Sala de espera
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29 dic. 2015 13:16H
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Está claro que el camino de ‘humanizar’ la sanidad y hacerla más cercana al paciente está en marcha y poca vuelta atrás tiene. Un ejemplo es el que cuenta Elmundo.es este martes, dentro de la serie de artículos que está publicando estos días bajo el epígrafe ‘Los héroes anónimos de la Sanidad española’.

En este caso, la protagonista es María Rosa Ricart, una enfermera del Hospital Vall d’Hebrón, de Barcelona,  que ha creado un espacio de desconexión emocional destinado a los pacientes ingresados y a sus visitas en una sala que hasta entonces servía para guardar sillas.

La habitación la llenan cuadros, dibujos de niños que dedican su creatividad a la enfermera, estanterías con más de 500 libros, una televisión y hasta una bicicleta estática. "Todo a coste cero, son donaciones. Este proyecto es como una ONG", comenta María Rosa. Ella misma ha cedido gran parte de los libros que hay en esta biblioteca. "En inglés, francés, polaco, persa y japonés”.

Asimismo, la habitación también se utiliza como aula para educar a los trasplantados y sus familiares. "Los trasplantados empiezan una nueva vida y tienen que recibir educación al respecto. En este espacio no se sienten agobiados”, explica María Rosa, quien añade que el espacio es "otro mundo dentro del hospital". Un proyecto "muy bonito que no me gustaría que muriera en este centro, sino que se pudiera llevar a más hospitales".

De hecho, Josep María Cabezalis, adjunto a la Dirección de Enfermería del hospital, y que conoce a María Rosa desde hace más de 25 años, destaca que su papel con los pacientes "se puede enmarcar como cuidado excelente. Cubre las necesidades básicas de los pacientes y además aporta dedicación, proximidad, creatividad, complicidad, altruismo, capacidad de empatía, mucho corazón y pone medios para ofrecer una atención integral". En este sentido, "la sala de la cuarta planta satisface el aspecto más lúdico, que es lo que menos representado está en el hospital". Este concepto de distracción "es del todo innovador y complementa la salud [...] Permite desconectar, abstraerse de una situación difícil, refugiarse en la lectura, ser más receptivo, encajar mejor una mala noticia. Es un espacio cómodo y de reflexión".

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