7 dic. 2011 17:09H
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“Pedimos encarecidamente que se pare la sangría de la deuda”

“A final de año veremos muchas empresas que no podrán aguantar más”

“Hay multinacionales que se plantean no vender en España hasta que se resuelva la situación”

Enrique Pita/Imagen: Diego S. Villasante, Adrián Conde. Madrid
El año 2011 ha sido muy complicado para las empresas de tecnología sanitaria. Werner Knuth, patrono de la Fundación Tecnología y Salud de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) va un paso más allá y lo define como “dramático”. El aumento de la deuda autonómica con las empresas y de los plazos de pago sobrevuelan esta entrevista, en la que Knuth aporta su visión sobre la situación y aporta ideas para mejorar el problema, como poner la cuenta a cero y que las administraciones empiecen a pagar sus nuevas compras en el plazo legal y afrontar la deuda hasta ahora generada con un plan de pagos a varios años.

El año 2011 está siendo complicado para la economía española, también para la industria de la tecnología sanitaria. ¿Qué balance hace de este año?

Este año ha sido terrible, tanto para la industria farmacéutica como para la industria de tecnología sanitaria. Por una parte los hospitales han adaptado su actividad al momento crítico que estamos pasando, en muchos casos han reducido su actividad, y esto lógicamente tiene consecuencias sobre la compra de nuestros productos. Esta decisión yo la apruebo, y la entiendo perfectamente, porque cuando se está en época de crisis todos tenemos que apretarnos el cinturón.

Lo que ha sido terrible es la morosidad, una situación que arrastramos desde hace dos décadas pero que este último año ha sido dramático, y creo que me quedo corto. En tres años hemos doblado el plazo de pago y en este año 2011 hemos pasado de una media de unos 250 días a unos 470 días, y como aún faltan noviembre y diciembre me temo que este dato aun será peor, porque los últimos dos meses del año siempre son los más dramáticos. Pero este año en junio o julio los hospitales ya habían consumido su presupuesto.

Todo esto se ha incrementado porque autonomías que hasta ahora estaban dentro de unos plazos razonables, que no legales, han incrementado también mucho su deuda, supongo que por las circunstancias que vive el país, pero también porque ven que a las que históricamente son morosas no les pasa nada y deciden no pagar los suministros.

Además, se ha unido la situación de los bancos. Durante los últimos años hemos ido superando los problemas de pago porque las entidades bancarias nos financiaban porque consideraban que la deuda autonómica era muy segura, por lo que no suponía ningún problema conseguir un crédito. Sin embargo, ahora acudes a los bancos y no financian nada, y si financian algo prefieren que sea a las autonomías antes que a las empresas, porque consideran que así es una relación directa.

Por tanto, muchísimas empresas están al borde de tener que cerrar. Nosotros en Palex Medical hemos hecho una proyección con los datos que tenemos. Si seguimos vendiendo lo que vendemos cada mes, que es menos que el año pasado pero sigue siendo mucho, y lo que cobramos cada mes por nuestros suministros, sabemos cuándo vamos a morir, y esto, para una empresa que nunca ha generado grandes beneficios pero que lleva más de 50 años en el mercado aportando soluciones fantásticas para la sanidad de nuestro país, que tiene 300 trabajadores, es muy triste, sobre todo estando bien dirigida.

¿Qué recursos le quedan a las empresas de tecnología sanitaria ante esta situación?

Primero llorar, llorar mucho, y suplicar. Pero claro, si no hay dinero, no hay dinero. Los bancos no quieren y nosotros no les podemos obligar. Ha habido sistemas como el confirming que han funcionado pero que en los últimos tiempos han dejado de tener efectividad en algunas autonomías, con lo que o buscas a alguien que quiera participar o comprar tu empresa o repito, a final de año veremos muchas empresas que no podrán aguantar más.

Es dramático, porque son puestos de trabajo de gente que lleva muchos años en el sector trabajando bien. Por lo tanto, gente que está hoy día trabajando y cotizando dejarán de trabajar, y familias que han dedicado toda su vida a este negocio de pronto lo van a perder todo.

En el caso de las multinacionales, que hasta hace un tiempo vivían este problema con relativa calma porque siempre tenían a su casa madre detrás que en momentos difíciles le facilitaban la financiación, por las conversaciones que voy teniendo con sus directivos, están tremendamente preocupadas y están recibiendo amenazas por parte de sus centrales de que tienen que dejar de vender en España, cosa que creo que es lógica, porque no pueden estar en España corriendo con este riesgo. En cualquier caso, esta demora en el pago también tiene la consecuencia de que estas multinacionales, que muchas veces son las que aportan nueva tecnología, traen a España sus innovaciones con retraso.

Decía que su empresa ha hecho una proyección de hasta cuándo puede ser esta situación sostenible. ¿El sector en su conjunto tiene también una cierta previsión en este sentido? ¿Se plantea el sector una fecha tope?

