos ido trabajando desde el Consejo en relación con la sostenibilidad, la E- salud o la atención socio sanitaria, dado que la causa que motivo todos los trabajos, del principio al fin eran, única y exclusivamente, la mejoría de las condiciones en la atención de los pacientes. El paciente es el protagonista real del sistema sanitario y todas las instituciones, los profesionales y en general todos los agentes del sector sanitario deberíamos de girar alrededor del mismo, y sin duda este documento así lo refleja de manera concisa y ordenada.

Por primera vez y de forma real, del mismo modo que se admite abiertamente que con el transcurrir de los años y la especialización de la medicina se ha ido produciendo una fragmentación de los servicios del SNS, se reconoce que el sector sanitario privado ha ido creciendo tanto en provisión como en número de usuarios, lo que dificulta aún más la posibilidad de integrar y coordinar toda la información sanitaria del proceso relacionado con los pacientes.

Los ciudadanos de manera voluntaria van utilizando según les interesa y según la fase en la que se encuentra su proceso o su enfermedad, los diferentes medios que pone a su disposición tanto el sistema sanitario como el socio-sanitario, bien sean públicos, o privados. Para poder realizar una gestión integral de dichos procesos, es decir, una gestión eficaz que evite duplicidades, es preciso integrar la información de todos en torno al paciente allá donde se encuentre.

De este modo, según los datos reflejados en los diferentes informes que ha ido elaborando el Instituto para el desarrollo e integración de la Sanidad (IDIS), en el momento actual existen 9,3 millones de ciudadanos que tienen suscrito un seguro sanitario de salud. De ellos 7,27 millones lo utilizan de manera complementaria o suplementaria y 1,97 millones lo usan de forma alternativa al sistema público, a través de las posibilidades que les permite el régimen de los funcionarios del estado.

Un dato relevante es que el 76% de los asegurados son usuarios de ambos sistemas, público y privado, siendo la consulta al especialista (89%) y la realización de pruebas diagnósticas (75%) los dos servicios más utilizados de la sanidad privada.

A toda la ingente actividad que realiza el sector privado, habría que sumarle la labor que hace el sector privado en régimen de colaboración con el sistema público a través de los conciertos, dado que el 11% del gasto de las Comunidades Autónomas es gestionado desde el sector privado.

El sector de titularidad privada aporta un indiscutible valor al sistema sanitario sumando 455 hospitales a la provisión del SNS, de los cuales el 75% tienen algún tipo de concierto con el sistema público. Además aporta más de 52% de las camas de hospitalización (el 33% de las camas totales), el 57% de las resonancias magnéticas, el 49% de los PET, y el 36% de los TAC. Finalmente y a modo de ejemplo significativo, en el sector sanitario privado se realizan el 28,4% de los actos quirúrgicos totales, el 21% de las urgencias y el 22,8% de las altas hospitalarias.

Todos estos datos, justifican la integración de todos los recursos disponibles, tomando como base un sistema que garantice la interoperabilidad de todos los agentes, a fin de que el paciente, auténtico dueño de toda su información clínica, no sufra perjuicio alguno dada la complejidad del propio sistema, especialmente por la diversidad de las diferentes infraestructuras tanto del sistema sanitario, como del socio-sanitario; desde la atención primaria a la especializada, desde los hospitales de crónicos hasta las residencias e incluso desde la propia farmacia ambulatoria.

Ya no hay excusas reales para no poner los medios necesarios para garantizar que se pase de las palabras a los hechos en la atención sanitaria integral y continuada, es una necesidad que no admite demoras.

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