Publicaba en Redacción Médica al inicio de este apasionante año 2015 un artículo titulado ¿Es posible gestionar sin políticos?, que ha sido respondido por un colaborador habitual de la mencionada publicación, Pere Camprubrí, con otro artículo titulado 'No debe ser posible gestionar sin políticos'. Decía Joseph Joubert, moralista y ensayista francés, “Es mejor debatir una cuestión sin resolverla, que resolver una cuestión sin rebatirla”. Y eso pretendo, debatir, aunque la cuestión no se resolverá.

Me parece buena la dinámica del debate, el contraste de pareceres, la exposición de ideas desde la libertad de opinión, y por encima de todo el respeto a la opinión de los otros. Mostrar la discrepancia desde la argumentación y alejados del habitual modelo de descalificación, “el y tu mas”, y otras lindezas que tan frecuentemente vemos, es la forma más adecuada de entrar en ciertos temas.

En principio, mi artículo no hacía otra cosa que poner en cuestión la necesidad de mantener un sistema de Gestión de la Sanidad, y por extensión del resto de la Administración, en el que la política y los políticos no hagan una “gestión politizada”. Es un viejo debate entre los más puros “administrativistas”, que entienden que sería bueno separar  la Política y la Administración. Es complejo, es muy difícil marcar líneas claras de separación, pero al menos se debería hablar y debatir.

En ningún caso de mi artículo se puede ni debe deducir que yo defienda que la Administración debe estar libre de control político, ni que la Administración no deba estar sometida al control ciudadano y sus mecanismos de participación. Todo lo contrario. Lo que yo defiendo es una Administración, en este caso la sanitaria, en la que la política y sus líneas de trabajo, los recursos que a ello se dedican, el modelo que se quiere para la sanidad, etc. sean decididos por la política sanitaria que marquen aquellos que tengan el respaldo democrático concedido por los ciudadanos. Esto es incontestable. Pero eso no quiere decir que impregnen de política toda la estructura administrativa.

Lo que yo defiendo es un modelo que diferencia bien la política y la gestión. Un modelo en el que los gestores sean profesionales, formados en gestión en un sistema que permite adquirir competencias de forma similar al de los facultativos, mediante un modelo de residencia. Un modelo que además de proporcionar conocimientos en economía, derecho básico administrativo, laboral, conocimiento de organizaciones, de gestión genérica, etc. tenga un profundo conocimiento de la empresa que será objeto de su trabajo, la de los centros sanitarios. Está bien que sepamos cómo se dirige una empresa de fabricación de coches, pero de ahí a venir a dar clases como un gurú de la dirección el famoso “Súper López” dista un abismo.

Y este es el problema. No tenemos este mecanismo para formar gestores. Recuerdo muy bien cómo contaba un gerente del Hospital Juan Canalejo su llegada a la gestión. Cambio político, vinculación al partido en el gobierno, y llamada para decirle que deje el quirófano para dirigir el hospital, así, sin anestesia y de un día para otro.

Esta es la cuestión, y no otras. Me ha sorprendido que se meta en el artículo el tema de las plazas MIR de Análisis Clínicos o la falta de regulación de la Genética Humana en la sanidad. Y lo hace por no haber sido en ningún caso mencionado por mí que titulaciones pueden dar acceso a esa residencia en gestión.

Indudablemente, este es otro debate. Y además muy polémico, y del que también podemos hablar.

Creo que en ningún caso  he hablado de médicos como únicos gestores, pues utilizo la palabra clínicos, facultativos, etc. En estos términos entran muchos profesionales. Por eso introducir lo que creo son legítimas reivindicaciones de unos profesionales al hilo del debate sobre gestión y política, no lo comparto. En la sanidad entran además de los médicos, que somos mayoría, los farmacéuticos, veterinarios, psicólogos, biólogos, bioquímicos, físicos, químicos, y no sé si me olvido de alguno. Y por supuestos los enfermeros, matronas, fisioterapeutas…etc. Todos somos y hacemos sanidad.

Gracias a Pere Camprubí por iniciar este debate. Será un placer seguir con este y cuantos puedan surgir. De ello todos aprendemos.

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