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2 ene. 2015 11:53H
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La indignación ciudadana –justificada o no– por el acceso al tratamiento específico para la hepatitis C se ha extendido fuera de la capital. En otras comunidades autónomas como Andalucía y Cataluña, colectivos de afectados por su incapacidad para recibir el fármaco se han manifestado o incluso encerrado en centros en forma de protesta, tal como refleja El Periódico de Cataluña, que cuenta cómo “una cuarentena de enfermos de hepatitis C se encerraron este jueves en el Hospital Josep Trueta de Girona para reclamar el acceso a un tratamiento con los nuevos fármacos antivirales que el Ministerio de Sanidad se resiste a financiar para todos los afectados”.

En relación con el mismo asunto, La Razón ofrece un reportaje, firmado por Belén V. Conquero, que recopila lo sucedido y rescata las últimas declaraciones al respecto del secretario general de Sanidad, Rubén Moreno.

Más allá de la revuelta ocasionada por este motivo, los diarios generalistas nacionales recogen como noticiosos algunos hallazgos científicos que resultan más curiosos que revolucionarios por sus conclusiones, demasiado generales. Con todo, uno de ellos apunta (y lo difunde el diario El País), de forma muy precisa, que los nacidos antes de 1942, por razones desconocidas, “parecen” librarse del gen que predispone a la obesidad (y, se presupone, la suerte contraria se adhiere, en ocasiones, a quienes vinieron al mundo más tarde de esa fecha).

La misma cabecera se hace eco de otra noticia (presente, por otra parte, en el resto de la prensa) que alude a la comprobación científica de que el 65 por ciento de los tumores cancerosos se originan y desarrollan condicionados por factores atribuibles al mero azar, de lo que se deduce que, por mucho que una persona se esmera en sus hábitos de vida, no se libra, ni mucho menos, de la posibilidad de padecer la enfermedad.

Por último, merece la pena destacar, en el diario El Mundo, dos informaciones añadidas a la versión digital del periódico la pasada madrugada. Una de ellas, escrita por Laura Tardón, analiza el exceso de pruebas radiológicas en la sanidad pública española a partir de datos objetivos publicados por la Sociedad Española de Radiología Médica (Seram) y la opinión recabada de especialistas sanitarios. Y la otra, firmada por Ainhoa Iriberri, revela las dificultades con que se topan los patólogos, oncólogos y fisiólogos al estudiar el cáncer de páncreas (de forma resumida: la imposibilidad de obtener muestras de estudio dada la evolución asintomática y, por lo tanto, oculta de la patología) y cómo ese inconveniente se restaura con nuevas técnicas de producción de células en el  laboratorio.

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