El Colegio Americano de Médicos recomienda el tratamiento farmacológico cuando el A1C está entre el 7 y 8%

Aconsejan un control del azúcar en sangre menos intensivo en diabetes
Hasta ahora las guías recomendaban el tratamiento farmacológico con A1C del 6,5%.


7 mar. 2018 12:55H
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POR REDACCIÓN
Los pacientes con diabetes tipo 2 deben recibir un resultado en la prueba de A1C –que mide el nivel promedio de azúcar en la sangre de una persona en los últimos dos o tres meses– de entre el 7 y el 8 por ciento, en lugar del 6,5 a 7 por ciento actual, según recomienda el Colegio Americano de Médicos (ACP, por sus siglas en inglés), según el posicionamiento hecho público en Annals of Internal Medicine.

El presidente de ACP, Jack Ende, señala que “el análisis del ACP de la evidencia de las guías existentes encontró que el tratamiento con medicamentos para objetivos del 7 por ciento o menos, en comparación con alrededor del 8 por ciento, no redujo las muertes o complicaciones macrovasculares como ataque cardiaco o accidente cerebrovascular, pero sí produjo daños sustanciales”.

“La evidencia muestra que, para la mayoría de las personas con diabetes tipo 2, lograr un A1C de entre el 7 y 8 por ciento equilibrará mejor los beneficios a largo plazo con daños como bajo nivel de azúcar en la sangre, la carga de medicamentos y los costos”.

Personalizar los objetivos de azúcar en sangre

El ACP recomienda que los médicos personalicen los objetivos de control de azúcar en sangre en pacientes con diabetes tipo 2 basándose en una discusión sobre beneficios y daños de la farmacoterapia, las preferencias de los pacientes, la salud general y la esperanza de vida de los pacientes, la carga de tratamiento y los costes de la atención.

El fundamento de las directrices que recomiendan objetivos de tratamiento más bajos (por debajo del 7 por ciento o inferiores al 6,5 por ciento) es que un control más intensivo del azúcar en la sangre reduciría las complicaciones microvasculares durante muchos años de tratamiento. Sin embargo, la evidencia de disminución es inconsistente y se observaron reducciones solo en las complicaciones microvasculares indirectas, como la presencia de exceso de proteínas en la orina.


Con un A1C de menos de 6,5%, recomiendan reducir o eliminar el tratamiento


Si los pacientes con diabetes tipo 2 logran un A1C de menos del 6,5 por ciento, el ACP recomienda que los médicos consideren la terapia de intensificación de la reducción de la dosis del tratamiento actual, la eliminación de un fármaco si el paciente está tomando más de un medicamento o descontinuar el tratamiento farmacológico.

“Los estudios incluidos en todas las guías demuestran que los resultados en salud no mejoran al tratar los niveles de A1C por debajo de 6,5 por ciento”, explica Ende. “Sin embargo, reducir las intervenciones farmacológicas para pacientes con niveles de A1C persistentemente inferiores al 6,5 por ciento reducirá los daños innecesarios, las cargas y los costos sin afectar negativamente el riesgo de muerte, ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia renal, amputaciones, discapacidad visual o neuropatía dolorosa”.

Daños que superan a los beneficios

El ACP también recomienda que los médicos deben tratar a pacientes con diabetes tipo 2 para minimizar los síntomas relacionados con niveles altos de azúcar en sangre en lugar de un nivel de A1C en pacientes con una esperanza de vida menor a 10 años debido a la edad avanzada (80 años o más) o enfermedades crónicas (como la demencia, el cáncer, la enfermedad renal en etapa terminal, EPOC grave o insuficiencia cardiaca progresiva), ya que los daños del tratamiento dirigido A1C superan los beneficios en esta población de pacientes.

“Aunque la declaración de orientación del ACP se centra en la terapia farmacológica para controlar el azúcar en sangre, un objetivo de tratamiento más bajo es apropiado si se puede lograr con modificaciones en la dieta y el estilo de vida como ejercicio, cambios en la dieta y pérdida de peso”, señala el presidente del Colegio. Las declaraciones de orientación del ACP implican una revisión y una crítica metodológica de las directrices existentes y, en ocasiones, contradictorias, en lugar de una revisión sistemática de la evidencia disponible”.
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