El presidente del Colegio de Médicos de Toledo señala que es una obligación del gestor dialogar con las personas implicadas



23 jul. 2013 10:56H
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Ricardo Martínez Platel / Imagen: Miguel Ángel Escobar. Madrid
Luis Rodríguez Padial ha sido reelegido presidente del Colegio de Médicos de Toledo, al ser la que encabezaba la única candidatura que se ha presentado. En un momento delicado para la profesión,demanda que se tenga más en cuenta la experiencia de los profesionales sanitarios a la hora de tomar decisiones, ya que a su juicio, los facultativos deben aportar mucho a la gestión.

Luis Rodríguez Padial explica cómo están viviendo la crisis.

Tras salir de nuevo reelegido presidente del colegio, ¿cómo encara esta legislatura?
Para nosotros es un nuevo reto. No es lo mismo que la primera vez que accedes al colegio, sin conocer realmente cómo es por dentro. Entré, en su día, por responsabilidad. Es una profesión a la que he dedicado mucho tiempo y creo que también he obtenido muchas cosas, me gusta y es positivo que les des algo a tus compañeros. Accedí con esa ilusión. Hemos desarrollado una serie de proyectos que son interesantes. Algunos estaban previstos con antelación y otros han surgido por el camino. El objetivo en esta nueva andadura es profundizar en esos cambios que hemos querido introducir. Al mismo tiempo, vamos a intentar desarrollar algunas ideas nuevas. Hemos renovado parte de la junta directiva y lo que les he pedido es que aporten también nuevas sugerencias.

¿Cuáles han sido los proyectos que comentaba?
Hemos procurado desarrollar líneas de trabajo en varios aspectos. Por una parte, en relación con los colegiados, que son la base de la institución. Hemos intentado mejorar la comunicación, que es muy fluida a través de internet y se ha modernizado la página web. En definitiva, lo que hemos intentado es evitar desplazamientos. Se han creado comisiones y los colegiados se sienten integrados. Hay unos servicios y formación continuada, en colaboración con empresas que se dedican a eso. Un aspecto del que nos sentimos muy orgullosos es que hemos creado una unidad de apoyo a la investigación, que existía en el Hospital de Toledo, pero que con los recortes se quitó. Consideramos que es fundamental para una medicina moderna. También se han dado unas becas de formación en centros en España o fuera, tanto para residentes, como para adjuntos.

¿Cuál es el principal reto?
Hay un reto que ha sido sobrevenido, porque no lo teníamos planteado, como es hacer una nueva sede colegial y que ya está muy avanzado. El Colegio tenía un palacete en el casco histórico de Toledo. Me consta que presidentes anteriores intentaron ponerlo en marcha. Hace dos años, unas fuertes lluvias provocaron que aquello se empezara a caer. Entonces hubo que apuntalarlo y ponerse las pilas. Hemos desarrollado un proyecto muy bonito y que esperamos que esté dentro de un año. Allí se trasladará el colegio y será un edificio completamente nuevo, que nos permitirá dar más servicios a los colegiados.

¿Cómo se está viviendo desde el Colegio este contexto de crisis que está afectando al ámbito sanitario?
En nuestra región la crisis ha sido profunda y muchos compañeros han sido despedidos, lo que es un sufrimiento para el colegio. Al mismo tiempo, con frecuencia los políticos han querido ver a los médicos como responsables de la crisis en la sanidad. Hemos descubierto con sorpresa como en dos años,  el sistema sanitario público español, que era la joya de la corona, del que todos estábamos orgullosos y que muchísimos dirigentes extranjeros venían a ver cómo funcionaba y ver cómo se podía hacer tanto con tan poco, de pronto se convirtió en el desastre mayor y fuente de todos los males de la economía. Cosa que no era cierto, ni lo uno, ni lo otro. Cuando uno mira globalmente lo que España invierte en sanidad, estamos incluso por debajo de la media. Evidentemente, hay mucho que mejorar en la microeconomía. Los políticos consideran que la sanidad es el gran problema y han empezado a hacer cambios, unos con acierto, otros no tanto. Y la primera variación han sido las rebajas salariales globales. Unos han sido despedidos, a otros se les ha bajado el sueldo alrededor del 15 o 20 por ciento. La mayoría lo que hemos hecho ha sido trabajar siguiendo las directrices de los políticos, que serían, por tanto, los responsables.

¿Cuáles son las sensaciones que le transmiten los colegiados?
Los colegiados muestran una gran preocupación. Ahora parece que las cosas están un poco más tranquilas. Antes, cuando se querían los cierres de los PAC, se generó una gran tensión. Hemos llegado a situaciones en las que un médico, después de 20 años trabajando, tenía importantes dificultades económicas. Estamos expectantes, para ver qué orientación toman finalmente las decisiones sobre la sanidad. Hay inquietud.

El presidente del Colegio de Médicos de Toledo comenta la relación que mantienen con la Consejería.

¿Cómo es la relación con la Consejería?
La relación es cordial, aunque no es muy frecuente. Al consejero le vemos en diferentes actos, pero no hemos tenido ninguna reunión de trabajo con él en dos años. 

