El consejero asegura que nadie le informó de la adquisición que podría haberse revertido



2 mar. 2011 18:18H
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María Arribas. Madrid
Dos millones de euros. Es la cifra a la que ascienden las pérdidas que ha sufrido Osakidetza por la compra de 60 millones de mascarillas para usar como barrera en caso de pandemia de gripe A, efectuada por el anterior Gobierno Vasco.

Durante su comparecencia en la Comisión de Sanidad, el consejero Rafel Banegoa y la directora Bengoa como la viceconsejera de Calidad, Investigación e Innovación Sanitaria, Olga Rivero; ha explicado que el Departamento dirigido por el anterior consejero, Gabriel Inclán, hizo esta operación de compra en abril del 2009, días antes de que tomase posesión el Ejecutivo de Patxi López, a través de la apertura de un expediente de emergencia, “un procedimiento legal”, ha remarcado Bengoa, “pero que evita tener que informar al Parlamento de la operación hasta meses después”.

Rafael Bengoa y Olga Rivero.

Los 60 millones de mascarillas tuvieron un coste de 2.550.000 euros. En la misma compra, también se adquirieron 25 millones de pares de guantes de látex, por 1,6 millones de euros. Sin embargo, mientras que los guantes son aprovechables para su uso por parte del personal de Osakidetza, no sucede así con las mascarillas de la que solo se han podido reutilizar trece millones, mientras que el resto, 47 millones, tuvieron que venderse en subasta por 40.501 euros.

El consejero ha explicado que, tras la venta de las mascarillas, el balance económico de la operación para el Gobierno Vasco ha sido muy negativo, ya que ha perdido más de dos millones de euros, a los que habría que sumarles el coste del alquiler de las naves en las que se almacenó este material (entre 8.500 y 9.000 euros al mes), a lo que se suma el hecho de que la empresa adjudicataria tiene de plazo todo el mes de marzo para retirar la mercancía. Si no lo hace en ese periodo, tendrá que correr con los gastos de alquiler de la nave ubicada en el polígono de Arasur.

Bengoa ha insistido en que él no hubiese comprado el volumen adquirido por sus predecesores, aunque ha reconocido que se debe tener en cuenta "el contexto" del momento en el que se hizo. “Lo único que se me ocurre”, ha dicho el consejero, “es que los que lo hicieron que lo expliquen. Son ellos quienes tomaron decisiones muy distintas a lo que se estaba haciendo. A nosotros no se nos da información en el traspaso de carteras”.

Y es que , para el consejero, el volumen adquirido se trata de "cifras bastantes desmesuradas para Euskadi" y, como ejemplo, ha explicado que tocaba a 28 mascarillas por habitante en Euskadi, mientras que en otras comunidades se compraron montantes mucho más bajos (1,3 por habitante en Navarra, 6,3 en La Rioja, 10 en Galicia o 1,2 en la Comunidad Valenciana.

Asimismo, ha recordado que sus antecesores no le informaron de la existencia de esta "patata caliente" e incluso ha asegurado que los altos cargos que conocían esta decisión y que estaban todavía en sus puestos cuando él entró en el Departamento "no hicieron nada ni por informar ni por reconducir el proceso, que podría haber sido reconducido".

“Ni se informó de cómo se contrató ese expediente ni de que plazos había ni de si la entrega había sido o no inmediata. Se podían haber hecho sosas, pero para eso se tenían que haber hecho cosas que no se cumplieron” ha dicho a su vez Rivero, que ha añadido que “en el plazo de un mes se podía haber revertido el expediente para que 4 millones de mascarillas hubieran sido revertidos. Esto no se hizo. Tampoco se hizo dos meses después, cuando se podía haber anulado el pedido”.

Finalmente, Bengoa ha concluido asegurando que esta experiencia les ha servido para “tomar nota” y evitar caer en nuevos errores de este tipo en el futuro. “La responsabilidad de un gobierno es disponer de los medios adecuados para prevenir nuevas situaciones como esta, que debe quedar en manos de los expertos”, ha dicho.

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