El fiscal solicita 3 por un delito contra la salud de los trabajadores y cinco por delitos contra la integridad moral

Piden 8 años de cárcel para el exjefe de Anatomía UCM por hacinar cadáveres
Exteriores de la UCM.


4 mar. 2020 14:10H
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La Fiscalía de Madrid solicita ocho años de prisión para el ex director del Departamento de Anatomía y Embriología Humana II de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid José Ramón Mérida Velasco, el único procesado en la causa que arrancó con la denuncia de una trabajadora por las condiciones infrahumanas de las instalaciones con motivo del hacinamiento de cadáveres.


Era el principal responsable de la dirección, control y vigilancia de las condiciones laborales del personal técnico de laboratorio


En concreto, el fiscal solicita tres por un delito contra la salud de los trabajadores y uno por cada uno de los cinco delitos contra la integridad moral. La acusación particular en nombre de los afectados eleva su petición a 21 años de cárcel y 264.000 euros de indemnización.

En concepto de responsabilidad civil, el fiscal reclama 66.619 euros (técnico 1), 46.401 euros (técnico 2), 77.103 euros (técnico 3), 22.303 euros (técnico 4) y 21.832 euros (técnico 5) y 10.000 euros para (1, 2, 4 y 5) por los daños causados y 3.000 para (3).

Según el relato del Ministerio Público, el médico obligó a los trabajadores durante años a prestar sus servicios "en condiciones insalubres, degradantes, nocivas y peligrosas".

A raíz de que la Inspección de Trabajo y Seguridad Social ordenara en 2014 la paralización de todos los trabajos, al depurarse las responsabilidades por parte del rectorado de la Universidad se extrajeron del sótano 534 cadáveres.

Condiciones penosas


El escrito de acusación denuncia el modo en que Mérida sometió a los trabajadores "a unas condiciones de penosidad innecesariamente degradantes que trascendieron de la esfera laboral". Y ello porque durante años desatendió "sistemáticamente" las "justas" demandas de los trabajadores "al tiempo que les culpabilizaba y recriminaba por la situación de desbordamiento que él provocaba, sin proveer ninguna solución".

Una de sus quejas fue la de obligarles a prestar sus servicios en un subterráneo sin ventilación que carecía de las condiciones de higiene más elementales "hasta el punto de que era frecuente la presencia de insectos, gusanos y larvas rodeados de restos humanos amontonados anárquicamente y sumergidos en el permanente hedor a putrefacción".

Mérida, gracias a su cargo, era el principal responsable de la dirección, control y vigilancia de las condiciones laborales del personal técnico de laboratorio.


El acusado ordenaba a los técnicos los trabajos que debían realizarar


"El miedo a la pérdida del empleo, el empeoramiento de su condición física y mental, la imposibilidad de mantener el orden en su puesto de trabajo por desbordamiento del entorno laboral, la falta de respeto y valoración de las tareas que realizaban en condiciones vejatorias, sumió a los trabajadores en un estado de desesperanza que provocó alteraciones en la percepción de la realidad que les rodeaba, de manera que aceptaron como inevitable y normal una situación que, de modo objetivo, constituía una violación permanente a su dignidad como seres humanos", denuncia la Fiscalía.

Así, el acusado ordenaba a los técnicos los trabajos que debían realizar o les encomendaba tareas de limpieza y desinfección del material quirúrgico, mesas y superficies.

Sin embargo, el representante del Ministerio Público sostiene que las características del centro de trabajo y las circunstancias en las que el acusado dirigía la actividad laboral de los técnicos "determinaba la creación de un grave riesgo para la salud, integridad física y mental de los trabajadores".


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