La nutricionista Alejandra Parri explica como puede la alimantación condicionar al enfermo



1 mar. 2011 18:14H
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Redacción. Bilbao
El control de la alimentación del paciente oncológico contribuye a que “mejore su estado nutricional, su tolerancia a los tratamientos y su calidad de vida”, según ha explicado Alejandra Parri, nutricionista del Instituto Oncológico Baselga IOB Bilbao. De ahí que la terapia nutricional se a uno de los puntos que más se cuidan en este centro a la hora de establecer un tratamiento para los pacientes.

La terapia nutricional es una de las claves del tratamiento en el IOB

Tal y como explica la especialista, durante la enfermedad y el tratamiento, existen diversos factores y síntomas que dificultan la correcta ingesta y que afectan a la forma de alimentarse de los pacientes. Son frecuentes la presencia de náuseas y vómitos, dificultad para tragar, estreñimiento, descomposición, mucositis, falta de salivación, alteración en la percepción de los sabores, anorexia, depresión y astenia.

La terapia nutricional tiene como objetivos principales evitar la desnutrición y minimizar la pérdida de peso, estimular el apetito en caso de que sea necesario, mantener un buen estado del paciente, mejorar la tolerancia a los tratamientos antineoplásicos y favorecer su eficacia, e, incluso, mediante recomendaciones dietéticas, aliviar la sintomatología producida por los tratamientos que pueden dificultar la ingesta. “En definitiva, mejorar su calidad de vida”, apunta la experta.

Por todo ello, en el IOB se apuesta de una manera especial por ofrecer un  “soporte nutricional adecuado a cada paciente durante todas las fases de su enfermedad oncológica” indica Parri, “desde el diagnóstico, durante el tratamiento médico o quirúrgico y posteriormente”.

Pero, qué deben comer los pacientes con cáncer? Para la mayoría de ellos, explica Parri, se aconseja una dieta de fácil digestión, fraccionada y equilibrada. No obstante, tampoco hay que descuidar otros aspectos como el entorno en que se realizan las comidas, la presentación de los platos y los olores que estos desprenden, puesto que “muchos pacientes presentan alteración de los sentidos del gusto y del olfato”.

Totalmente personalizada

La dieta recomendada es diferente según la localización del tumor, el estadio y el tratamiento, por lo que es necesario establecer una pauta personalizada y adaptada a cada tipo de paciente. De hecho, el riesgo nutricional varía según el tipo de cáncer, presentando un alto riesgo los pacientes con un tumor de cabeza y cuello, abdominal o hematológico, un riesgo medio los localizados en el abdomen o pelvis y bajo los localizados en el tórax y próstata. De ahí que los pacientes, reciban un seguimiento nutricional personalizado durante todo el proceso oncológico.

No obstante, la alimentación no sólo es clave a la hora de tratar el cáncer, sino que tiene mucha incidencia en su prevención. Así, según la especialista del IOB Bilbao, la dieta más aconsejable para prevenir la aparición de un tumor es “una dieta variada, equilibrada, mediterránea, rica en frutas y verduras, pescado, aceite de oliva y frutos secos, y baja en grasas animales y alcohol”.
 

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