Jacinto Bátiz y Marcos Gómez Sancho, ponentes invitados



4 mar. 2013 13:44H
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Redacción. Zaragoza
El Colegio de Médicos de Zaragoza ha vuelto a a ser el punto de encuentro para la celebración del segundo Seminario de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica (PEC). Enrique de la Figuera, Presidente de la entidad médica colegial zaragozana, impulsora de la creación de esta cátedra junto a la OMC, ha sido el encargado de presentar la sesión. En sus palabras de bienvenida, y ante una masiva asistencia de público, De la Figuera se congratuló de que “el proyecto de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica, uno de los que con más cariño se ha trabajado en los últimos años desde el Colegio, haya conseguido tanta aceptación”.

Bátiz, De la Figuera, Gómez Sancho y Altisent.

Por su parte, el director de Proyectos Académicos de la Cátedra PEC, Rogelio Altisent  ha explicado que “los seminarios se seleccionan desde criterios de impacto profesional, impacto social y relevancia en el ámbito de la ética académica. Y desde estos tres criterios es evidente que el tema de hoy es uno de los asuntos más relevantes que tenemos entre manos”.

El jefe del Área de Cuidados Paliativos del Hospital San Juan de Dios de Santurce (Vizcaya) y ex secretario de la Comisión Central de Deontología de la OMC, Jacinto Bátiz, ha sido el encargado de ofrecer una respuesta a la pregunta de cómo han de cuidar los médicos al final de la vida desde la Ética y la Deontología. Bátiz ha señalado que “la atención médica al final de la vida debe evitar su prolongación innecesaria y debe evitar su acortamiento deliberado”. Desde un punto de vista absolutamente concernido por la pregunta, indicó que “si me preguntaran cómo me gustaría que me atendieran desde el punto de vista ético, cuando me encuentre en el trance del final de la vida, respondería de la siguiente manera: que no precipiten deliberadamente mi muerte, pero que tampoco prolonguen innecesariamente mi agonía, sino que me ayuden a no sufrir mientras llegue mi muerte”.

Bátiz ha insistido en que “la atención médica al final de la vida es un derecho del enfermo y una obligación deontológica del médico”. Asimismo subrayó que los médicos disponen del Código de Deontología Médica, con su capítulo VII sobre la Atención Médica al Final de la Vida. “Si lo conocemos y lo aplicamos estaremos cuidando al final de la vida desde la Ética y de la Deontología”.

Durante su intervención, Jacinto Bátiz se ha referido a cómo pueden los médicos hacerlo bien, satisfaciendo el derecho del enfermo. Así, afirmó, “hemos de librarle del dolor con la intensidad que precise su alivio, porque el tratamiento del dolor no es un cuestión opcional, sino un imperativo ético. Hemos de evitar aquellas pruebas diagnósticas y estrategias terapéuticas que en estas circunstancias de terminalidad ya no son útiles por lo que deberemos adecuar tanto el esfuerzo diagnóstico como terapéutico”.  También ha señalado el respeto de  los valores del paciente y sus voluntades anticipadas, así como la negación de aquellos tratamientos que el paciente considera inútiles.

Por su parte, Marcos Gómez Sancho, presidente de la Comisión Central de Deontología de la OMC ha mostrado a lo largo de su ponencia que “la atención a las personas, a los enfermos en el final de su vida requiere una formación técnica óptima, pero es un asunto que trasciende al aspecto estrictamente médico. Se trata de un fenómeno humano, espiritual, religioso, que se ha visto taducido en innumerables manifestaciones artísticas como son poemas y canciones. A traves de ellas muchas veces conocemos mejor el misterio de la muerte, y podemos acercarnos a ese momento en el que cambiamos a otro nivel de existencia, cualquiera que sea aquel que cada uno le quiera otorgar”.

 

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