En Fenin hay una gran preocupación por la Ley de Competencia. Personalmente tengo siempre mis dudas de si lo estamos haciendo bien. Me parece muy bien que esta Ley especifique que no nos podamos reunir para marcar políticas de venta, ponernos de acuerdo en precios, etc. Sin embargo, toda la administración pública, que es casi un 80 por ciento de nuestras ventas, está incumpliendo la Ley de Contratación Pública que marca que a partir de 18.000 euros cualquier ente público tiene que comprar a través de concurso y le impone que cuando compre debe disponer del dinero y no lo tiene, pero no le pasa nada, se puede permitir el lujo incluso de tener el dinero el día que contrata pero luego destinarlo a otros efectos. Pero si nosotros incumplimos, cae sobre nosotros la ley.

“A final de año veremos muchas empresas que no podrán aguantar más”.

“Habría que pedirle al Gobierno que llegue que pare esta sangría”.

Vamos por el mundo presumiendo de una sanidad maravillosa, casi gratis, nos permitimos el lujo de invitar a mucha gente del extranjero a que venga a disfrutar de esta sanidad gratis, y sin embargo no pagamos a nuestros proveedores. Actuando así países mucho menos desarrollados que España podrían tener la misma sanidad si hiciesen lo mismo.

Desde distintos sectores económicos se reclamaba un cambio de signo político en el Gobierno central para que la economía se reactivara. ¿Alberga el sector de la tecnología sanitaria esperanzas o el precedente de las elecciones autonómicas, que pese a los cambios siguen ampliando su deuda, no permite esperar cambios?

En primavera, con las elecciones municipales y autonómicas, vimos que cuando los nuevos gestores abrieron los cajones se encontraron con cosas que quizá sospechaban pero no podían confirmar. Y fue terrible. Había habido muchos cambios de color en muchas autonomías pero el Gobierno central seguía siendo el mismo. Con este cambio que ha habido, personalmente tengo muchas esperanzas, porque al tener un mapa prácticamente azul (por el Partido Popular), espero que el Gobierno central haga algo si quiere evitar que varios centenares de empresas tengan que cerrar y la sanidad se quede sin suministro.

Lo que habría que pedir al Gobierno es que tome una primera medida, que sería simplemente parar la sangría. Hoy día las empresas, que ya están organizadas con créditos y con ayudas, están soportando la morosidad que tenemos, con autonomías que están rozando los 800 días de plazo de pago. Sería de agradecer que el Gobierno hiciera una primera inyección de dinero a la sanidad para parar el problema, y que a partir de ahora lo que se compre se pague a los 45 días como marca la Ley, y que lo que se debe hasta este momento se incluyera en un plan para en cuatro o cinco años ir reduciendo la deuda hasta dejarla a cero.

¿Esperan este gesto?

Sí, esto es lo que esperamos. Al ser el Gobierno central y la mayoría de autonomías del mismo color político, creo que podría irse en esta línea.

El 80 por ciento de los clientes del sector son las administraciones. El 20 por ciento restante supongo que es el sector privado. ¿Tiene también este problema?

El sector sanitario privado va por regiones. Por ejemplo en Cataluña están los hospitales concertados, que suponen un 60 o un 70 por ciento de las camas y mucha mutua. En Madrid también es un porcentaje importante, pero no tanto. Sea como sea, si la administración no paga a los hospitales concertados, ellos también tendrán, o tienen, muchas dificultades para pagarnos a nosotros.

Aún así, el sector privado está bastante mejor que el público, aunque no está en los 60 días que tiene de plazo para pagar, sino que alcanza 150-180 días. Este 20 por ciento en nuestro balance lo notamos porque rebaja el problema con el sector público.

En el caso de la industria farmacéutica, además de recortes, se han puesto en marcha iniciativas como la unidosis o la central de compras para intentar abaratar precios y reducir el gasto sanitario. ¿En el caso de la tecnología serían aplicables algunas de estas medidas?

Creo que cada uno en su trabajo tiene que procurar bajar los costes. Las empresas, cuando tienen una presión muy fuerte por parte del mercado buscan caminos para bajar el precio de sus productos, pero como empresa tiene que generar beneficios, ganar dinero, porque con esto pagará impuestos y podrá innovar, crecer, etc…

Todos aceptamos que el consumidor final apriete al suministrador para que le baje los precios. Esto es duro, pero precisamente por eso todo el mundo busca la forma de hacerlo mejor. A mí hay una cosa que siempre me ha preocupado del sector público, que es el concurso a tres o cuatro años, porque la empresa que gana uno de estos concursos dedica sus esfuerzos a producir y surtir este concurso, pero pasados esos años igual pierde el concurso nuevo y otra empresa tiene que empezar de nuevo, lo que conlleva para la primera empresa un enorme bajón. Si a esto le añadimos que en lugar de comprar de forma atomizada se compra por regiones o a través de una central de compras nacional, las empresas se encontrarán ante un problema enorme, por lo que creo que el Gobierno debería estudiar muy bien la situación antes de dar un paso de esta magnitud.

El Gobierno saliente ha intentado en sus dos legislaturas que España diera un salto en investigación. ¿Considera que el país es puntero en temas de innovación sanitaria? ¿Corremos el riesgo de dejar de serlo?

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