Ramón Ochoa, el nuevo presidente del Consejo Autonómico de Colegios Médicos, aseguraba que tienen derecho a que la Administración les escuche...
Si la Administración tiene el máximo interés en que la sanidad funcione, lo lógico es que hable con aquellas personas que llevan 20 o 30 años trabajando en la sanidad y que tenemos una trayectoria acreditada. No lo veo como un derecho, sino como una obligación del gestor el hecho de dialogar con las personas implicadas.

Hace unos meses, Consejería y sindicatos alcanzaron un acuerdo para definir en qué partidas se podría recortar. ¿Cuáles son los límites que creen que no se deben traspasar?
Los médicos debemos aportar mucho a la gestión, porque conocemos los aspectos y dónde se puede mejorar, pero también marcamos que hay unos límites, como son la calidad de la asistencia y las prestaciones que se dan. Me gustaría que hubiera más controles para conocer el impacto de las decisiones que se están tomando. El objetivo es gastar lo necesario, obteniendo el máximo beneficio. Ahí los médicos tenemos una perspectiva distinta a los políticos. Estamos obligados éticamente a tenerla. Los políticos tienen que cuadrar su presupuesto en dos, tres años. El médico debe pensar en la vida del paciente. Debemos ayudar al político a tener ese beneficio, pero pensando qué va a pasar después. Hay unos límites en los que deberíamos tener mayor información.

Una de las medidas más polémicas de los últimos meses, fue el cierre de 21 Puntos de Atención Continuada (PAC), ¿cuál ha sido la postura del Colegio en este asunto?
Los colegios adoptamos una postura crítica porque no habíamos recibido información y no se contó con nosotros, cuando probablemente, podríamos haber aportado datos de cómo se pueden reorientar mejor los recursos. En algunos casos puede ser razonable reestructurar la sanidad, pero no comparto como ha señalado el consejero Echániz que la sanidad huela a naftalina y fuera un modelo antiguo. Se puede mejorar, contando con voces autorizadas. De hecho, ha sido tal la presión que ha habido por la escasa información facilitada, que hasta los tribunales se lo echaron atrás. Si la gente hubiera sabido que iban a tener ambulancias, que incluso la atención podría mejorar en algunos centros,  hubiera sido diferente. Es necesaria una estrategia de mayor diálogo. Evidentemente, la responsabilidad es de los políticos, pero los colegios podemos actuar como consultores.

Recientemente se ha anunciado una inversión de 15 millones de euros para reducir las listas de espera, ¿cree que la solución puede pasar por aquí?
Las inversiones específicas pueden ayudar, pero al igual que sucedió con las peonadas de antes, que muchas cosas se derivaban sin pensar en la eficiencia del sistema, habría que pensar más en la modificación de la estructura.  Si trabajamos todos por mejorar la calidad, se está ahorrando un coste de un 20 o 30 por ciento. Hay que dotar infraestructuras. Se ha creado una burocracia en contra del ciudadano. Estos 15 millones no son la solución, que más bien pasa por mejorar la eficiencia y tener capacidad de respuesta para las necesidades de la población, porque esta medida no deja de tener un carácter puntual. Es un parche, porque puede ser una buena medida a corto plazo, pero hay que pensar más allá.

El presidente del Colegio de Médicos de Toledo, Luis Rodríguez Padial, y Ricardo Martínez Platel, redactor de Redacción Médica,
en la sede de Sanitaria 2000.

¿Cómo valora el colegio la posibilidad de un modelo colaboración público-privada?
Nos parece bien. En muchos puntos de España se está trabajando así. Entiendo que la gestión pública puede aprender bastante de la privada. Pero cambiar todo el sistema de una gestión pública directa a la privada es otra cosa. En este país hay un 30 por ciento de la asistencia que se presta por sistemas de gestión privada, pero de ahí a que aprovechando la crisis todo tenga que ser privado, porque es mejor, tampoco es cierto. Pedimos que se muestren los datos, pero las cifras no dicen eso. Algunos economistas de la salud señalan que no hay diferencias. Es más, las variaciones que existen son contrarias y la gestión privada no es necesariamente más eficiente.

Otro asunto polémico ha sido el Plan de Reordenación de Recursos Humanos.
Todo debe estar sujeto al cambio, pero siempre que sea razonable y aporte cosas. Me parece bien poner una parte de productividad variable en nuestro sueldo, pero también al resto de funcionarios.

En las últimas semanas los principales partidos políticos han arrojado diferentes datos respecto al cierre de camas en los hospitales durante el verano.
Nosotros lo vemos con preocupación. Da la impresión de que ofrecen datos como si fuera una campaña electoral, en la que cada uno utiliza las cifras en función de su propio interés. Por una parte, no hay nada malo en cerrar un número de camas en el verano. En ocasiones es una medida de gestión porque disminuye la demanda. Si el número de camas se dejan abiertas, cuando los médicos regresan de vacaciones para empezar a operar, se encuentran camas que han sido ocupadas por lo que tardan un mes en volver a operar a pleno rendimiento. Hasta ahí todo correcto. El problema surge cuando hay un cierre muy importante del número de camas en algunos centros. En el Hospital de Toledo no afecta demasiado, pero en el Hospital del Valle ya se han cerrado unas camas con antelación durante el año. Sé, por miembros del colegio, que en Talavera el cierre es muy importante. La cifra del 16 por ciento que dice el Sescam es cierta, pero ese dato está compuesto de extremos y en algunos lugares se ha alcanzado un 40 por ciento de camas cerradas.

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