El catedrático de Patología y Clínica Médicas de la Universidad de Zaragoza señala que los pilares de la prevención son la reducción del sobrepeso y la obesidad, la reducción del consumo de tabaco y la reducción del colesterol



3 mar. 2014 10:39H
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Redacción. Zaragoza
El Aula Montpellier ha dedicado su sesión a la prevención cardiovascular. Para ello ha contado con uno de los mayores expertos, el profesor Civeira Murillo. En la presentación del acto, junto al director de la clínica, Alfredo Pérez Lambán, y el moderador José Bueno, ha participado el director general de Salud Pública del Gobierno de Aragón, Francisco Sancho, quien se ha referido a la estrategia alimentación y ejercicio físico saludable que persigue el gobierno autónomo aragonés, y ha manifestado el compromiso por impulsar “políticas que trascienden la educación”.

José Bueno, miembro del Aula Montpellier; Alfredo Pérez Lambán, director de Clínica Montpellier; Fernando Civeira, ponente de la sesión; Francisco Sancho, director General de Salud Pública del Gobierno de Aragón; y Manuel Bueno, presidente Real Academia Medicina de Zaragoza.

En este sentido ha señalado el reto que supone, en el ámbito universitario, que el 75 por ciento de los estudiantes no practique ningún deporte: “el gasto en educación supondrá un ahorro en sanidad”, ha señalado Francisco Sancho. A lo largo de su ponencia Fernando Civeira ha transmitido un mensaje optimista en cuanto a la prevención cardiovascular: “estamos caminando bien en esta dirección”, ha señalado. Sin embargo, Civeira ha reconocido que el 30 por ciento de los fallecimientos se producen por esta causa, que un 15 por ciento se produce antes de los 80 años y que un 30 por ciento de la población tendrá un evento cardiovascular grave.

Civeira ha reiterado que es necesario el esfuerzo, por parte de la sociedad, por controlar los factores de riesgo, por el control de los lípidos. “Nos debemos poner las pilas como sociedad”. Para ello, tal y como ha manifestado, hay que “abarcar a muchos más estratos de la sociedad porque hay que evitar el desarrollo de la enfermedad”.

Tal y como ha destacado Fernando Civeira, los pilares de la prevención son tres: la reducción del sobrepeso y la obesidad, la reducción del consumo de tabaco y la reducción del colesterol. En definitiva, se trata de evitar la enfermedad cardiovascular en fases iniciales. Para ello, las principales estrategias, según ha señalado, pasan por mantener un peso equilibrado y usar fármacos para reducir el colesterol como las estatinas, ya que “disminuyendo las cifras de colesterol, la enfermedad cardiovascular sería menos frecuente”.

El catedrático y profesor de la Universidad de Zaragoza,  ha incidido en que el futuro de la prevención cardiovascular pasa también por implementar “una estrategia poblacional similar a la que se viene realizando con el tabaco, pero con el peso y la actividad física".

Es decir, primar a las personas que mantienen una alimentación sana y equilibrada y que están activas físicamente, y penalizar socialmente al que no se encuentra en esas condiciones. En opinión del ponente en el Aula Montpellier, “hay que actuar de forma diferente con la obesidad”.

Según Fernando Civeira, se trataría de llevar a cabo “una estrategia social en la que intervengan muchos agentes, no solamente la clase médica”, ya que esta enfermedad supone «un problema de primera magnitud» de cara al futuro. Ello pasa por que en la sociedad cale el mensaje de que “mantener la salud es cuestión de autorresponsabilidad”. Y para ello, Civeira propone que “hay que empezar a tomar medidas que premien a los que se cuidan o estimular determinados comportamientos”.

“El ciudadano no puede dejar en manos del sistema sanitario y de la sociedad en su conjunto sus problemas. En el caso de las enfermedades evitables, el principal responsable de la salud es el individuo”, ha subrayado. Otra posibilidad, según el especialista, sería bonificar las tasas de la sanidad a aquellos pacientes que se cuiden, al igual que sucede ahora con los seguros de conducción. Para el catedrático, “en estos momentos se dispone del conocimiento suficiente para prevenir la enfermedad, y esta información fiable debe trasladarse a la población para que se conciencie”.  El objetivo, ha concluido, coincide con la función de los médicos, que no es otra que la de “conseguir que la gente muera joven lo más tarde posible”.
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