Estanislao Naranjo, portavoz de la Red Española de Inmigración y Ayuda al Refugiado.
6 oct. 2016 18:40H
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Nada hay que no sea loable en la acción de una plataforma que defiende el avance en los derechos humanos en el ámbito de la inmigración. Otra cosa es que sus representantes sepan mantener el nivel de responsabilidad exigible a tan digno cometido, máxime cuando se trabaja por personas que depositan su confianza en ellos. Es lo que le ha pasado a la Red Española de Inmigración y Ayuda al Refugiado, cuyo portavoz es Estanislao Naranjo, que ha pedido la dimisión del consejero sanitario madrileño, Jesús Sánchez Martos, porque presuntamente no quería prestar auxilio médico a 21 refugiados. Una solicitud de purga que no se ha detenido a pensar varios puntos esenciales: el primero, que esos asuntos son competencia de la Consejería de Bienestar Social y del Ministerio de Asuntos Exteriores. Segundo, que la Consejería no solo no rechaza a los refugiados sino que abanderó la asistencia este verano al iraquí Karlus Barbar. Y tercero, como desde el Gobierno se ha explicado en mil ocasiones, que en la Comunidad de Madrid no se deja sin asistencia sanitaria a nadie.
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