Arango muestra en el Parlamento Europeo los beneficios de la transición del programa infanto-juvenil al de adultos

"Se pierde de vista a adolescentes con trastorno mental al cumplir los 18"
Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría.


9 oct. 2019 17:00H
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POR MARÍA GARCÍA
El paso del adolescente al adulto suele ser una etapa complicada. Por eso, hacer una transición adecuada entre aquellos jóvenes que están en programas de salud mental infanto-juveniles para pasar a uno de adultos es fundamental si se quiere garantizar su continuidad. Para que el sistema sanitario no pierda de vista a esos pacientes, Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), ha hablado sobre ello este miércoles 9 de octubre en el Parlamento Europeo dentro del Forum 'Headway 2020'.

"Hay un porcentaje mucho mayor del esperado de estos menores de edad con patologías crónicas que son tratados en programas infanto-juveniles y que, pudiéndose beneficiar de una continuidad de seguimiento, se pierden en esa transición y no terminan acudiendo a los servicios de Psiquiatría de adultos", explica a Redacción Médica


"Los jóvenes tutelados, cuando cumplen 18 años, en muchas ocasiones nadie se preocupa de que tengan un seguimiento en salud mental"


La situación es aún más problemática entre la población más vulnerable. Pone de ejemplo algunos casos de adolescentes con autismo o con trastornos mentales graves que son tutelados hasta que cumplen los 18 años. Y entonces, la Administración deja de hacerse cargo de ellos, como si a esa edad "milagrosamente se hubiese solucionado todo". "Entonces, desaparecen muchas ayudas, y en muchas ocasiones nadie se preocupa de que tengan un seguimiento en salud mental", razona el presidente de la SEP. 

"También hay casos –prosigue– de discapacidad intelectual. Ocurre con mucha población pero todavía más en la que es más vulnerable. Se ha visto en distintos estudios que hasta en un 50 por ciento de los casos no se produce esta transición, que no debe ser un acto administrativo, de coger un papel y derivar a un paciente, sino un proceso continuado en el tiempo del cual formen parte el paciente y su familia".

También "en el que haya información, se adelante qué es lo que va a suceder con muchos meses de anticipación y que se presente, en la medida de lo posible, al equipo que se va a hacer cargo del caso. Así se hace una transición con distintos profesionales implicados que en algunos países, como en el norte de Europa, está protocolizada e incluso hay profesionales trabajando específicamente en la transición de programas de infanto-juvenil y de adultos", asegura. 


Estudios internacionales 


Celso Arango ha expuesto varios estudios europeos que demuestran cómo el porcentaje de personas tratadas en los programas infanto-juveniles que llegan a los de adultos es mayor en el caso de aquellos países que tienen protocolos de actuación y programas específicos para esta etapa, "que es muy complicada porque no solo cambian el programa que les está tratando, sino cambia muchas cosas de la vida". 


"En la adolescencia tardía se da la máxima incidencia de nuevos casos de trastornos mentales"


Arango apunta a todo lo que puede pasar cuando alguien llega a la mayoría de edad: algunos salen de casa, terminan sus estudios en los centros conocidos para ir a la Universidad o comienzan la vida laboral. Hay cambios hormonales y llega la adolescencia tardía. "Es una etapa complicada en todos los sentidos. Pero, además, a eso se le suma que es la etapa de la vida en la que se da la máxima incidencia de nuevos casos de trastornos mentales", apunta. 

"Entre los 10 y los 30 años, pero sobre todo alrededor de los 16 y 20, hay una enorme irrupción de trastornos mentales, que pueden ser psicóticos, afectivos... Y justo cuando tenemos el pico de los problemas en salud mental y de los cambios en la vida de la persona es justo cuando cambiamos de sistema. Con lo cual, se dan todos los ingredientes para que si no ponemos en marcha y nos anticipamos y establecemos protocolos de actuación y profesionales bien formados, las cosas surjan mal", asegura Arango. 

El caso de España 


En España no hay ni profesionales dedicados a este cambio ni, directamente, transición, porque ni siquiera existe todavía una especialidad de Psiquiatría Infanto-Juvenil. "Con lo cual, a los menores les ven personas que no están suficientemente formadas para ello. Por lo tanto, el problema es que los profesionales no reciben la suficiente formación para preparar a estos jóvenes que se van a convertir en adultos", señala Arango.

"Que levante la mano el que piense que aquí ha recibido una buena formación durante su residencia para hacer una buena transición", concluye. 

Celso Arango, durante su intervención en Bruselas.




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