“Tienen habitualmente una gran capacidad para alcanzar repercusión social y sensibilización en los distintos ámbitos para conseguir recursos para tratar a nuestros pacientes”, afirma



27 sept. 2013 14:28H
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Redacción. Sevilla
“Existen experiencias europeas en las que se incluyen los propios pacientes en movimientos asociativos para defender sus intereses y están dando buenos resultados”, ha comentado el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, Miguel Gutiérrez, en una mesa de debate centrada en ‘El papel de los pacientes y de las familias en salud mental’, celebrada en el XVII Congreso Nacional de Psiquiatría.

Jordi Giménez, de la Fundación Althaia; Miguel Gutiérrez, presidente de la SEP, y Guadalupe Morales, de la Fundación Mundo Bipolar.

Según ha indicado, “en España, históricamente, han sido las asociaciones de familiares de pacientes las que han cumplido un papel destacado cubriendo necesidades que, en ocasiones, la Administración no cubre. Han provisto clubes sociales, locales de reunión y prestaciones de diversa índole para sus asociados que, básicamente, siempre conducen a incrementar la funcionalidad de los pacientes desde el punto de vista de interacción con los demás”.

Ese tipo de prestaciones “complementan de manera clara los tratamientos médicos o psicoterapéuticos de los pacientes que padecen, fundamentalmente, enfermedades psiquiátricas graves”. “Es novedoso, por tanto, que en nuestro país comiencen a surgir asociaciones de usuarios de dispositivos de salud mental”, ha destacado, “como ocurre con las federaciones de usuarios existentes, por ejemplo, en Andalucía, Cataluña, etcétera”.

El presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría ha destacado también “el trabajo de otra asociación pionera en España, como es Mundo Bipolar y que funciona en todo el ámbito nacional e internacional”.

El objetivo de este impulso al asociacionismo es “potenciar la creación de un espacio en el que estas nuevas asociaciones de pacientes pongan encima de la mesa sus necesidades y objetivos, de tal manera que puedan generar acciones sinérgicas con las asociaciones de familiares de enfermos psiquiátricos”.

Ha llamado la atención sobre el hecho que supone que los pacientes, en muchas ocasiones, “no están en condiciones de representarse a sí mismos y, por ejemplo, aquellas asociaciones que representan a pacientes que padecen demencias graves y cumplen una función insustituible”.

Pero esto no ocurre así en todos los casos, ya que la patología psiquiátrica es muy “extensa y variada” y hay pacientes “que presentan trastornos que no afectan al juicio o a la razón y cuando se compensan, por lo que son perfectamente capaces de discriminar los problemas que tienen y defender sus intereses. Por lo tanto, hay situaciones distintas y, por lo tanto, habrá asociaciones diferentes, pero todas ellas tienen su papel y pueden potenciar la creación de sinergias para una mejor atención a las personas con enfermedad mental en su conjunto”.

Además, este tipo de estructuras asociativas “tienen habitualmente una gran capacidad para alcanzar repercusión social y ante las distintas administraciones, sensibilizando en los distintos ámbitos para conseguir mayores y mejores recursos para tratar a nuestros pacientes”.

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