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22 mar. 2013 12:29H
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Si hay un servicio de salud discreto y poco conocido, ese es el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), un pequeño organismo dependiente del Ministerio de Sanidad que se creó sobre las cenizas del extinto Insalud para cubrir la atención sanitaria de Ceuta y Melilla, a las que no se decidió dar las competencias transferidas a las comunidades autónomas.

El Ingesa es hoy noticia de primera plana en Ceuta, y no precisamente por buenas causas. El Pueblo abre su edición con el siguiente titular: El Ingesa reforzará la seguridad en protección de datos de pacientes. Y añade en el subtítulo: Ordena instalar máquinas destructoras de papel en cada consulta médica.

Según cuenta el periódico ceutí, la noticia arranca tras la aparición de documentos con datos de pacientes en las inmediaciones del centro de salud del Tarajal. El Ingesa ha emitido una nota lamentando lo ocurrido y admitiendo que no se han tomado las medidas de protección suficientes. También ha informado de que todos los centros de salud disponen de una máquina destructora de papel, pero, a renglón seguido, reconoce que no es suficiente. De hecho anuncia que habrá una de las máquinas mencionadas en cada consulta médica.

La gravedad del incidente, tras la mucha pedagogía que la Agencia de Protección de Datos ha venido practicando en los últimos años sobre la necesidad de tratar convenientemente la información confidencial, hace pensar que la noticia es más propia de otros tiempos. Sin embargo, y para lamento del Ingesa, ha vuelto a ocurrir.


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