Los pactos deben dejar de ser lineales y contemplar objetivos concretos de actividad



15 may. 2014 22:15H
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Cristina Mouriño. Madrid
Gestores y sindicatos coinciden en que los actuales sistemas de incentivos para los profesionales sanitarios implantados en las comunidades autónomas están agotados y son poco atractivos, por lo que se hace necesaria una nueva regulación que evalúe la calidad del servicio prestado y contemple otro tipo de incentivos, no exclusivamente el económico.

Mariano Guerrero.

La mayoría de los servicios autonómicos de salud han apostado por el complemento de productividad variable como herramienta para incentivar a sus profesionales y reconocer su rendimiento. Con motivo de la crisis económica al menos cinco autonomías (Cantabria, Castilla y León, Extremadura, Baleares y Murcia) han dejado de abonar este complemento.

En Andalucía y Cataluña se sigue retribuyendo pero al 50 por ciento de la cantidad inicial. Lo cierto es que como ocurre en otros complementos, como puede ser la carrera profesional, su aplicación es distinta en función de la comunidad en la que desempeñen su actividad. En su mayoría la percepción del mismo responde al cumplimiento de los objetivos pactados entre el servicio de salud y las gerencias de los centros, pero no existe un criterio común a la hora de fijar estos objetivos ni tampoco se evalúan los resultados.

Mariano Guerrero, catedrático de Gestión Sanitaria de la Universidad Católica de Murcia ha subrayado en una entrevista con Redacción Médica que “la productividad variable tiene que estar perfectamente relacionada con la calidad técnica del servicio prestado, la disposición y la disponibilidad de los profesionales”. “Si obtenemos resultados de calidad tiene que aperecer un incentivo porque si no se castiga al que lo hace bien”, ha añadido. Según señala, “el complemento de productividad variable, tal y como está planteado, no motiva a los profesionales”. “Ofrece poco atractivo”, ha indicado. A su juicio sería necesario que además del económico, se introdujeran incentivos para promover la participación de los profesionales, en la financiación de la docencia, para impulsar ayudas económicas con la finalidad favorecer la investigación, etc..

F. Miralles.

Por su parte, el secretario general de CESM, Francisco Miralles ha destacado que “lograr un buen modelo de incentivos es siempre bueno y lo venimos reclamando desde hace mucho tiempo”. Según ha explicado “el Ministerio de Sanidad ha planteado que una parte del salario de los médicos sea variable y vaya ligado a objetivos pero nosotros insistimos en que estos incentivos no deben encaminarse al ahorro económico sino a criterios de eficiencia y de calidad”.

“Hasta ahora los pactos sobre incentivos han sido lineales”, asegura, “y no medibles, cuando lo importante es evaluar y fijar objetivos concretos de actividad y calidad”. CESM concluye que los modelos autonómicos que aún perviven están “agotados” y que habría que apostar por un sistema que evalúe la calidad.
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