EDITORIAL
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13 abr. 2015 23:50H
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Con solo echar un breve vistazo a la actualidad reciente de la Primaria española era fácil vaticinar que la celebración este lunes, 13 de abril, del Día Nacional de la AP no prometía grandes novedades. Y el pronóstico no ha fallado. El ministro Alfonso Alonso, de fácil convocatoria a cualquier acto con repercusión mediática, les ha dado la espalda y los representantes del primer nivel asistencial, en lugar de sacar la garra para dar un zarpazo, han vuelto a caer en la resignación de un colectivo que ha apostado por una unidad de acción que no está dando resultados tangibles.

Esta unidad no funciona, en primer lugar, porque es imposible dar a la AP una única voz cuando a la mesa se sientan una decena de ‘líderes’ nacionales, cada uno con su turno de palabra rotatorio. Analizando al por menor la alineación de portavoces, queda claro que Organización Médica Colegial y Sindicato Médico tienen sus frentes de batalla principales lejos del primer nivel asistencial; los estudiantes de Medicina son un apoyo simbólico y las sociedades de Pediatría aún no han alcanzado su máximo grado de representatividad. Quedan por tanto las tres sociedades científicas de Medicina de Familia como punta de lanza de la Primaria española: Semergen, SEMG y Semfyc.

La llegada de José Luis Llisterri a la presidencia de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) empezó con titubeos, pero tras dos años al frente, se ha distinguido como un líder a tener en cuenta, sin pelos en la lengua, con la reivindicación por bandera y con poder mediático. Un perfil similar, con más sosiego y temple, es el que representa Benjamín Abarca como presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). En el ocaso de su presidencia, Abarca puede presumir de haber mantenido en el mapa a una sociedad que apuntaba más a la desaparición que al repunte que ha vivido en los últimos años. No solo no ha desaparecido, ha resurgido con fuerza gracias a su apuesta por los médicos jóvenes, y su futuro no es ni mucho menos incierto con la posibilidad de que Mercedes Otero dé un paso al frente para ser presidenta.

Así se llega hasta la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), presidida por Josep Basora, el eslabón débil en la cadena de la Primaria. No es una conclusión baladí. Semfyc se ha visto superada en los últimos años por sus dos homólogas, claramente. Y se ha visto superada porque tienen a dos líderes en su presidencia; dos líderes que, por muy buen trabajo interno que se haya hecho en Semfyc, superan a Basora y le dejan a la sombra, a él y a los más de 20.000 médicos de Familia asociados que representa. Casi dos tercios de la Medicina de AP, cabe recordar.

La antaño todopoderosa Semfyc, la cantera de los ‘grandes cerebros’ de la nueva Primaria surgida con el sistema MIR, ahora se ve relegada a ser uno más entre la plétora de portavoces de la Medicina de Familia. La tercera en discordia, en el mejor de los casos. Si esta deriva hacia un perfil bajo viene motivada como una ‘cesión de poder’ de Semfyc en pro de una fusión de sociedades que encumbre a un único líder de la Primaria, Basora debería plantearla como ultimátum ya, porque para eso lo ha aprobado ya en dos ocasiones su asamblea general. La mayor sociedad médico-científica de España no puede quedar relegada a un segundo plano dentro de su propia especialidad por un problema de liderazgo.

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